12 julio,2024 8:00 am

Pide el Centro Minerva Bello que los grupos delictivos pacten una tregua

 

Chilpancingo, Guerrero, 12 de julio de 2024. El director, sacerdote Filiberto Velázquez Florencio, llama a las autoridades y organizaciones de la delincuencia organizada a frenar la ola de violencia en el puerto

El director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello, (Centro Minerva Bello), Filiberto Velázquez Florencio, llamó ayer a las autoridades y organizaciones de la delincuencia organizada a frenar la ola de violencia en Acapulco.

Aunque reconoció que el problema es complejo “por los negocios de los grupos delictivos que tienen en el puerto y porque son múltiples los factores”, dijo en un mensaje videograbado.

“En los últimos días se ha vivido una intensa jornada de violencia especialmente en Acapulco, una ciudad en donde la violencia no ha dado tregua después de lo que sucedió con el huracán Otis, y para nosotros es triste y preocupante lo que sucede”, dijo el sacerdote y activista en materia de derechos humanos.

Explicó que la violencia que se vive en Acapulco no significa que los pactos y treguas que se han logrado en otros territorios no estén funcionando, “porque si se ve el índice de los delitos de alto impacto, por ejemplo en la zona Centro, en la zona Norte o en la Sierra, disminuyeron considerablemente”, destacó.

Reconoció que en estas regiones no se ha logrado una paz deseable, “pero si una paz posible que se logró alcanzar y que sigue vigente aún después de la jornada electoral del 2 de junio, que fue violenta en algunos lugares”.

Según el prelado, la violencia electoral no afectó en las zonas donde hubo pactos entre los grupos delictivos “porque se mantuvieron los canales de comunicación abiertos y el respeto de los acuerdos que se lograron entre las partes”.

Velázquez Florencio declaró que se quisiera que en Acapulco se replicaran estos pactos y acuerdos entre los grupos delictivos para lograr la paz, “pero los actores son diferentes y nuestro trabajo está limitado a una región geográfica específica y lamentamos que sucedan estos hechos”.

El prelado llamó a las autoridades y a los mismos grupos de la delincuencia organizada a frenar la ola de violencia, que, dijo, “es un tema complejo por los negocios de los grupos que están en el puerto y el contexto, que implica ser la población más numerosa del estado y la ciudad más rica del estado”.

Reconoció que en Acapulco, a diferencia de otras ciudades del estado, son múltiples los factores que originan la violencia, como por ejemplo, el trasiego por esa ciudad de la cocaína que viene de Centroamérica “que por ahí entra”.

El director del Centro Minerva Bello, deseó que haya una solución pronta.

Al sacerdote, quien también es el responsable de la Casa del Peregrino en Chilpancingo, se le atribuye haber logrado una tregua entre los líderes de los grupos delictivos Los Tlacos que encabeza Onésimo Marquina Chapa, El Necho, y Los Ardillos, de Celso Ortega Jiménez.

El diálogo que logró el sacerdote entre ambos grupos delictivos en febrero pasado disminuyó la violencia en la capital del estado y en localidades vecinas como Petaquillas, Tixtla y Zumpango.

Texto: Zacarías Cervantes