Madrid, España, 14 de agosto de 2023. El problema no es nuevo, pero aún no ha llevado a un cambio real en la actitud de pacientes y médicos. Desde hace décadas, los estudios demuestran que las mujeres mueren más a menudo de infarto que los hombres.
La causa, al parecer, es doble: por un lado, las mujeres suelen buscar ayuda demasiado tarde; por otro, también suelen recibir un tratamiento equivocado. ¿Cómo es posible?
La cardióloga alemana Christiane Tiefenbacher, miembro del directorio de la Fundación Alemana del Corazón, informa que hace poco volvió a ocurrir, incluso en su propia clínica. Una mujer de 52 años se desmayó en la puerta y tuvo que ser reanimada. Había acudido al traumatólogo por dolores en el brazo y el pecho, y este la envió a casa en vez de al hospital. La mujer ya había sufrido un infarto y aun así no supo interpretar correctamente los síntomas, al igual que el médico.
Las mujeres tienen más del doble de probabilidades de morir tras un infarto de miocardio que los hombres, como ha vuelto a demostrar recientemente un estudio presentado en Praga en un congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
En el estudio participaron 884 pacientes, de los que aproximadamente una cuarta parte eran mujeres. En el grupo de pacientes de hasta 55 años, las mujeres tuvieron que esperar una media de 95 minutos desde su llegada a la clínica hasta que fueron sometidas a una intervención quirúrgica para ensanchar las arterias coronarias estrechadas; en los hombres de la misma edad, el tiempo medio de espera solo fue de 80 minutos. A los 30 días, casi un doce por ciento de las mujeres había fallecido, frente a menos del cinco por ciento de los hombres.
Sin embargo, en este estudio, las mujeres solían tener afecciones preexistentes diferentes a las de los hombres. Por ello, los investigadores realizaron otro análisis en el que dividieron a 435 hombres y mujeres en grupos según los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, como hipertensión, diabetes, colesterol y tabaquismo. Posteriormente, solo se compararon hombres y mujeres en los que el riesgo coincidía. También en este caso se observaron serias diferencias.
“En pacientes mayores de 55 años y con los mismos riesgos, todos los resultados adversos medidos se produjeron con mayor frecuencia en mujeres que en hombres”, señalaron los investigadores. Más de un tercio de las mujeres sufrió un infarto de miocardio, frente al 18 por ciento de los hombres. Alrededor del once por ciento de las mujeres murieron en los 30 días siguientes al infarto, frente al tres por ciento de los hombres.
¿A qué se debe esta discrepancia? Uno de los motivos es que los síntomas difieren entre hombres y mujeres. La cardióloga Tiefenbacher explica que las mujeres suelen tener síntomas menos evidentes, como falta de aire, sensación de tirón en los brazos, fatiga inexplicable, ansiedad, sudoración, náuseas o vómitos, así como dolor en la parte superior del abdomen o en la espalda. En el caso de las mujeres, el dolor torácico típico de los hombres no suele estar en primer plano.
Ya en los años 90, un cardiólogo estadunidense describió el síndrome de “Yentl”. El nombre hace referencia a un relato de Isaac Bashevis Singer, que fue llevado al cine por y con Barbra Streisand: una chica se disfraza de hombre para que la tomen en serio. El cardiólogo estadunidense había descubierto que las mujeres con infartos recibían ayuda más rápido si describían los síntomas típicos masculinos.
Según Tiefenbacher, en los estudios de medicina y en las formaciones se hace cada vez más hincapié en las diferencias de género. La catedrática está convencida de que “esto mejorará con las nuevas generaciones”. Sin embargo, lo más posible es que tampoco lo suficiente, ya que estudios realizados en Estados Unidos y Polonia han demostrado que es más frecuente que no se reconozcan los síntomas cuando las mujeres con un infarto acuden a un médico varón más joven en lugar de a una cardióloga.
No obstante, los déficits de la medicina son solo una cara del problema: la otra son las propias mujeres. Las mujeres mayores, en particular, suelen dudar mucho más que los hombres hasta pedir ayuda, y muchos estudios así lo demuestran. “Las mujeres llaman al médico de urgencias por sus maridos, padres y hermanos cuando estos tienen síntomas de infarto, pero no por ellas mismas”, resume la Sociedad Europea de Cardiología en un estudio realizado en 2019 por un equipo polaco.
Un estudio del Centro Alemán de Investigación Cardiovascular (DZKH) llegó a una conclusión similar en 2017: las mujeres mayores tardan una media de cuatro horas y media en llegar a urgencias; cuando se trata de jóvenes, algo menos de dos horas y media. En el caso de los hombres mayores de 65 años, el tiempo transcurrido asciende a tres horas y media, y en el de los jóvenes, a tres horas. “Esto significa que se pierde un tiempo valioso para reabrir los vasos sanguíneos ocluidos y limitar el daño al músculo cardíaco”, afirma la DZHK.
Las enfermedades cardiovasculares en las mujeres siguen estando infravaloradas, subraya la Fundación Alemana del Corazón. Sobre un total de más de 180 mil fallecimientos al año, añaden los especialistas, estas enfermedades son la causa más común de muerte entre las mujeres en Alemania: según las estadísticas de causas de muerte, 18 mil fallecieron de infarto en 2021.
Entre otros factores, la anatomía contribuye a que haya diferencias entre hombres y mujeres. Como explica Tiefenbacher, el corazón de las mujeres está construido de forma algo diferente, es algo más rígido y pequeño, y tiene menos capacidad para expandirse y llenarse de sangre. Esto se compensa con una mayor capacidad de bombeo. A medida que las mujeres envejecen, el tamaño del corazón disminuye y este pierde elasticidad. La insuficiencia cardíaca suele pasar desapercibida durante mucho tiempo, ya que los síntomas, como el agotamiento o la dificultad para respirar, se descartan como un síntoma propio de la edad.
“El objetivo debe ser que mujeres y hombres reciban el mismo tratamiento contra las enfermedades cardíacas”, afirma Tiefenbacher. ¿Qué tiene que ocurrir para que esto finalmente suceda? La Fundación Alemana del Corazón apuesta por campañas de información con títulos como “El corazón de las mujeres late diferente”. El cardiólogo alemán Thomas Voigtländer, presidente del directorio de la Fundación Alemana del Corazón, aconsejó al inicio de una nueva iniciativa en febrero: “¡Mujeres, prestad más atención a vuestro corazón!”.
A Tiefenbacher también le gustaría ver un mayor compromiso con la todavía joven disciplina de la medicina de género. En cardiología, señala, hay en Alemania muy pocas cátedras de medicina de género, que se ocupan sobre todo de las diferencias específicas entre mujeres y hombres. La cardióloga opina que la industria farmacéutica también podría aportar algo, teniendo en cuenta que los nuevos medicamentos se siguen probando sobre todo en hombres.
El congreso de cardiólogos de Praga finalizó con los consabidos llamamientos. La primera autora del estudio, Mariana Martinho, del Hospital Garcia de Orta de Almada (Portugal), consideró los resultados sobre todo como un recordatorio para “crear una mayor conciencia de los riesgos de enfermedad cardíaca en las mujeres”.
Texto: Sandra Trauner (dpa)