21 octubre,2024 7:57 am

Por omisión de autoridades falta identificar a dos víctimas del terrorismo de Estado exhumadas hace un año en Ajuchitlán

 

Chilpancingo, Guerrero, a 21 de octubre de 2024.- Dos víctimas de la etapa de terrorismo de Estado, también llamada guerra sucia, ejecutadas por el Ejército cuyos restos fueron exhumados en Ajuchitlán del Progreso hace un año no han sido identificadas genéticamente, debido a la falta de material de la  Fiscalía General del Estado (FGE) y la Secretaría de Gobernación, señalaron familiares.

En la conferencia Antolina Rojas relató la ejecución de su padre, primo y tíos a manos de militares en la comunidad Los Espadines en 1967. “Éramos muy niños, ese recuerdo no lo puedo olvidar”, expresó con llanto.

A la presidenta Claudia Sheinbaum le exigieron investigar la actuación del Ejército en la entidad en esa época, castigo a los militares culpables y la reparación del daño.

Ayer al mediodía en el Sindicato de Redactores de la Prensa de Chilpancingo, hijos de personas desaparecidas, ejecutadas y sepultadas en fosas clandestinas de 1967 a 1971 en la sierra de Ajuchitlán del Progreso, en los límites de la Costa Grande y la Tierra Caliente, denunciaron la omisión de las fiscalías y del gobierno federal.

Octaviano Gervasio Serrano del Colectivo de Esposas Hijos de la Guerra Sucia del municipio de Atoyac de Álvarez y Estela Arroyo de la Asociación de Ejidos y Comunidades, Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos y Grupos Vulnerables, recordaron que del 4 al 8 de septiembre de 2023 fueron recuperados por autoridades estatales y federales, con ayuda de familiares, los cuerpos de siete víctimas.

La exhumación fue en fosas clandestinas en las inmediaciones de Los Espadines y en el cerro Las Desdichas en la sierra de Ajuchitlán del Progreso.

Las víctimas recuperadas que fueron identificadas genéticamente son Gervasio Bernardino Durán, Bartolo Rojas Nazario, Apolonio Hernández Bernardino, José Isabel Rojas Bernardino y Pablo Rojas Terán, que al momento de su ejecución tenía 14 años.

Hace falta por identificar a Eduviges Ovillada Ortiz y Francisco Rojas Nazario.

Octaviano Gervasio -hijo de Octaviano Gervasio Benítez, desaparecido el 26 de julio de 1974 y cuyo nombre se encuentra en las listas de los vuelos de la muerte- señaló:

“En la Fiscalía estatal nos aseguran que sí es posible identificarlos genéticamente, pero que no cuentan con los reactivos o materiales adecuados, por eso hacemos un llamado a la Secretaría de Gobernación, para que se logre la identificación de las otras dos víctimas”.

Pidió además la búsqueda y exhumación de José Santos González, una octava víctima desaparecida.

El abogado ha informado que en la sierra habría los cuerpos de otras 13 personas ejecutadas por soldados en una operación de Estado que masacró y desapareció a cientos de campesinos inocentes de la sierra, con el pretexto de combatir la guerrilla de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.

Bartolo Hernández Rojas, hijo de Apolonio Hernández Bernardino, exigió justicia y reparación del daño.

“Fue un terrorismo allá en la sierra, nuestros padres eran campesinos y criaban cabras”, describió.

Estela Arroyo, hija de Alejandro Arroyo Cabañas, sobrina de Isaías Castro Velázquez y nieta de Sóstenes López Cienfuegos expresó:

“Le pedimos a la presidenta Claudia que nos ponga atención, para que se nos haga justicia, ya que los presidentes pasados nunca lo hicieron.

“Queremos que en este gobierno se dé la verdad, se castigue a los culpables y se repare el daño a las víctimas”.

Aseguró que tienen la certeza que las otras dos víctimas no identificadas por la FGE son Eduviges Ovillada Ortiz y Francisco Rojas Nazario.

“Son ellos, sus hijos que eran pequeños vieron la forma en que el Ejército los masacró”, dijo Estela Arroyo.

“Éramos muy niños. Los acabaron a todos”

En la conferencia la señora Antolina Rojas Bernardino -hija de Bartolo Rojas Nazario- narró la madrugada del 20 de diciembre de 1967, cuando cientos de militares irrumpieron en Los Espadines.

“Yo vi cuando llegó el Ejército muy temprano cuando sacaron a mi padre, a mis tíos, y a mi primo Pablito. Ese recuerdo no lo puedo olvidar”.

“Éramos siete niños, por eso no fuimos a la escuela. Estábamos dormidos todavía cuando escuchamos la balacera y llegó alguien corriendo que dijo ‘ya cayó Gervasio (Bernardino Durán), fue el primero que cayó mi tío, hermano de mi madre”.

“Ya mi papá se fue, yo anduve con él corriendo, las balas nos pasaban por los pies. Mi papá se vistió de mujer para que no le tiraran, pero de todos modos lo encontramos tirado, ya muerto, sin vida. Yo vi cuando pararon algo con patas como eso (un tripié) y cayeron muchas bolitas de colores (luces)”.

“Yo pensé que mi padre se había salido de la comunidad. Ya cuando dice mi mamá ‘baja vamos a traer a tu papá’”.

En ese momento las lágrimas le brotaron a Antolina y detuvo el relató

“No puedo pues, todavía lloró, me da pena llorar”, expresó.

Suspiró profundamente y continuó:

“Éramos muy niños. Los acabaron a todos. Yo vi cuando iban corriendo Pablito y Francisco. Pablito era un jovencito de 14 años, ahí cayó boca arriba junto con mi tío Francisco. A todos los acabaron, a nosotros nos pusieron las armas, a mi mero me anotaron (apuntaron), yo tuve miedo, iban vestidos de verde”.

“Se llevaron todo lo que teníamos, jabón, todo, no se llevaron las gallinas porque no pudieron”.

Lo que pide, dijo, es justicia.

“Yo tengo fe en la doctora, presidenta de nuestro país (Claudia Sheinbaum), que sí nos va a hacer justicia”.

Texto: Luis Daniel Nava/ Foto: Jessica Torres Barrera