2 agosto,2021 5:41 am

Para corrernos la tercera ola

Silvestre Pacheco León

 

El escritor futurista estadounidense Alvin Toffler en su libro de 1980 sobre la tercera ola hace referencia al movimiento del océano para imaginar la manera de avanzar que registra la humanidad.

La tercera ola para el escritor judío fallecido en 1980 inicia en 1955 y llega a 1970, y se refiere a la revolución industrial cuya característica es que impulsa la producción agrícola e industrial mediante el crecimiento de la productividad, tema que dio para el debate sobre la contradicción entre la mayor concentración de la riqueza y expansión de la pobreza.

La metáfora de la ola tampoco la usaremos para referirnos al acelerado aumento de contagios porque vuelve al tema de que al final todos nos contagiaremos por las naturales y obligadas respuestas que tenemos de volver a reactivar la industria para ocupar los puestos laborales que se perdieron en la primera ola de julio del 2020 y se determina la vuelta a las clases presenciales para distender la enorme presión acumulada en el sector juvenil condenado al encierro.

Pero lo que se ha confirmado de las bondades que tiene la vacuna es la drástica caída en el número de fallecimientos lo que confirma como acertada la medida del gobierno federal y lo obliga a continuar de manera acelerada la campaña de inoculación porque ese es el camino.

Mientras la campaña de vacunación sigue adelante llegó para los mexicanos el momento de mostrar que está madura la democracia, que del voto cada tres y seis años para firmar en blanco el cheque a nuestros gobiernos, ahora hemos pasado a opinar sobre uno de los temas relacionados con el combate a la corrupción y el fin de la impunidad.

La consulta, independientemente del número de participantes que votaron por el sí o por el no, constituye un ejercicio que tiene valor en sí mismo porque nos obliga a voltearnos a ver para confirmar que somos una sociedad que está pendiente de la realidad que vivimos y que tiene una postura frente a los problemas, pero también porque confirma que aún con nuestras diferentes formas de pensar estamos en el mismo ánimo participativo aportando para el futuro nuestro propio proyecto para los demás. En horabuena!

Siguiendo la metáfora para el recuento de los hechos que forman la coyuntura, la tercera ola más allá de la pandemia es precisamente la que está contenida en el discurso presidencial para conmemorar el natalicio del Libertador de América, el general Simón Bolívar.

El cuadro del festejo no pudo estar mejor pensado por el lugar escogido, el Castillo de Chapultepec, por los artistas, escritoras e invitados especiales miembros de la Comunidad Latinoamericana y el Caribe, conocida como Celac.

El poderoso, visionario y soñador general caraqueño montado en su caballo blanco volvió a nacer por el escenario creado para conmemorarlo reconociendo la importancia de la causa a la que ofrendó su vida, América libre y unida.

Fue Isabel Allende, la escritora, peruana de nacimiento, chilena y con nacionalidad estadunidense, de ascendencia hispano portuguesa, emparentada con el mártir socialista de Chile, Salvador Allende, autora de La casa de los espíritus, su novela más conocida, quien contextualizó en un discurso magistral la ceremonia, para hablar tanto de la vida de Bolívar como de la actualidad de su lucha, enfatizando en el derecho de los pueblos a experimentar por sí mismos el futuro que sueñan para sus hijos en plena libertad.

Enfática en tener una visión continental orientada por el progreso igualitario de las naciones y sus habitantes sin olvidar las agresiones y sufrimientos padecidos en el camino, abrió el paso para el discurso más visionario y sugerente de Andrés Manuel López Obrador quien habló de la coyuntura mundial en la que estamos obligados a ver la oportunidad que se nos presenta y que podemos aprovechar si actuamos en comunidad.

Se refirió a la agresión permanente y sistemática que Estados Unidos ha sostenido contra Cuba, pretendiendo rendirla por hambre como abuso de su fuerza porque nunca superó el hecho de que un pueblo insignificante de apenas 7 millones de habitantes en los años sesenta hubiera contenido su invasión.

Fue un reconocimiento que el presidente mexicano hizo al pueblo cubano, solidario con todos los países del mundo donde ha llevado sus brigadas médicas para ponerse en la primera línea de los contagios combatiendo el coronavirus. Cuba la de la Nueva Trova que ahora no puede seguir con su campaña de vacunación porque le faltan cosas elementales como las jeringas requiere el apoyo solidario contra la miserable actitud del demócrata Joe Biden quien además de promover las manifestaciones en la isla ha tomado nuevas medidas drásticas para que los familiares de cubanos que viven en el exterior no puedan mandar las remesas porque ahora son parte del embargo.

Por eso el presidente mexicano propuso para el pueblo cubano el premio de la dignidad anunciando el envío de medicina, material médico, alimentos y combustible sin que nos preocupe la reacción norteamericana por esa acción solidaria en ejercicio de nuestro derecho como nación independiente.

Sin embargo en este caso humanitario hay quienes en vez de demandar solidaridad con el pueblo cubano y apoyo material para su causa buscan argumentos en contra para demandar el uso de la fuerza aunque sepan que eso generaría un conflicto militar de grandes consecuencias, con el argumento de que la gente tiene hambre, porque se niegan a respetar el derecho de los cubanos a la resistencia pero ellos proclaman una intervención militar norteamericana como si la guerra fuera una postura humanitaria, pues todos saben que el sufrimiento del pueblo cubano se debe a una inmoralidad que no tiene justificación porque ningún gobierno tiene derecho a dictar la conducta de su vecino por el solo hecho de que tiene la fuerza.

Pero el escenario es más amplio, ahora el mundo está inmerso en una intensa guerra por el control de los mercados frente a la cual el imperio, en una reedición de la doctrina Monroe de “América para los americanos” está exaltado por la creciente presencia de las potencias asiáticas en el continente que le disputan las ventajas de disponer de la mano de obra barata de nuestros pueblos.

Es ahora cuando tiene sentido ofrecer al gobierno norteamericano una política de mayor integración para actuar como bloque económico regional para beneficio de todos, restándole poder a la vía militar que contradice la propia doctrina de la autonomía de los mercados.

En esta coyuntura es que a nivel caribeño se está creando la opción de reflexionar y revisar el papel de organismos anquilosados e injerencistas, sometidos a Estados Unidos, para replantear una integración continental que unifique a las naciones para operar con fuerza frente a la disputa de los mercados que se vive entre las potencias mundiales, eso significaría correrse la tercera ola mirando la coyuntura mundial que obliga a la integración.