29 agosto,2020 9:21 am

Otorgan a la escritora portuguesa Lídia Jorge el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances

Sus textos nacen “no del estante de libros, sino del pueblo”, dice la autora europea luego de saber el veredicto. Vendrá a México a recibir el galardón “si la pandemia lo permite”, dice en entrevista

Ciudad de México, 29 de agosto de 2020. La escritora portuguesa Lídia Jorge obtuvo el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2020.

Una literatura a “ras de suelo” de una escritora que se ha preocupado por relatar la “epopeya doméstica” de su país.

“Hay escritores que escriben desde la cultura y la erudición, leen mucho porque quieren responder a otros escritores, yo también lo hago pero mi escritura nace del suelo, nace no del estante de libros, sino del pueblo, de la gente que veo, mis vecinos”, respondió Lídia Jorge en entrevista tras anunciarse el fallo del jurado.

El máximo galardón que otorga la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara reconoce “una carrera literaria marcada por la originalidad y sutileza de su estilo, la independencia de criterio. Una inmensa humanidad”.

El jurado falló por mayoría en favor de la novelista, poeta, ensayista y dramaturga, considerada una de las principales voces de la literatura portuguesa.

A nombre del jurado y en conferencia virtual, la crítica Anna Caballé ponderó “la altura literaria con la que su obra novelística retrata el modo en que los seres individuales se enfrentan a los grandes acontecimientos de la historia”.

Lídia Jorge recibió la noticia con sorpresa y gratitud.

Dotado con 150 mil dólares, el máximo galardón le será entregado el 28 de noviembre.

Al respecto, Lídia Jorge confirmó su viaje a México “si la pandemia lo permite”.

Contó que en abril pasado falleció su madre a causa del Covid-19 y a ella le prometió escribir un texto llamado Misericordia.

“En este momento la literatura me parece que es un acto de resistencia absolutamente indispensable”, resaltó.

Lídia Jorge también ha abordado el lugar de las mujeres, uno de los temas de su obra junto con la adolescencia, la descolonización y la emigración.

“Mis ojos y oídos escuchan a las mujeres como símbolo de toda una sociedad, la vida diaria, la vida cotidiana, la gente que se pregunta ¿por qué soy pobre? ¿por qué soy víctima? ¿por qué estoy en esta vida?”, explicó.

En su relación con México afloran tanto los muralistas como como la obra literaria de Juan Rulfo y Carlos Fuentes.

En español han aparecido Noticia de la ciudad silvestre, El fugitivo que dibujaba pájaros, El jardín sin límites, La costa de los murmullos, Los tiempos del esplendor, Los memorables y Estuario.

La estoica Lídia Jorge

En su obra, la escritora portuguesa Lídia Jorge (Boliqueime, 1946) atiende a los otros, se olvida de su cuerpo y sicología para llevar a las páginas de sus libros la “pequeña epopeya” de la gente.

Recibió la noticia del galardón en la casa de campo de su familia, al sur de Portugal, al pie de una montaña frente al mar, a donde suele ir a escribir.

“Una gran felicidad”, compartió la escritora, quien, al ser notificada, vio disiparse las nubes blancas en el cielo, tornándose púrpura y oro.

Al teléfono, la novelista habla en entrevista de ese modo estoico de ser de los portugueses, huella de la dictadura, de su dificultad para hablar en voz alta en un país donde persiste el miedo a la demostración cívica de la opinión, donde la gente no muestra lo que siente, una vida secreta que ha sido materia de su literatura.

“Nosotros somos muy estoicos, los portugueses; sufrimos y no decimos. Cada familia tiene sus secretos escondidos, sus miserias escondidas, pero todos los domingos hace una especie de demostración de que son capaces de sobrevivir”, responde la escritora.

Señala la constatación de dos países: uno visible y otro subterráneo, una dualidad anímica que, dice, no es privativa de los portugueses sino compartida por las sociedades pobres, las sociedades reprimidas por dictaduras o sistemas que no toleran la libertad de expresión.

En Portugal, añade, aun hay miedo de la expresión cívica de la opinión.

En su novela Los memorables se ocupó de la Revolución de los Claveles en Portugal de 1974, la sublevación militar que terminó con 40 años de dictadura. Su protagonista es Ana María, una periodista que regresa a su país para filmar un documental 30 años después a partir del testimonio de un grupo de revolucionarios que aparecen junto a su padre, también periodista, en una vieja fotografía.

“(La literatura) me ha permitido hablar en voz alta y hablar no simplemente por mí sola sino también por mis vecinos, de la gente cerca de mí. Me da una gran alegría cuando la gente me dice: ‘Ese personaje es como mi madre o como yo’, o ‘usted ha encontrado las palabras que yo quería decir’. Cuando me dicen eso, siento que lo que hago tiene un sentido”.

El jurado del galardón, que alcanza su 30 edición, ponderó la humanidad de la escritora al aproximarse a temas como la descolonización, el lugar de la mujer y la emigración.

Desde sus primeras obras se convirtió en una de las mejores autoras contemporáneas de Portugal. La costa de los murmullos ocupa un lugar aparte en la historia de la literatura de lengua portuguesa, en la medida en que aborda el tema de las guerras coloniales desde una perspectiva femenina. En la novela, la violencia del conflicto político y militar repercute en el ámbito doméstico, situación que es narrada con una mirada aguda por la protagonista.

“Su forma de acercarse tanto a los temas tratados en su obra (la adolescencia, la descolonización, el lugar de la mujer, la emigración, los sujetos de la historia) como en la presentación de los personajes que la protagonizan”, fueron valores tomados en cuenta para la decisión, dijo la española Anna Caballé en representación del jurado.

Jorge es la heredera de una tradición literaria, la portuguesa, reconocida por su estética, la delicadeza de su poesía, una profunda nostalgia (saudade, le llaman en portugués) y también por la denuncia, tanto del pasado colonial como por los traumas propios, principalmente por la represión interna de la dictadura de António de Oliveira Salazar. Lídia Jorge ha sido laureada con los principales premios literarios de su país y forma parte de esa amplia y rica cultura literaria lusa que ha dado a la escritura universal nombres como los de Fernando Pessoa y José Saramago.

Poco conocida aún en el mundo literario latinoamericano, el premio FIL abre camino a Jorge, cuyas obras son muy valoradas en países como Francia y Alemania, donde en 2006 le fue entregado el Premio Internacional de Literatura Albatroz, de la Fundación Günter Grass, por el conjunto de su obra. Jorge es considerada una cronista de su tiempo, dado que en sus obras refleja las crisis políticas, económicas y sociales que han golpeado a Portugal. Licenciada en Filología Románica por la Universidad de Lisboa, fue profesora de secundaria en Angola y Mozambique durante la guerra colonial. De aquella experiencia surgió La costa de los murmullos, publicada en 1988, obra que la confirmó como una de las grandes escritoras lusas. Jorge es una constante candidata al Nobel de Literatura. “El premio FIL es un factor esencial para la difusión de la escritura de los galardonados”, dijo Ricardo Villanueva, rector de la Universidad de Guadalajara.

“Mi escritura nace del suelo, de la tierra, del pueblo, de la gente que veo, que ha atravesado la vida”, ha explicado Jorge. “Mi país es muy singular, lo que hago es relatar una epopeya doméstica de Portugal. Ese cambio que ha ocurrido de un país que se creía imperial y que era pobre”. De hecho, en el fallo leído por la escritora Anna Caballé, el jurado ha destacado lo que considera “el realismo brutal” de la obra de Jorge al narrar las consecuencias del colonialismo portugués. Sobre ese pasado Jorge ha dicho hoy: “Soy hija de colonialistas, pero no soy culpable de lo que ha ocurrido. Quiero construir un futuro sin odio”.

Literatura, acto de resistencia

En estos tiempos de pandemia, Lídia Jorge refuerza su convicción respecto a la literatura: “Es un acto de resistencia absolutamente indispensable”.

Su madre falleció en abril pasado por el Covid-19, y la escritora cuida de su jardín en la casa de campo al sur de Portugal que antes perteneció a sus abuelos. Le prometió escribir un texto que llamará Misericordia.

“Hoy el hombre es el hospedero y el huésped es el Covid. No sabemos cómo se comporta, tiene millares de letras su genoma, es sigiloso”, dice.

Esperanza en una versión presencial de la FIL

Lídia Jorge acudió a la FIL en 2018, como parte de la delegación de Portugal.

A tres meses de su arranque, con fechas programadas del 28 de noviembre al 6 de diciembre, el presidente ejecutivo del evento libresco en español más importante del mundo, Raúl Padilla, confió en llevarla a cabo de manera presencial.

Anunció que a finales de septiembre se hará una última valoración, aunque los indicios son alentadores, dijo en conferencia de prensa, dado que en Jalisco no ha habido un “mayor incremento” en el número de contagios y hospitalizaciones.

“Hay un número de confirmaciones suficientes para una feria presencial”, insistió.

Texto: Érika P. Buzio / Agencia Reforma y Redacción de El Sur / Foto: Agencia Reforma