19 febrero,2018 5:55 am

El obispo espera ahora saber el móvil del asesinato de los curas y una disculpa del gobernador

No es suficiente con que ya no se les criminalice, dice Salvador Rangel

Reprocha al gobernador el trato “ríspido y duro” que tuvo en una llamada telefónica y la campaña de “mala leche” en las redes sociales en su contra

En la reunión en Casa Guerrero también se trató el caso de las monjas de Chilapa y su anfitrión se comprometió a una investigación “fuerte”, revela

Quienes mataron a los sacerdotes no sabían de quiénes se trataba, afirma el arzobispo Leopoldo González

Pide que una vez “conocida la verdad de los hechos” del doble homicidio, “se actúe en justicia”

Espera ahora saber el móvil del asesinato de
los curas y una disculpa de Astudillo, dice el obispo

No es suficiente con que ya no se criminalice a los padres Germaín Muñiz e Iván Añorve, dice Salvador Rangel. Reprocha al gobernador el trato “ríspido y duro” que tuvo en una llamada telefónica y la campaña de “mala leche” en las redes sociales en su contra, que atribuye al vocero Roberto Álvarez. En la reunion en Casa Guerrero también se trató el caso de las monjas de Chilapa y su anfitrión se comprometió a una investigación “fuerte”, revela

Texto: Zacarías Cervantes y Claudio Viveros
Foto: Jessica Torres Barrera

Chilpancingo / Taxco (Guerrero). El obispo Salvador Rangel Mendoza declaró anoche que no está satisfecho con los resultados de la reunión con el gobernador Héctor Astudillo Flores a la que asistió con el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, el jueves de la semana pasada en Casa Guerrero. Advirtió que lo estará hasta que las autoridades aclaren el móvil del crimen de los sacerdotes Germaín Muñiz García e Iván Añorve Jaimes. También exigió que las autoridades digan quién los asesinó y que aprehendan a los asesinos.

Entrevistados después de las 7 de la noche, que cada domingo oficia en la iglesia de la Asunción de María, también dijo que espera una disculpa del gobernador por el trato “ríspido y duro” que recibió de él durante una llamada telefónica y por la campaña “de mala leche” en su contra, como se refirió a la difusión en las redes sociales de un video donde supuestamente recibe regalos del crimen organizado en Tlanicuilulco, y de una fotografía en la que aparece al pie de un helicóptero con otras personas en la comunidad de Los Hoyos, municipio de Tlacotepec.

Luego, a pregunta del reportero, advirtió que no se va a callar, como se lo pidieron de la Secretaría de Gobernación: “¿Cómo me puedo callar? Yo tengo que estar denunciando las debilidades, y espero que no se ofendan con esto, sino más bien que haya una toma de conciencia, un despertar de las personas. Mis declaraciones no son para perjudicar a nadie, y yo a nadie quiero perjudicar. No tengo ninguna ambición política ni económica, ustedes me conocen”, dijo.

Recién terminada la misa, y todavía ataviado con sus ornamentos de obispo en el interior del curato de la parroquia, Salvador Rangel habló de la reunión del jueves pasado en la residencia oficial Casa Guerrero con Astudillo, después de las diferencias públicas por el asesinato de los dos sacerdotes en Taxco y de los padres y la hermana de una monja de Chilapa.

Contó que el gobernador les dijo que la Fiscalía ha profundizado en las investigaciones y que llegaron a descubrir que las afirmaciones que se habían dado primero, de que los sacerdotes asesinados estaban involucrados con el crimen organizado, eran falsas, que por eso desecharon esa teoría y siguen investigando. “Dios quiera que pronto lleguen a las conclusiones”, clamó el obispo.

Dijo que el arzobispo González y él le pidieron al gobernador que encuentren a los autores del crimen de los sacerdotes, ocurrido la madrugada del 5 de febrero pasado en Taxco, “porque no solamente están ofendidas las familias de los sacerdotes, sino también nosotros como obispos. Todos los católicos reclamamos una solución y esperamos que pronto tengamos algunas noticias de quienes fueron los que ejecutaron el crimen”.

Salvador Rangel reconoció que por lo menos ya deslindaron a los sacerdotes del crimen organizado.

Sin embargo, dijo que no puede estar satisfecho “porque nos asesinaron a dos sacerdotes, es como si a usted le asesinaran dos hijos”, dijo. “No, yo no estoy satisfecho, hasta que me clarifiquen el móvil del crimen y quién los asesinó. Hasta que aprehendan a los asesinos”, insistió.

Informó que también surgió en la plática la otra teoría, en el sentido de que hubo un incidente en el baile, no con los sacerdotes, sino de otra persona que andaba “embriagada”, que empezó a maltratar a su mujer e intervino el padre, no dijo quién de los dos, para que ya no la siguiera maltratando. Agregó que las autoridades creen que eso originó el crimen. Pero insistió que él ha preguntado a las personas que estaban en el baile y a las cuatro personas que acompañaban a los dos sacerdotes, que le dijeron que no hubo ese incidente.

Rangel Mendoza agregó que esta explicación “de que fue un borrachito que andaba en mal estado y el padre intervino para que no maltratara a aquella mujer, yo no estoy seguro y no lo creo, tienen que investigar un poco más”.

El obispo declaró que también le dijo al gobernador que para él es una pena que las cuatro religiosas de Chilapa se hayan ido del Colegio Morelos por el asesinato del papá, la mamá y la hermana de una de ellas, que vivía ahí. Dijo que el gobernador prometió que haría una “fuerte” investigación sobre este caso.

–¿Suavizó el tono el gobernador? Usted había dicho que en una llamada telefónica fue ríspido y duro?

– Sí, ciertamente, ha habido una comunicación un tanto ríspida, como la llamada que me hizo él. Yo lo vi más atento, pero nunca se disculpó. Entonces yo le expresé que ojalá que hubiera un acercamiento, un diálogo a favor de la gente. De ninguna manera yo ando buscando situaciones difíciles, más bien, como Iglesia estamos dispuestos a cooperar, a poner todo de nuestra parte para que haya paz y tranquilidad en Guerrero.

– ¿Seguirá cuestionando la violencia que se vive en el estado y la actitud de las autoridades?

–Sigo insistiendo que debe haber un diálogo, un acercamiento. Porque todo mundo sabe cuál es el principio de esta violencia y yo creo que se puede sacar mucho, porque si usted escucha las declaraciones del vocero oficial del gobierno del estado, o las declaraciones de la Fiscalía, siempre dicen dos cosas: que murieron porque andaban de narcotraficantes o que murieron por las rivalidades de dos grupos y se les culpabiliza por andar en pasos inconvenientes, pero no se investigan los crímenes.

–¿Quedó abierto el diálogo?

–De hecho en la reunión no se programó nada, pero él (Astudillo) prometió que en cuanto fueran las investigaciones adelante, él nos va a comunicar directamente en qué estadio van las investigaciones. Yo de mi parte estoy abierto a dialogar, hablar. De mi parte no siento que esté haciendo una comunicación irresponsable, no por echarle o manchar la fama de Guerrero, pero no queramos tapar el sol con un dedo. Hay situaciones difíciles y porqué no afrontarlas serenamente, porqué no reconocer las deficiencias que se tienen, como también reconocer los logros que se están haciendo.

El reportero consultó si siente que disminuyó la tensión que había entre él y el gobernador después de la reunión, y respondió: “Es un sentimiento que yo tengo, siento la pena de esos sacerdotes que asesinaron, y siento la pena de que me dejaron 700 niños abandonados de momento en Chilapa. Esa es la preocupación y continuamente las personas hablan conmigo, de que hubo secuestros y asesinatos de sus padres, de sus hermanos o de sus hijos. Es una preocupación que yo tengo como obispo.

Siguió: “No sé si usted recuerde la palabra episcopo, significa el que vigila, y esa es mi tarea: vigilar por el bienestar espiritual pero también civil, religioso y social de las personas.

–Usted denunció que de Gobernación querían callarlo, pero que a ver quién se cansa primero ¿seguirá adelante?

– Es que nosotros siempre tenemos que denunciar el mal. Esas políticas de que me hablen de Gobernación y que me digan que me calle, son injusticias, ¿cómo me voy a callar por el asesinato de esos dos sacerdotes? ¿Cómo me voy a callar por el asesinato del papá, la mamá y la hermana de la religiosa donde están perjudicando a la sociedad, son niños, es lo más sagrado que tenemos?

Y advirtió: “Tengo que estar denunciando las debilidades y espero que no se ofendan con esto, sino más bien que haya una toma de conciencia, un despertar de las personas. Mis declaraciones no son para perjudicar a nadie, y yo a nadie quiero perjudicar. No tengo ninguna ambición política ni económica, ustedes me conocen”.

El obispo dijo que también reclamó al gobernador por el video que le sacaron en las redes sociales, de la misa que ofició en Tlanicuilulco, “porque a mí me dijeron que el vocero (Roberto Álvarez) es el que lo había dicho. Yo les digo: este es el pectoral que yo uso, es el normal, el ordinario, me lo dieron en Taxco, y este es el anillo del episcopado, ustedes me han visto que yo no ando con excesos ni nada”, dijo mostrando los ornamentos que traía puestos durante la entrevista y en referencia al video en el que ciudadanos de Tlanicuilulco le regalan un báculo y un pectoral de plata.

Se quejó que por ese video lo acusaron de que se los regaló el crimen organizado y dijo: “De ninguna manera, vayan, allá está el párroco y están las gentes que me regalaron esas cosas. No son lujosas, pero siempre hay gente de mala voluntad y gente de mala leche. También le dije al gobernador que no estaba de acuerdo que me estuvieran embarrando en el crimen organizado. Eso se los deje bien claro”.

Dijo que además se quejó por la fotografía, que, igual, se difundió en las redes sociales en donde aparece al pie de un helicóptero en Los Hoyos, municipio de Heliodoro Castillo, que dio pie para que lo acusaran de que quien lo trasladó en la aeronave fue el crimen organizado.

“Le dije clarito que fui a celebrar la misa por la fiesta de San Isidro, fui a hacer las confirmaciones, yo no ando en otros pasos.

–¿Pero no se disculpó?

–No se disculpó para nada. Espero que algún día lo haga.

Por la mañana, el obispo Rangel ofició una misa en el santuario de la comunidad de Tecalpulco, al sur de Taxco rumbo a Taxco el Viejo, a la que llegan miles de fieles con motivo de las fiestas del primer viernes de cuaresma.

El término de la misma se refirió a los mismos temas de la entrevista nocturna en Chilpancingo.

Declaró que si las autoridades “no hacen justicia, yo voy a seguir hablando, porque estoy defendiendo la vida de los sacerdotes, la vida de los ciudadanos, la vida de los guerrerenses. Yo creo que tenemos ese derecho de expresión, que ellos se molesten es otra cosa, pero si ellos hablan con verdad y están dispuestos a cooperar, pues nos asociamos para buscar la verdad, el bien y la paz de Guerrero. Pero yo no voy a permitir injusticias”.

Enfatizó que está dispuesto a dialogar, a platicar para atender esta situación, que “los políticos sean mis amigos, no lo son, son de conveniencia y cuando les sirve uno. Cuando no les sirve uno, lo mandan a la patada. Más bien he visto en muchas relaciones dolo y traición”.

De lo que sucedió en la fiesta en Juliantla, dijo por la mañana que “absolutamente no hubo ningún incidente” y que los aacompañantes de los dos secerdotes asesinados “me llegaron a decir que el padre Germaín nunca tomó, nunca se movió y hasta le decían que qué aguado andaba, y eso contradice la versión primera que se dio” por parte del fiscal Javier Olea Peláez.

Luego, en alusión a lo que dijo el fiscal de que en la fiesta estaban diversos grupos del crimen organizado de Guerrero, Morelos y Estado de México, el obispo dijo que “ciertamente en la primera versión del fiscal dijo que había drogas, incluso el señor arzobispo preguntaba (en la reunión con el gobernador) que si entraron con armas o no, y ellos dijeron que no (…) que las armas las podían tener en sus carros es otra cosa, pero en el baile tampoco hubo armas”.

También dijo que “todo mundo se retrata conmigo y yo, para que se retraten, no les pido el IFE, no sé ni quién se retrata, soy persona pública y saben que fui a la fiesta de San Isidro, no fui a otros asuntos, simplemente fui a la misa y a la confirmación” y aseguró que el vocero Roberto Álvarez difundió el video en el que aparece en Tlanicuilulco “yo tengo que ir a todos los lugares, que si Tlanicuilulco es algo especial para el narcotráfico, pues a nosotros no nos interesa. Nos interesa llevar los sacramentos, el evangelio, estar cerca de la gente”.

Rangel Mendoza se sinceró, al decir que en este contexto de violencia sí siente miedo, “claro que a mí me da miedo, cuando voy a otros estados me siento más seguro fuera que dentro de Guerrero. Ustedes saben que tengo que ir seguido a la zona de los narcotraficantes, yo me siento más seguro con ellos, que andando en medio de policías federales y de soldados”.

Cuestionó que con la presencia de militares y federales haya mejorado la situación de seguridad en Guerrero, porque las estadísticas dicen que no y hay que analizar qué está fallando, las autoridades lo saben, como él también.

Reiteró que en el crimen organizado hay de todo, y diferenció entre narcotraficantes, sicarios y grupos más violentos, “también ellos tienen sus razones y eso es fruto de la corrupción (…) están fuera de la ley, pero son personas. Podemos hablar, podemos dialogar, mirarnos a los ojos y juntos trabajar por la paz en Guerrero”, tal como ha mostrado su disposición para interceder y cooperar en ese sentido, y de manera no oficial lo ha hecho para mediar entre los distintos grupos, para que dejen de atacarse y no cometan tantos asesinatos.

Quienes mataron a los sacerdotes en Taxco
no sabían de quiénes se trataba: arzobispo

Desvincular a los curas asesinados de los grupos criminales fue el tema que hablaron en la reunión con el gobernador Héctor Astudillo, informa Leopoldo González en conferencia de prensa. Pide que una vez “conocida la verdad de los hechos” del doble homicidio, “se actúe en justicia”

Texto y foto: Mariana Labastida

Acapulco, Guerrero. El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, consideró que quienes mataron a los sacerdotes Germaín Muñiz García e Iván Añorve Jaimes, en Taxco, no supieron a quiénes asesinaron, e insistió en la necesidad de que sea conocida la verdad de los hechos para hacer justicia.

De la reunión del jueves que tuvieron él y el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, con el gobernador, Héctor Astudillo Flores, González González dijo que ésta tuvo como tema central el asesinato de los dos sacerdotes, el informe donde les desvinculó de algún grupo criminal y sobre la búsqueda del bien común, que indicó, es lo que une a las instituciones.

También se refirió al Día Mundial de la Justicia Social, la cual, aseguró, se logra fortaleciendo al Estado y la participación de la sociedad. Expresó que para que las comunidades colaboren de manera consciente y libre en su desarrollo, en “donde han recurrido al cultivo de estupefacientes, se tenga la infraestructura y se encuentren alternativas de producción, que les permitan vivir de manera digna”.

En la conferencia de prensa dominical, el arzobispo se refirió por primera vez al caso de los dos sacerdotes asesinados en Taxco el 5 de febrero. En el documento que leyó, el prelado expuso con “dolor de aquel que le han arrebatado a un ser querido” que quienes asesinaron a los curas no sabían quiénes eran.

“Por los testimonios de las personas que acompañaban a los padres, pienso que quienes los mataron no supieron a quiénes asesinaron. Esto nos hace sentir muy vivo que cada homicidio destruye a alguien único, insustituible. Es un daño muy grave a toda la humanidad”.

González González reiteró que es necesario que se conozca la verdad de los hechos y se actúe en justicia, no sólo porque la impunidad es un abono al crimen y del delito, sino porque quien sea el responsable requiere ser ayudado para no que no siga haciendo daño. “Este actuar de quienes tiene a su cargo el cuidado del bien común es fundamental para proteger a la comunidad que les ha sido confiada. Ahora es la misma petición: que conocida la verdad de los hechos, se actúe en justicia”.

Reiteró el llamado a la conversión a quienes asesinaron a los sacerdotes, así como a quienes han sembrado tanto sufrimiento y muerte en la ciudad y el estado. A la población la convocó a no perder la esperanza, por difícil y dolorosa que sea la situación de violencia e inseguridad. “La violencia no se destruye con más violencia”, y retomó el llamado del papa Francisco a dejar de lado el resentimiento, la ira, la violencia y la venganza.

El sacerdote manifestó que así como lo ha hecho en otras ocasiones, envía palabras de consuelo a quienes han perdido a sus familiares por asesinatos o ejecuciones, así lo hizo con las familias de los dos sacerdotes, “hemos recibido muchas muestras de cariño y solidaridad”.

Consultado respecto a la reunión con el gobernador Héctor Astudillo, se limitó a decir que tuvo como centro el asesinato de los dos sacerdotes, así como en el trabajo que los une, que es la búsqueda del bien común. Si solicitaron seguridad especial, “el mejor mensaje que podemos dar a la comunidad es caminar como la comunidad”.

Acerca de si quedó satisfecho con el encuentro y la información que le dieron, González González acotó que el comunicado que se emitió ese mismo día, en el cual se deslindó a los sacerdotes de vínculos con algún grupo criminal, fue del que hablaron en la reunión.

A pregunta sobre si después del asesinato de los padres y de la familia de una religiosa en Chilapa, modificarán su trabajo, el arzobispo dijo que en todas partes y todos corren riesgos, a veces más grandes, a veces menos, y que no ha mirado una línea por la cual se cambie el ministerio.

Ante el fenómeno de que la mayoría de los sicarios son jóvenes, el arzobispo llamó a las familias, a los padres y hermanos de estos a convencerles de dejar ese camino. Se admiró de “cómo ha llegado a ser en la mente de algunos jóvenes, el imaginario de bienestar el causar daño a otras personas”.

En su comunicado dominical, el arzobispo habló del Día Mundial de la Justicia Social, el cual se conmemora hoy, cuyo objetivo es hacer conciencia de la “necesidad y la urgencia de construir un mundo más humano y justo para todos”. Planteó que se requiere en el estado y el país un compromiso más firme con la justicia social, ante la situación dolorosa de violencia e inseguridad.

Por un lado, construir las condiciones elementales de confianza y de seguridad, las fuerzas públicas con su intervención oportuna, en la investigación y presencia para disuadir a quienes hacen el mal y al mismo tiempo construir condiciones de prevención y desarrollo.

Afirmó que la educación es vital, en ella han de ayudar las escuelas, iglesias y medios de comunicación, cuya colaboración, recalcó, es necesaria para fortalecer las maneras de superar las confrontaciones y priorizar el dialogo para la paz”.

González González leyó el número 59 de la Exhortación Apostólica del papa Francisco, en el que manifiesta que hasta que no se revierta la exclusión y la inequidad dentro de la sociedad y los distintos pueblos, será imposible erradicar la violencia.

“Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad –local, nacional o mundial– abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz”.

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