22 junio,2021 5:41 am

“Plataforma”

Florencio Salazar

No hay un tratamiento específico contra la negación de la realidad.

Michel Houellebecq.

Michel Houellebecq (Saint-Pierre, Francia, 1956), es un escritor irreverente que, según algunos críticos, escribe en tiempo real. Su novela Plataforma ha tenido ventas de miles de ejemplares. El escritor francés ha recibido al menos media docena de premios internacionales, como el codiciado Goncourt, además de ser Caballero de la Legión de Honor. Se trata de una celebridad a quien podríamos clasificar como un clásico de nuestros días.

Houellebecq ha logrado una fórmula sumamente atractiva para el lector. Esta novela –igual a Las partículas elementales– se sostiene en el hilo conductor del comportamiento de la vida sexual de los europeos, sobre el cual, como en una red, se entreveran la psicología individual, las relaciones sociales, la vida laboral y la creciente soledad por la incapacidad de enrolarse con el amor. Los personajes de Plataforma rehúyen el sentimiento íntimo buscando la inmediatez en la satisfacción del deseo.

La novela trata de los apuntes biográficos de Michel Renault, un burócrata de medio pelo del Ministerio de Cultural de Francia. El asesinato de su padre –al que detesta– le abre la oportunidad –por la herencia recibida– de emprender un viaje de turismo de placer a Tailandia, en donde los miembros del tour se mantienen en sus estancos incapaces de la integración. El protagonista encuentra en las bellas tailandesas el placer sin compromiso, que justifica  porque una joven puede ganar en una noche el salario de un obrero de un mes, dentro de un juego “de deseos leves y de momentos de placer ilimitados”.

En ese viaje Michel –aislado e introspectivo– conoce a la muy atractiva Valérie, a quien evita por el supuesto de conversaciones insulsas. Pero será con Valérie, al retornar a París, con quien establece la inexplorada relación de pareja. Ella es ejecutiva de una cadena hotelera; empresa a la que hay que reactivar porque sus números van de picada. Michel termina siendo parte del equipo empresarial, al que aporta políticas innovadoras, descubriéndose nuevas capacidades.

Plataforma es un texto ácido y descarnado –de alguna manera remite a Bukowski–, escrito con una prosa y un ritmo magistrales. La novela está cargada de buena literatura y de hibridación de géneros. Las imágenes y las metáforas son recurrentes, igual que el aforismo, la crónica histórica, la biografía y el análisis socioeconómico y político. La novela contiene varias vertientes narrativas, desde un plan de marketing turístico, gestión hotelera, la fotografía en sepia de Cuba, el factor económico del turismo sexual, la gastronomía, la violencia de género, la inseguridad pública, el debate político, la intolerancia musulmana, la filosofía, el terrorismo y la globalización hasta el posible guion teatral y/o cinematográfico sobre la dislocación del ser social y su implicaciones culturales. En síntesis, analiza la soledad de una vida cada vez más individualizada “en la que puede ocurrir todo, y casi siempre nada”.

El éxito de la cadena Aurore será la promoción de sus hoteles Afrodita para el “turismo con encanto”, forma sutil de difundir el encuentro del placer para hombres, mujeres y parejas, que buscan emociones que entre ellos se han secado, recurriendo a la supresión de inhibiciones, a la prostitución de lujo en países del Caribe, Asia y África, donde no los alcanza la doble moral de sus sociedades. “Los criterios de la elección sexual eran exageradamente simples: se reducían a la juventud y a la belleza física”, y hacia esos atributos habrán de dirigirse hordas de seres insatisfechos para vivir una realidad efímera, como todos los encantamientos.

Michel advierte que Europa sigue siendo un continente rico; pero que “ha perdido esas cualidades de inteligencia y de obstinación que caracterizaban” a sus antepasados, asumiéndose como “decadente, consciente de la cercanía de la muerte y en plena posesión de mi egoísmo”. Pero resiste porque “la falta de ganas de vivir no basta para tener ganas de morir”.

Valérie da contenido y forma a Michel. Ella lo impulsa en la empresa, disfruta sus alcances en la promoción turística de placer y con quien habrá de encontrar el amor. Sin Valérie, Michel sería otro personaje, quizá bastante menor. Por eso mismo resulta sorprendente como Houellebecq resuelve el final, a partir de que la pareja decide renunciar a sus bien pagados cargos y retirarse a Bangkok, en donde esperan vivir la encarnada intimidad hasta entonces desconocida. El final es brutal, pero toca al lector averiguarlo.

Publicada por Anagrama (17ª Ed., 2018), Plataforma está divida en tres capítulos. La obra muestra la decadente sociedad europea y demuestra porqué Michel Houellebecq es un autor ampliamente reconocido, con ventas millonarias. No hay tedio a lo largo de sus 316 páginas.