13 mayo,2021 9:39 am

Para la serbia Marina Abramovic el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2021

Reconoce el jurado su trayectoria “en permanente cambio” en el performance, que “ha dotado a la experimentación y a la búsqueda de lenguajes originales de una esencia profundamente humana”

Acapulco, guerrero, 13 de mayo de 2021. La artista serbia Marina Abramovic, con una carrera de más de cinco décadas, fue distinguida este miércoles con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2021, al que optaban 59 candidaturas de veinticuatro nacionalidades.

Abramovic subvierte el lenguaje y ha hecho del performance y del videoarte su vía para expresarse. El premio es, según el acta del jurado, un reconocimiento a una trayectoria artística “en permanente cambio” y con un trabajo que “ha dotado a la experimentación y a la búsqueda de lenguajes originales de una esencia profundamente humana”.

Abramovic (Belgrado, 1946) es una artista que explora los límites del cuerpo y la mente a través de performances arriesgados y complejos, “en una constante búsqueda de libertad individual”, según la crítica, empezó su trayectoria profesional en los años setenta.

Entre sus principales obras se encuentra la serie Ritmos, Lips of Thomas, Balkan baroque y La artista está presente, esta última realizada en 2010 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, donde estuvo sentada inmóvil en una silla 716 horas durante tres meses y miraba fijamente a los ojos a los visitantes.

Tras estudiar en la Academia de Bellas Artes de Belgrado y completar sus estudios de postgrado en Zagreb, abandonó Yugoslavia y se instaló en Amsterdam, donde conoció al artista alemán de performance Uwe Laysiepen, fallecido el año pasado.

Con él empezó a colaborar explorando los conceptos del ego e identidad artística, las tradiciones de sus respectivos patrimonios culturales y el deseo del individuo por los ritos.

En 1988 decidieron hacer un viaje espiritual, The great wall walk, con el que concluiría su relación, donde caminaron por la Gran Muralla china, comenzando cada uno por el extremo opuesto y encontrándose en el centro para darse un último abrazo.

Después de sus primeras actuaciones en solitario, Ritmo 10 (1973), Ritmo 5 (1974), Ritmo 2 (1974) y Ritmo 0 (1974), y tras conocer a Ulay, ideó con él una serie de trabajos en los que sus cuerpos creaban espacios adicionales para la interacción con la audiencia: Relation in space, Relation in movement y i.

En 1997 presentó la pieza Balkan baroque en la Bienal de Venecia, por la que recibió el León de Oro a la mejor artista.

Ocho años más tarde, presentó en el Solomon R. Guggenheim Museum (Nueva York) Seven easy pieces con el que en siete noches consecutivas recreó los trabajos de artistas pioneros del performance en los años 60 y 70, además de dos obras propias, Lips of Thomas y Entering the other side.

En el año 2010 se inauguró en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) una gran retrospectiva de su obra que incluyó registros en video desde la década de los 70, fotografías y documentos y una instalación cronológica con la recreación por actores de acciones realizadas previamente por la artista.

Además, incluyó la presentación más extensa realizada por Abramovic: El artista está presente, en la que pasó 716 horas y media sentada inmóvil frente a una mesa en el atrio del museo, donde los espectadores eran invitados por turnos a sentarse frente a ella, mirándose a los ojos, para compartir la presencia de la artista.

En 2013 se estrenó el documental sobre esta retrospectiva, La artista está presente, dirigido por Matthew Akers, que fue nominado a mejor documental en el Independent Spirit Awards 2013 y recibió el Premio del Público al mejor documental en el Festival de Cine de Berlín 2012.

De esa experiencia surgió la idea para crear el Marina Abramovic Institute (MAI), un centro de arte situado en Hudson (Nueva York) en el que se realizan todo tipo de actos culturales, talleres y exposiciones relacionados con el performance y el arte contemporáneo.

En 2011 estrenó Life and death of Marina Abramovic, con montaje de Robert Wilson, un cruce entre el teatro, la ópera y el arte visual.

Cinco años después, publicó su autobiografía Walking through walls (Derribando muros) y en 2018 debutó como directora de escena operística en la obra Pelléas et Mélisande en la Ópera de Flandes.

En 2020 estrenó Seven deaths of Maria Callas, un montaje operístico en torno a la figura de la diva de origen griego, mismo año en que la Royal Academy of Arts programó una retrospectiva sobre la obra de la artista serbia, que tuvo que ser pospuesta a 2023 debido a la pandemia de Covid-19.

Condecorada con la Cruz de Comendador de Austria y doctora honoris causa por la Universidad de Plymouth (2009), Abramovic ha recibido, entre otros premios, el León de Oro al mejor artista en la Bienal de Venecia (1997), el Niedersächsischer Kunstpreis (2003), el New York Dance and Performance Award (2003) y el Cultural Leadership Award de la American Federation of Arts (2011).

Texto: Redacción