11 diciembre,2023 4:41 am

Otis y el cambio climático; una primera llamada

 

María de la Luz Núñez Ramos

 

Doy por sentado que, a la fecha, todas y todos en México estamos suficientemente informados acerca de los daños ocasionados por el huracán Otis en los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez, estado de Guerrero. Por tanto, no abundaré en datos y cifras al respecto.
El posicionamiento que ofrezco al Pleno en esta ocasión, se centra más bien en las causas que originaron un huracán atípico que escaló, en menos de 12 horas, de tormenta tropical a huracán categoría 5; un huracán que, por la masa de agua, por su velocidad de desplazamiento y el poder de sus vientos, con rachas de más de 300 kilómetros por hora, fue catalogado por el Centro Nacional de Huracanes de Miami como huracán mayor de categoría 5 Catastrophic.
Fue tan intempestivo su desarrollo, que en un primer momento sorprendió hasta a los expertos del clima y los fenómenos atmosféricos a nivel mundial, dado que no había registro de un meteoro de tales características en las últimas décadas. La pregunta obligada giraba en torno al porqué de tan abrupta evolución. La respuesta fue inmediata, clara y contundente: la elevada temperatura de las aguas oceánicas en el Pacífico.
Yo les invito a que vayan pronto a un destino de mar y se metan al agua. Podrán constatar por sí mismos que está más caliente que en años pasados. Y es que el calentamiento global y el cambio climático no son cuentos chinos, ni especulaciones catastrofistas ni calenturas intelectuales de científicos locos.
No, compañeras y compañeros, el calentamiento global y el cambio climático son rudas y crudas verdades de una dramática realidad que muchas personas no pueden o no quieren ver ni entender.
Ahora bien, si la singularidad del #HuracánOtis fue resultado de la elevada temperatura de las aguas oceánicas, y ésta fruto del calentamiento global y del cambio climático, ¿cuáles son las causas de estos dos últimos fenómenos?
Lo diré de manera resumida y simple: la contaminación ambiental, en todas sus vertientes, y la depredación de bosques y selvas a todo lo ancho y largo de la superficie terrestre. Y es aquí a donde quiero llegar.
Queridas y queridos compañeros, estamos acabando con nuestros bosques. No vayamos más lejos, en Michoacán se pierden, año con año y por diversas causas, 700 mil hectáreas de coníferas, que son las especies vegetales que más carbono capturan y más agua y oxígeno producen.
La captura de carbono contrarresta las emisiones nocivas de gases contaminantes y ayuda a reducir el volumen de los gases efecto invernadero, que en la práctica fungen como calentadores de la atmósfera y con ello constituyen los principales catalizadores del calentamiento global y por ende del cambio climático.
Sobre el agua y el oxígeno no hace falta ofrecer datos ni argumentos que evidencien su carácter de vitales e imprescindibles para la vida humana y para la vida animal y vegetal; vamos, para todo ser viviente en el planeta.
Por ello es inaplazable que volvamos la vista a nuestros bosques, de manera especial a los bosques del Oriente, que son los que producen el agua que Michoacán aporta al Sistema Cutzamala en razón de 15 metros cúbicos por segundo, equivalentes a 15 mil litros. Hablamos de la estratosférica cifra de 480 mil millones de litros de agua al año, sin que a la fecha y a más de medio siglo, nuestro estado reciba la mínima retribución por parte de la Ciudad de México y de la entidad mexiquense.
Traigo a la memoria que el Congreso de Michoacán envió el 21 de diciembre de 2021, hace ya dos años, y a propuesta mía, un exhorto al gobernador para que iniciara un diálogo y las negociaciones pertinentes con esta intención. Exhorto que no ha sido atendido de manera satisfactoria.
En esta ocasión, y desde esta soberana tribuna, de manera respetuosa y atenta, en pleno apego y consideración a la republicana división de poderes, se lo recuerdo.
Hoy, compañeras y compañeros diputados, nos encontramos en una verdadera situación de riesgo. Las presas están apenas al 39% de su capacidad de almacenamiento. El déficit calculado ronda el 50% a causa de la sequía y del saqueo. Apenas el pasado 10 de noviembre, la Cobagua y el jefe de Gobierno de la Cdmx, Martí Batres, informaron que tendrán que aplicar una reducción del suministro de agua proveniente del Sistema Cutzamala en el abastecimiento del Valle de México, pasando de 12.2 a 9.2 metros cúbicos por segundo, con lo cual se verán severamente afectadas 12 demarcaciones de la capital del país, incluidos municipios mexiquenses conurbados. Esto, debido a la crisis que se registra en el Sistema Cutzamala.
La crisis hídrica es real y se yergue amenazante sobre la existencia misma de la especie humana. Sí, porque este fenómeno es mundial; no es privativo de nuestro país ni tampoco únicamente de nuestra entidad.
El gobierno estatal ha reconocido que la sequía afecta a 111 de los 113 municipios y ha presentado un plan de acción, mismo que reconozco y aplaudo. Pero el problema del agua, a mediano y largo plazo, y a fondo, no se resolverá con obras e inversiones de infraestructura de conducción, de distribución, o de cuidado y mantenimiento.
Debemos entender, con todas sus letras, razones y consecuencias, que el agua es producida por los bosques en sus ciclos naturales. Y estos y los mantos acuíferos que generan ya no pueden soportar la sobreexplotación, el saqueo de que son objeto.
Por ello se requiere, y con carácter de extrema urgencia, una política silvícola con alcance a un mínimo de 15 años y criterios de plantación de bosque mesófilo templado.
Con esta finalidad es que propongo la apertura de un rubro especial en el Presupuesto de Egresos del Estado de Michoacán de Ocampo, suficiente y con recursos propios para elaborar un programa integral que incluya aportación del capital semilla y la inversión en viveros, producción o adquisición de planta de variedades endémicas y adecuadas a cada microrregión, para la plantación anual de 50 mil hectáreas durante cinco años, hasta completar las 250 mil que son los bosques del Oriente, que, como ya he dicho, son los que alimentan al Sistema Cutzamala, que a su vez provee un tercio del agua que es consumida en los valles de México y Toluca, donde habitan, viven y trabajan, cerca de 20 millones de personas.
En este sentido, renuevo el exhorto a nuestro gobernador Alfredo Ramírez Bedolla para que encabece las gestiones ante los gobiernos del Estado de México y de la Cdmx, con el objetivo de que se retribuya a Michoacán, particularmente a los dueños y titulares de los Bosques de la Monarca y de todo el Oriente, un centavo por cada litro de agua consumido por los habitantes de ambas entidades, de acuerdo a los registros de Conagua; centavo que deberá ser destinado a inversión productiva de bosques, a programas sociales como el mismo programa del Cutzamala de Conafor, y a los correspondientes programas de bienestar de los titulares de los bosques. Insisto, se trata de que nos retribuyan un centavo por litro consumido.
Las tres entidades: Michoacán, Edomex y la Cdmx están gobernadas por autoridades provenientes de Morena. He aquí un reto y una buena prueba de nuestra vocación por la vida. En caso de que los beneficiarios se resistan, Michoacán deberá ejercer su soberanía e imponer el pago correspondiente.
¿Saben ustedes lo que representa cerrar las compuertas en Tuxpan y en Zitácuaro? Ninguna dificultad. Los Pueblos del Agua han sido especialmente prudentes y solidarios, pero no nos quieran seguir viendo la cara de ovejas dóciles o de bueyes mansos. Podemos ser bravos; tan bravos como sea necesario.
Compañeras y compañeros diputados, les invito, de manera respetuosa y cordial, a que hagan eco de éste que ya es un clamor, el clamor de los pueblos del agua; clamor que nos apela directa y elocuentemente a la vista de los fenómenos naturales cada vez más poderosos y destructores que nos acechan.
Les recuerdo un dato con sustento científico: si la temperatura media de la superficie terrestre se eleva dos grados centígrados más, no sobrevivirá la vida microscópica.
Otis fue una primera llamada; una estruendosa y aterradora primera llamada.
Fíjense, qué contradicción tan curiosa, qué escenario tan absurdo, tan kafkiano:
O morimos por falta de agua y oxígeno, o morimos por el exceso de agua y vientos huracanados.
Otis deja saludos…, recuerdos y premoniciones… No desoigamos la voz de la naturaleza.
¡Muchas gracias por su atención!

* Posicionamiento de la diputada local por Morena en la sesión del Congreso de Michoacán del 17 de noviembre de 2023.