19 diciembre,2022 5:31 am

Nuestra selección

no usar ya

Florencio Salazar

No hay, pues, problema si no queremos ir a ninguna parte.

José Antonio Marina.

 

Argentina ganó a Francia el campeonato mundial de futbol en penales. Francia remontó a Argentina en el segundo tiempo al igualar el marcador en dos tantos. No hubo definición en el tiempo extra, donde cada equipo anotó un gol más, y la decisión final fue con tiros al marco.

El equipo de la marcha ciudadana derrotó al la selección oficial dos a cero. Un gol en el campo de la Ciudad de México y otro anotado en el conjunto de varias ciudades del país. La selección oficial no pudo remontar el marcador, pero sí obtuvo el reconocimiento al mejor goleador al aparecer el líder rodeado de una multitud, según reseña de The New York Times.

En el caso de la marcha y la contramarcha sigue el rol de juegos. Cada selección se adjudica el triunfo. La oficial quiere eliminar al árbitro acusándolo de parcialidad, no obstante que el mismo silbante reconoció su triunfo en la temporada pasada.

El líder de la contramarcha exige el control del árbitro, el campo de juego, las tribunas, el público y de los comentaristas. Quiere establecer nuevas reglas. En el noticiero deportivo mañanero, todos los días da su versión. Apoyado por su porra, maneja su propio juego de tarjetas. A los adversarios los tiene identificados y les ha sacado tarjeta roja pero estos necios se han negado a salir de la cancha.

Su equipo tiene jugadores sin entrenamiento ni suficientes facultades físicas. Los mantiene en la selección porque cumplen lo básico de toda organización: la disciplina. A uno que quiso hacer su propio juego le sacó tarjeta amarilla y le impide ir a los vestidores con los demás. El amonestado dice que la sanción demuestra que es un gran líder.

Antiguos partidarios de la selección oficial empiezan a abuchearla. Dicen que esperaban un espectáculo de calidad para satisfacción del público. Pero la selección oficial no escucha a las graderías. Su capitán no suelta la pelota y acusa al pasado de poner arqueros que impiden sus goles. De cualquier manera, el oficialismo mete zancadillas, patea espinillas, da empujones y quiere que se anoten a su favor los goles en contra.

Lord Mólecula, cronista de reconocida reputación, una y otra vez aplaude los aciertos de la selección oficialista. “Nunca hemos visto en la cancha –dice– un jugador superior a Pelé, Maradona, Ronaldo y Messi”. Está demostrado, en los recientes juego de exhibición en Venezuela, Bolivia, Perú y Rusia. El camarógrafo estrella se ha desmayado de emoción ante la presencia del gran capitán.

Empieza a perderse el colorido y la alegría de la afición mundialmente reconocida. En la misma cancha nacional ya aparecen hinchas: insultos, agua de riñones y reconocidas muestras de amor materno cada vez se hacen más frecuentes. Se caldean los ánimos. Los miembros de la FIFA (Fuerzas Inferiores Forzadas a Actuar) dejan hacer y pasar. La afición espera relevo en la selección oficial, pero no hay cambios. Solo substituciones de los que se van por su voluntad.

Hay reservistas que brillaron en el pasado. Ahora se desempeñan de aguadores. Ahí está Cárdenas, nieto del capitán que ganó el campeonato a la selección petrolera y De la Fuente, técnico en selecciones anteriores. Los experimentados delanteros Muñoz Ledo y Urzúa y la medio campista Clouthier, ante tanta regada, decidieron irse a las regaderas.

Aún cuando falta un tercio de tiempo para que acabe el juego, en la banca se han colocado los posibles substitutos del líder actual del oficialismo. Todos saltan el aro, hacen piruetas y malabares. Sobre todo, aplauden a rabiar al capitán ante el respetable como muestra de que seguirán su ejemplo.

El oficialismo ha puesta a la venta souvenir de su equipo. Su banderín tiene tres franjas verticales. Las de la izquierda y la derecha son de color guinda y la central negra. El escudo, en un fondo gris, es la serpiente estrangulando a una águila. Los souvenir de la contramarcha tienen el costillar de un caballo.

Como la selección del oficialismo actúa conforme a sus propias reglas, puede golear a la selección ciudadana. El estadio es virtual y siempre dispone de otros datos.