14 abril,2024 11:43 am

Poner un alto a la furia diaria

 

Ciudad de México, 14 de abril de 2024. Parece irreal que dos mujeres comiencen a pelear por el uso de un aparato en un gimnasio y una termine arrancándole a mordidas un pedazo de dedo a la otra.

O que por un mal resultado en un partido de futbol amateur alguien apunte con un arma a otro, o que en Paseo de los Leones, una de las más transitadas de Monterrey y, en este momento, de las más congestionadas, un hombre baje de su auto para encarar a una mujer y golpearla a patadas y puñetazos.

Sin embargo, estos sucesos son muestra de los enfrentamientos verbales o a golpes que, casi a diario y en su mayoría por discusiones entre automovilistas, también se viralizan, poniendo en peligro a los protagonistas.

¿Los detonantes? Invadir carril sin usar direccionales, sonar el claxon para que el otro avance o hacer un cambio de luces, en tanto que en las discusiones en comercios o en la vía pública son por gente que se irrita por cualquier cosa.

¿Qué esta pasando? ¿Por qué la sociedad vive con tanta frecuencia días de furia?

 

La creencia de “yo voy primero que los demás’

Además de que estos conflictos diarios visibilizan una clara falta de autorregulación de las emociones, evidencian la fuerte necesidad de siempre querer ir primero que los demás, explica Elena de la Garza, psicóloga e integrante de Educando en Red.

“¿Quién dice que yo voy primero que el resto de la humanidad?”, cuestiona la también maestra en terapia breve sistémica.

Es decir, explica, cada vez se piensa menos en el bienestar de los demás porque en el fondo se tiene el deseo de ser el número uno y la creencia de que los demás te tienen que dar un lugar.

“Hay que ver cómo yo estoy hiperreflexionando y pensando que yo voy primero que todo el mundo y entonces arremeto contra los demás porque según yo no me están dando mi lugar, ¿y quién dice que me tienen que dar un lugar?”, indica De la Garza.

“Te das cuenta de que tiene que ver con esa falta de comunicación adecuada de mis deseos y necesidades contra los deseos y necesidades de la otra, y entonces en el fondo es: ‘yo voy primero'”.

¿Dónde quedó la empatía?, se pregunta. Parece perdida la forma sana de resolver conflictos y pedir: “¿Me das chance?”.

“Ahí te das cuenta que nos está faltando humildad”.

La psicóloga De la Garza urge a priorizar la salud mental para aprender a autorregular las emociones y así gestionar los sentimientos negativos sin llegar a la violencia.

También llama a los padres de familia a reflexionar sobre cómo están educando a sus hijos y qué valores se enseñan.

Para el psicólogo social Rafael Limones, coordinador de Supera Joven y especialista en prevención de violencias masculinas, apunta que la violencia se detona ante el pensamiento de que se tiene poder y dominio sobre el otro.

“La agresividad tiene que ver con un proceso interno donde hay enojo y una irracionalidad ante una situación que no puedo controlar”, dice Limones.

“Y esa irracionalidad nos lleva a defender algo: es como una creencia irracional que tengo sobre un espacio o un lugar, y entonces con el uso de la fuerza se va y se comete un homicidio o, en este caso, arrancarle el dedo a la otra”.

En los últimos 10 años, sostiene el psicólogo Limones, la violencia se ha vuelto más compleja por la influencia de las redes sociales y la perdida de las relaciones cara a cara.

Son factores que, sumados al desconocimiento de las emociones propias, crean una bomba.

 

Estrés

Al hablar de problemas viales. el psicólogo de la UANL Hugo Rivera comenta que una gran parte de los automovilistas acumulan estrés por complicaciones laborales y problemas familiares o económicos.

Esto, mezclado con el tráfico asfixiante de la Ciudad y una falta de cultural vial, forman un coctel de emociones difíciles de controlar, afirma el especialista.

“Hay factores como el exceso de trabajo o situaciones económicas que nos provocan una frustración”, señala Rivera. “Esto nos puede llevar a un cansancio que impide manejar de buena forma los problemas”.

¿A que hora ocurren las peleas?, se pregunta: “Pues en las horas pico, porque quieres llegar a tu casa, pero estás tres horas atorado en el tráfico y esto merma la capacidad de las personas para solucionar conflictos”.

Nicolás Campodonico, psicólogo de UDEM, sostiene que un factor que influye es que ir en un auto da cierto anonimato a las personas, lo que puede provocar un comportamiento mas desinhibido.

“Algunos conductores pueden sentirse más libres de expresar la ira”, dice, “de expresar la frustración que tal vez en otro contexto no lo harían.

Sin embargo, no saber quién está detrás del volante en el otro auto debería ser el principal freno para iniciar una discusión.

 

Controlar impulsos

Sea cual sea el escenario: una avenida, la acera, un centro comercial o un campo de futbol, aprender a controlar los impulsos en medio de una situación tensa es prioritario, indica el psicólogo Sebastián Adame.

“Si alguien se me mete en mi carril”, dice Adame, “lo puedo sentir como una agresión, pero no nos detenemos a pensar que esa persona puede tener alguna emergencia u otra situación por la cual necesita avanzar un poco más rápido que yo”.

“Pero cuando soy yo el que tiene prisa y realizo esa conducta, sí lo puedo justificar sin ponerme en el lugar del otro. Hay que aprender a identificar qué me molesta: si es la acción de la otra persona o si en realidad es lo que yo percibo”.

Adame sugiere aplicar la técnica de contar hasta 10 segundos para relajarse y no actuar de manera impulsiva. Esto permite analizar qué tan racional es el pensamiento que surge en ese momento.

Empatía, ser cortés y controlar tus emociones los primeros pasos para una relación más armoniosa con los demás. Y con uno mismo.

Aprende a controlar los impulsos:

– Inhala y exhala unos minutos para que el cuerpo se relaje.

– Cuenta hasta diez antes de tomar una decisión.

– Repite una frase motivadora.

– Procura escuchar tu música o programa preferida en el auto para distraerte del tráfico.

– Calcula tus tiempos para ir a tu destino: si no tienes prisa, los niveles de estrés bajan.

Si notas esto en tu conducta, ¡cuidado!, estás a punto de enfurecer:

– Respiración agitada

– Aumento en el ritmo cardiaco

– Semblante enrojecido

 

Texto y foto: Agencia Reforma