11 mayo,2018 8:04 am

Presencia de mexicanos en el Festival de Cannes, minoritaria y en coproducciones

Texto: Fabiola Santiago / Agencia Reforma y DPA/ Foto: EFE
Cannes, Francia, 11 de mayo de 2018. La película Roma, de Alfonso Cuarón, quedó fuera del Festival de Cine de Cannes este año, pero no el trabajo de mexicanos, como el caso del productor Nicolás Celis, quien participó con la cinta Pájaros de verano.
Dirigido por los colombianos Ciro Guerra y Cristina Gallego, el filme inaugural de la sección Quincena de Realizadores recurre la historia de una familia indígena wayúu a lo largo de dos décadas para contar el génesis del narcotráfico en aquel país.
Pero a pesar de los rasgos propios del lugar en el que fue rodada, la cinta tiene un lado mexicano que a Celis le alegra que sea reconocido.
“Nosotros nos involucramos desde una parte minoritaria que queremos hacer desde hace mucho tiempo, de poder sumarnos a películas o directores que nos interesan desde proyectos que no son auténticamente mexicanos.
“De las tres películas mexicanas que hay (en Cannes), dos son coproducciones minoritarias, gracias a esta apertura de poder ver como mexicano algo en donde no sólo hubo personas creativas involucradas, sino también temáticas que nos conectan”, señaló Celis.
El productor se refiere a Cómprame un revólver, del mexicano-guatemalteco Julio Hernández Cordón, y coproducida entre México y Colombia, además de Un cuchillo en el corazón, dirigida por Yann Gonzalez y coproducida entre Francia, Suiza y México.
Para Pájaros de verano, la participación mexicana hizo posible que se filmara en el formato tradicional del cine –35 milímetros–, pues el material se transportó a la Ciudad de México para ser procesado.
“Filmar en otro país en un material sensible, empaquetarlo, llevarlo a una aduana, que pase los controles, lo carguen en el avión y lo lleven a otro país, es algo que Nicolás y yo ya hemos hecho en nuestra carrera varias veces”, complementó el uruguayo Sandino Saravia, también productor de la cinta.
 
Falla la diplomacia para llevar a Serebrennikov a Francia
Una silla vacía en el estrado de la sala de prensa del Festival de Cannes simbolizaba hoy la ausencia del director ruso Kirill Serebrennikov, quien se encuentra bajo arresto domiciliario por una cuestionada acusación de fraude.
Desde el primer momento, el certamen francés hizo gestiones para que el realizador pudiera vivir en persona el estreno de Leto (Verano), la película que ayer se presentó a competición en Cannes. Incluso el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean Ives Le Drian, escribió una carta al presidente ruso, Vladimir Putin, solicitando que se permitiera viajar a Serebrennikov, pero el mandatario respondió que no estaba en su mano hacer nada ya que en su país la justicia es independiente.
El realizador ruso fue acusado el año pasado de haber ideado un esquema para defraudar dinero estatal a través de una organización civil. Según algunos medios, las acusaciones tienen una motivación política y se deben a las críticas contra el gobierno ruso, entre otros por la anexión de Crimea, que hizo el también director teatral. “Lo difícil de entender es por qué fue arrestado durante el rodaje”, comentó en el encuentro con la prensa el cantante Roman Zver, que interpreta a uno de los músicos protagonistas de Leto.
“Las acusaciones son ridículas”, añadió el productor Ilya Stewart, quien no quiso dar opiniones sobre la política de su país. Los actores aprovecharon su paso por la alfombra roja para protestar por la ausencia del cineasta en Cannes, mostrando un cartel con su nombre.
Serebrennikov consiguió editar la película sin infringir la ley, a pesar de que está incomunicado con el exterior. Y seguro que se enterará de la buena acogida que ha obtenido su obra, una película en blanco y negro en la que retrata los inicios de uno de los músicos y poetas más destacados de los años 80 en la extinta Unión Soviética, Viktor Tsoi, interpretado por el alemán de origen coreano Teo Yoo.
En tiempos en los que la música rock era repudiada de forma general en la Unión Soviética por proceder del país enemigo ideológicamente, tan sólo unos pocos se atrevieron a hacer ese tipo de música, que tenía que sortear la censura.
Tsoi fue una leyenda, una figura de culto y un símbolo de los cambios que se vivieron en los 90, dijo Yoo. Su compañero de set, Roman Zver, que en la vida real es músico y actúa por primera vez, destacó que influyó en toda la cultura rusa en general.
Serebrennikov, que ya estuvo en Cannes hace dos años con The student, concurre por primera vez por la Palma de Oro, igual que el debutante egipcio A. B. Shawky, quien ha llegado con Yomeddine.
La cinta, una roadmovie con un asno, se centra en la historia de un leproso que sale de la colonia donde vive con otras personas que también sufren esa enfermedad para viajar al otro extremo del país a buscar a su familia que lo abandonó cuando supo que tenía la lepra. Viaja junto a un niño huérfano, que se convierte en un compañero inseparable.
Sin sensiblería y con un gran sentido del humor, el realizador muestra la marginación que enfrentan estas personas, pero también un Egipto bajo una perspectiva distinta. “Quería mostrar el país con una luz diferente, un país que no siempre se ve”, dijo Shawky, quien tuvo que recurrir a una plataforma de financiamiento público en Internet para costear este proyecto.