3 septiembre,2018 6:53 am

Piden a AMLO una política de Estado de 25 años para el desarrollo de la ciencia

Texto: Yanireth Israde / Agencia Reforma/ Foto: Cuartoscuro
Ciudad de México, 3 de septiembre de 2018. Universidades y centros de investigación del país piden al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, la aplicación de una política de Estado que trascienda los ciclos sexenales y perfile un horizonte de 25 años, como lo mandata la ley en la materia.
“El objetivo consiste en modificar el rumbo seguido por el país y que se tomen las decisiones inaplazables para mejorar el bienestar de la población, mediante el desarrollo integral de la nación”, exponen en el documento Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación 2018-2024, entregado por el rector de la UNAM, Enrique Graue, a López Obrador el 22 de agosto en el Palacio de Minería.
“Los procesos en ciencias son de largo plazo, y tener políticas sólo a seis años hace que sea muy difícil consolidarlos”, explica en entrevista José Mustre de León, director del Cinvestav, una de las instituciones que suscribe el documento.
“En el pasado” –añade– “hemos tenido en otros aspectos políticas de Estado de largo plazo muy beneficiosas, por ejemplo la de alfabetización que llevó varias décadas, pero hizo reducir el índice (de analfabetismo) en forma muy notable. Y la otra que ha sido un gran éxito es la política de vacunación, que empezó probablemente en los años 60, y ahora hace que México sea un país cuyos índices de enfermedades erradicadas están entre los más altos en el mundo”.
Una política de largo aliento en este ámbito debe acompañarse, también, de una inversión presupuestal sostenida, advierte Ana María Cetto, investigadora del Instituto de Física de la UNAM.
“No puede ser que baje, suba y sufra recortes no programados. Eso le afecta mucho al sistema científico-tecnológico. Diría, además, que es importante que se cambie incluso el lenguaje: se habla mucho del gasto en ciencia y tecnología. No es un gasto, es una inversión; no es un lujo, es una necesidad”.
El documento que López Obrador –quien acudió a Minería acompañado de la bióloga María Elena Álvarez-Buylla Roces, propuesta para dirigir el Conacyt– indica que en las últimas décadas México ha logrado avances en estas actividades, pero no a la velocidad que requiere el país.
“Indicadores como la inversión en Ciencia Tecnología e Innovación (CTI), medida a través del gasto de investigación y desarrollo experimental (alrededor de 0.5 por ciento del PIB), resulta bajísima dentro del bloque de la OCDE, donde no han cambiado durante los últimos 20 años la cobertura en educación superior (36 por ciento), el número de investigadores por cada 10 mil habitantes (3), el número de investigadores por cada mil habitantes de la Población Económicamente Activa (0.8), y el bajo número (alrededor de 400 por año) y el porcentaje respecto del total (4.8 por ciento) de patentes concedidas en México y generadas en nuestro país”, informa el documento.
Aunque los hay, los avances de las últimas dos décadas en esta materia son insuficientes para un país de 130 millones de habitantes, apunta Mustre de León.
“No lo considero un estancamiento, sino más bien un desarrollo inercial, es decir algo comparable, por ejemplo, al desarrollo en crecimiento económico que hemos tenido, pero realmente necesitamos un crecimiento mucho más rápido”.
Y sin un aumento de investigadores con los debidos apoyos, el desarrollo de grandes proyectos científicos se dificulta, advierte el director del Cinvestav.
Cetto coincide: “Tenemos buenos científicos e investigadores, pero debemos ser más: el resultado de no tener más, es que a los que estamos activos como investigadores no nos alcanza el tiempo, tenemos que hacer de todo, y no nos damos abasto”.
Otro aspecto medular que contiene el documento –en cuya confección participaron más de 70 instituciones– es que las industrias mexicanas adopten los desarrollos tecnológicos generados en las universidades y centros de investigación del país.
“Una parte fundamental es que nuestro gobierno tenga políticas que incentiven compras, por ejemplo dentro de las mismas instituciones gubernamentales”, explica Mustre de León.
Cetto, ex directora del Museo de la Luz y quien participó en la fase inicial del documento como parte de un grupo de trabajo en la UNAM, apremia también a la incorporación, de manera “orgánica”, de las ciencias en el sistema educativo.
“La ciencia y el conocimiento científico son propiedad de todos y una herramienta que todos los ciudadanos podemos usar –también los que no se formen como científicos–;  para entender mejor el mundo en que vivimos, los procesos tanto naturales como sociales: para entender mejor dónde estamos y hacia dónde vamos necesitamos incorporar más el pensamiento científico, riguroso, la curiosidad por el conocimiento y también para generar ciudadanos más propositivos e independientes y (lo cual repercutirá) en un país soberano”.