Acapulco, Guerrero, 3 de abril de 2024. A más de cinco meses del impacto del huracán Otis en Acapulco, dueños han puesto a la venta sus inmuebles como el caso del edificio de siete niveles donde estuvieron por muchos años las oficinas de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios del Servicios Financieros (Condusef) y diversas oficinas privadas.
En dos grandes lonas, al frente y a un costado del inmueble, se lee: “Se vende”. La inmobiliaria responsable de dicha venta es Plaza Insurgentes Sur y tienen números para pedir informes de la Ciudad de México, así como un correo electrónico.
El inmueble, ubicado en la avenida Costera frente a lo que era la Universidad Americana de Acapulco (UAA), fue totalmente destruido por el huracán y hoy sólo queda un cascarón gris lleno de basura, con ventanas retorcidas y de los techos colgados los cables de lo que eran las instalaciones eléctricas, así como algunas lámparas al venirse el plafón que había en el techo.
El edificio no tiene paredes y en un costado le quedaron apenas unas cuantas ventanas y el techo descubierto. Lo que eran las ventanas son fierros retorcidos que dejó el poderoso huracán de categoría 5 que impactó en octubre pasado a Acapulco y Coyuca de Benítez.
Desde afuera del edificio se aprecia que no le han hecho ningún arreglo y en lo que era el primer nivel todavía están lo que eran las puertas de vidrio y mucha basura de cartones hasta pedazos de palmeras. También hay montones de plafón del techo, algunas puertas de madera todavía en pie, así como la puerta de vidrio que era la salida de emergencia.
Se pueden ver los ductos del aire acondicionado, algunos archiveros y mucho fierro de lo que eran los grandes ventanales del edificio. Hay todavía pedazos de cintas amarillas de precaución.
Otro edificio que quedó totalmente destrozado ante el huracán Otis fue donde se encontraba el banco HSBC, pero en éste hay personas que están trabajando en su reconstrucción y una lona donde se informa que pronto será abierto.
Donde no hay trabajos es en el edificio de la Universidad Americana donde sigue igual que como lo dejó el huracán Otis, un cascarón sin ventanas ni techo en lo que era su amplio auditorio.
Texto: Karina Contreras