9 octubre,2023 5:11 am

Persisten asentamientos irregulares cerca del río Camarón a pesar del Paulina

 

Se cumplen 26 años del huracán que de acuerdo con el Atlas de Riesgo 2021 provocó 123 muertos, 200 desaparecidos, así como 5 mil viviendas destruidas

 

 

Acapulco, Guerrero, 9 de octubre de 2023. A 26 años del huracán Paulina que dejó decenas de muertos y desaparecidos, vecinos de las colonias Zapotillo y Palma Sola denunciaron que persisten los asentamientos irregulares cerca del río de El Camarón en las partes altas del anfiteatro de Acapulco, lo que representa un riesgo en las lluvias.

Entre las 2 y 6 de la madrugada del 9 de octubre de 1997 “se registró la mayor precipitación histórica en el puerto de Acapulco; en cinco horas se recibió el equivalente a la tercera parte de la lluvia promedio anual”, indica el Atlas del Riesgo 2021 del Ayuntamiento de Acapulco.

 

Testimonios

María de los Ángeles Pérez Pacheco veía la tele una noche antes en su casa de Palma Sola y escuchó que en el noticiero de Javier de la Torre se dijo que el huracán Paulina se desvió a Oaxaca, “entonces nosotros nos quedamos confiados”.

A las 3 de la mañana “empezó a hacer un aire bien fuerte y se fue la luz. Nos despertamos y la corriente era muy fuerte de acá abajo, pero en cuestión de segundos se hizo, haz de cuenta una tromba”, relató en la sala de su hogar al que llegó desde 1987.

Con sus hijos resguardados, escuchaba como caían las piedras y el lodo era arrastrado con una “peste fuerte”. Había mucho ruido y la lluvia se les empezó a meter por el baño, pero María logró tapar el hoyo.

La familia trató de dormir, pero no pudo por el temor del agua. Pasaron las horas y María empezó a oír ruido en la calle a las 8 de la mañana porque subían y bajaban sus vecinos. Los primeros heridos aparecieron y los trasladaron a la casa de una maestra mientras esperaban a los socorristas.

Aunque las cifras siempre han fluctuado, el Atlas de Riesgo 2021 establece que el huracán Paulina provocó 123 muertos, 200 desaparecidos, así como 5 mil viviendas “totalmente destruidas, daños considerables” en 25 mil hogares y cerca de 300 mil personas “quedaron sin hogar y se registraron daños por 80 mil millones de pesos”.

“Desgraciadamente hubo unos asentamientos humanos que se hicieron en el arroyo. Cuando no llueve se ve como playa, como monte. Pero cuando llueve ese arroyito se vuelve un cauce enorme”, dijo María sobre la causa de tantas víctimas.

Eran hogares nuevos, casas de material sencillo: todo sepultado por las rocas enormes que rodaron por el deslave. María relató varios casos de personas que conoció y están muertas o desaparecidas, como la vecina que le vendía productos de la marca Avon y cuyo cuerpo nunca fue encontrado. Otra pareja y sus dos hijos vivían cerca del arroyo y no pudieron salir de su casa, “la corriente fue muy rápido, allá arriba se quedó sólo el piso”.

Otros casos fueron más cruentos, como el del maestro del que sólo se encontró su cuerpo, y su mamá con la que vivía tampoco apareció. Pero también hay historias extraordinarias como la de un bebé que sobrevivió porque quedó enlodado en alguna parte, contó Demian Vangelis Tejeda Pérez, uno de los hijos de María y que tenía 14 años en 1997.

“Eran asentamientos nuevos y ahora ya están, y si ustedes se dan la vuelta, está peor. Luego dicen, no estén pensando, no pasa nada, Paulina no va a haber”, contó María con un dejo de reclamo de cómo ha crecido su colonia después del huracán.

 

Asentamientos irregulares en zonas de alto riesgo

En la misma ruta que lleva a la casa de María, pero unos 100 metros más arriba, se encuentra el centro de salud y el sitio de las camionetas Urvan, toda esta parte no existía en 1997. Alrededor están decenas de casas y de la calle principal al arroyo se camina unos 50 metros. Se observan algunas construcciones que apenas están en proceso porque las varillas están puestas.

“Metros abajo hasta ahí eran los límites, pero ya la gente se fue de vicio, que agarraban que pa’l hermano, que pa’l tío, se fueron al cerro, empezaron a desgajar cerros”, lamentó.

El Sur visitó estas partes altas de El Veladero el sábado a mediodía, estaba nublado, pero aún no comenzaba el aguacero que cayó en la noche, al igual que un día antes.

El Atlas Digital de Riesgo muestra 104 zonas de “alto riesgo” hidrológico en Acapulco. Una de estos sitios marcados como manchas rojas sobre el mapa del municipio, es la bifurcación que lleva a la derecha a la casa de María y a la izquierda a la de José Juan Valdez, de la colonia Zapotillo. Para llegar a esta última colonia se tiene que cruzar un estrecho puente vehicular, que apenas y está por encima del arroyo. La orilla por donde baja el agua está ocupada por la construcción de casas.

“Aquí había quedado como alto riesgo, toda el área, de aquel lado del centro de salud también, pero ahorita hay gente en el mero arroyo, no entiende”, dijo José Juan, que recogió cadáveres por el Paulina. El año pasado fue delegado de Palma Sola y aseguró que el Fideicomiso Acapulco marca como límite una casa blanca que está un poco arriba de la suya.

Antes del Paulina, José Juan ya tenía 11 años viviendo en esta casa de Zapotillo, el hogar de toda la vida de su esposa. Aquel 9 de octubre “llovía muchísimo, yo pensaba en la noche que no se iba a acabar, yo ya quería que amaneciera, pero yo nomás veía y no dormimos, mi suegro se tuvo que venir acá, mi cuñado vivía más allá”.

El andador del señor José Juan lleva a uno de los brazos del río El Camarón, a unos 80 metros de su casa. Hay un sencillo puente de metal y al cruzar empieza lo que se conoce como Palma Sola del lado de Santa Cruz, explicó Demián durante el recorrido que ofreció en la zona, quien notó el aumento de la corriente del agua por la lluvia reciente. El acomodo de las enormes piedras forman pequeñas pozas que animan a nadar.

“El arroyo pesado es el de allá abajo y pienso que nunca va a llegar arriba a la casa. En Paulina no subió tanto, el arroyo llega a crecer unos 25 metros de ancho. Llovió mucho, pero el arroyo no creció tanto”, contó José Juan, quien pausó la construcción de un pequeño nicho para la virgen a lado de su miscelánea para platicar.

José Juan y su familia no consideran dejar su hogar y tampoco sus vecinos, “la gente ya tiene un patrimonio, irse sería difícil porque es volver a empezar”. Además, los vecinos de esta parte alta de Acapulco, –detrás está el cerro de El Encinal donde hace unas semanas se encontraron 17 cuerpos enterrados en fosas clandestinas–, son privilegiados porque no sufren por falta de agua en sus casas como en muchas colonias del municipio, “yo por ejemplo todo el año tengo”.

 

Texto: Ramón Gracida Gómez / Foto: Carlos Carbajal