25 septiembre,2021 5:21 am

Nuevos umbrales de la calidad del aire

Octavio Klimek Alcaraz

 

El pasado miércoles 22 de septiembre fueron dadas a conocer las nuevas Directrices Mundiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la calidad del aire. Las Directrices no son vinculantes, pero sirven como guía para países. (https://www.who.int/es/news/item/22-09-2021-new-who-global-air-quality-guidelines-aim-to-save-millions-of-lives-from-air-pollution).

Conforme a los datos de la propia OMS, “se calcula que cada año la exposición a la contaminación del aire causa 7 millones de muertes prematuras y provoca la pérdida de otros tantos más millones de años de vida saludable. En los niños, esto podría suponer una reducción del crecimiento y la función pulmonares, infecciones respiratorias y agravamiento del asma. En los adultos, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares son las causas más comunes de muerte prematura atribuible a la contaminación del aire exterior, y también están apareciendo pruebas de otros efectos como diabetes y enfermedades neurodegenerativas. Esto sitúa la carga de morbilidad atribuible a la contaminación del aire en el mismo nivel que otros importantes riesgos para la salud a nivel mundial, como la dieta malsana y el tabaquismo”.

Estas Directrices son muy importantes para atender por el país, ya que los impactos económicos de la mala calidad del aire son considerables. Conforme a las Cuentas Económicas y Ecológicas de México 2019, que presentó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el pasado diciembre de 2020, se cuantificó que el costo en el año 2019 correspondiente a la contaminación atmosférica fue de 693 mil 760 millones de pesos, lo que representó el 2.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), el mayor costo ambiental en 2019. Debe señalarse que, conforme a las citadas Cuentas del 2019, la suma de los costos por el agotamiento de los recursos naturales y la degradación ambiental, representan un gran total de 4.5 por ciento del PIB. Es decir, los costos de la contaminación atmosférica representan el 62.2 por ciento de la suma total de dichos costos.

Para agravar más el asunto, el Inegi informó, además, que “en el periodo 2003-2019 el costo por la contaminación del aire aumentó anualmente en promedio 4.9 por ciento, siendo las principales emisiones contaminantes las partículas generadas por los vehículos automotores”.

Pese a ello, el Inegi señala en sus Cuentas 2019, que en dicho año se gastó tanto por el sector público como privado en la protección del aire-ambiente y clima 39 mil 939 millones de pesos (https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/StmaCntaNal/CtasEcmcasEcolgicas2019.pdf).

En pocas palabras, el dinero no alcanza y se tiene que reducir los costos de la contaminación del aire en México.

Dado que esta problemática es global, la OMS ha endurecido significativamente sus recomendaciones en las Directrices para los valores límite de contaminantes del aire, las anteriores Directrices datan del 2005. Nuevos estudios han demostrado fuertes efectos en la salud de la contaminación del aire. Las Directrices recomiendan nuevos niveles más estrictos de calidad del aire para proteger la salud de las poblaciones mediante la reducción de los niveles de los principales contaminantes del aire. su cumplimiento podría salvar millones de vidas. Estos nuevos valores de referencia son significativamente más estrictos que los valores de referencia aplicados actualmente en la Unión Europea (UE) y México.

En especial se hacen las recomendaciones para seis contaminantes de los que se dispone de los datos más recientes en cuanto a sus efectos sobre la salud: partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), ozono (O3), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y monóxido de carbono (CO), que además van a incidir en otros contaminantes perjudiciales.

Según la OMS, por ejemplo, la contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2), que los automóviles diesel emiten en particular en las áreas metropolitanas, en el futuro sólo debería ser de un máximo de diez microgramos por metro cúbico en lugar de los 40 anteriores. Según la directiva de la UE, actualmente se permiten 40 microgramos.

Además de la contaminación por dióxido de nitrógeno, la OMS también ha ajustado sus recomendaciones sobre material particulado. Se debe prestar especial atención a esto, ya que puede penetrar los pulmones y el torrente sanguíneo. El material particulado surge de los procesos de combustión en el tráfico, en la industria energética, en los hogares, en la agricultura y en los depósitos de residuos.

La propia OMS señala, que los riesgos para la salud asociados a las partículas en suspensión de diámetro igual o inferior a 10 y 2.5 micrómetros (µm) (PM10 y PM2,5, respectivamente) son de especial relevancia para la salud pública. Tanto las PM2,5 como las PM10 son capaces de penetrar profundamente en los pulmones, pero las PM2,5 pueden incluso entrar en el torrente sanguíneo, lo que afecta principalmente al sistema cardiovascular y respiratorio, así como a otros órganos. Las PM10 y PM2,5 son generadas principalmente por la combustión de combustibles en diferentes sectores, como el transporte, la energía, los hogares, la industria y la agricultura. En 2013, la contaminación del aire exterior y las partículas en suspensión fueron clasificadas como carcinógenas por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la OMS.

Para la contaminación por partículas en suspensión, la OMS había recomendado previamente diez microgramos por metro cúbico de aire de promedio anual con un tamaño de partícula de 2,5 micrómetros (PM2,5) y ahora ha reducido este número a cinco microgramos. El valor límite de la UE para partículas de este tamaño es de 25 microgramos por metro cúbico y en México de 12.5 microgramos por metro cúbico. Para el polvo fino con un tamaño de partícula de diez micrómetros (PM10), la UE permite incluso 40 microgramos por metro cúbico y en México es similar, mientras que la OMS ha vuelto a reducir el valor de referencia: de 20 a 15 microgramos.

La OMS ha hecho un gran énfasis, en que, con el esfuerzo por cumplir con estos niveles de referencia, los países estarán protegiendo la salud y mitigando el cambio climático mundial. Se debe comprender, que la contaminación del aire es una de las mayores amenazas medioambientales para la salud humana, junto con el cambio climático. Además, de que es evidente que el mejorar la calidad del aire hace una gran sinergia con los esfuerzos de reducción de emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero causantes del cambio climático.

Por ello, si se quiere proteger a las personas y el medio ambiente en México, debe hacerse un esfuerzo para reducir a la brevedad posible las emisiones de este tipo de contaminantes. Por un lado, se debe mejorar la calidad de combustibles, así como acelerar la migración a vehículos que no usen hidrocarburos. Además, de reducir el uso de combustibles como el combustóleo en las termoeléctricas y modificar procesos en general en aquellas industrias que emiten contaminantes a la atmosfera. Eso implica un gran esfuerzo de país, que esperemos se refleje en políticas públicas idóneas en todos los órdenes de gobierno.