9 marzo,2024 10:52 am

Presentarán libro biográfico del diseñador Horacio León, testigo del Acapulco dorado

En el volumen, narra su infancia, sus inicios en la moda, así como los famosos que conoció cuando acompañaba a su padre en el Ciro’s

Acapulco, Guerrero, 9 de marzo de 2024. El escritor francés Víctor Hugo escribió alguna vez que el recuerdo es la presencia invisible, y Horacio León es eso, la presencia invisible –una de las últimas– de aquel Acapulco del que sólo quedan los recuerdos.

Hecho diseñador por el puro gusto por la moda, viajero empedernido y enamoradizo como pocos, el próximo martes por la noche compartirá un poco de su vida a través de su libro Yo, Horacio León, que presentará en el restaurante Tony’s Bistro.

Dicho libro, contó en breve charla en su tienda, ubicada sobre la avenida Costera, “es una pequeña historia de mi vida y se llama así porque yo soy y así soy yo”.

El oriundo de Coyuca de Catalán relató brevemente que a los 14 años llegó a Acapulco para dedicarse a trabajos tan diversos como vender pan, por la extinta zona de tolerancia, o trabajar en la hotelería.

Esto, en el Acapulco dorado de los años 60, en el que el restaurante-bar Ciro’s, del hotel Casablanca, era de lo más in y donde llegaban las estrellas de Hollywood y donde su padre, un violinista, trabajaba.

Los extranjeros eran los principales turistas y “conocí mucha gente importante, muchos artistas, muchos cantantes; era la época de los Beach Boys”, y añadió que fue con ayuda de una turista canadiense que su vida cambiaría de rumbo.

Recordó que fue en una fiesta donde por el sólo gusto de jugar decidió utilizar sábanas, colchas, calcetines y hasta la pantalla de una lámpara para disfrazarse y posar como modelo ante la gente a manera de un desfile de modas.

Una y otra y otra más, las creaciones de aquel veinteañero se ganaron no sólo la risa franca de los asistentes –en su mayoría extranjeros– a aquella fiesta sino también la posibilidad de ser desarrolladas y transformadas en moda de verdad.

Con el apoyo de varios de esos asistentes, puso su primera boutique a un costado de un hotelito, por la zona de Caleta, que era en ese entonces una maravilla residencial y no el panteón que es ahora.

“Abrimos el localito, decorado con la moda sicodélica de entonces, y cuando la gente de Las Brisas pasaba a los toros, veían la boutique y al verla cerrada –eran los domingos las corridas– regresaban al otro día para comprar, todo un éxito”, celebró.

La actriz Zsa Zsa Gabor, la también actriz Eva Gabor o el cantante estadunidense Tom Jones, estuvieron entre sus primeros clientes, al igual que los barones de Portanova y los actores Tony Curtis y  Roger Moore.

Era un Acapulco repleto de estrellas, gente de la realeza y la farándula internacional.

Por ello, Horacio abrió entonces una nueva tienda en el centro, en la calle Hidalgo, que en esos años, y Horacio mismo aseguró, era el Rodeo Drive mexicano lleno de tiendas de moda y de diseñador.

Lo demás es una historia de éxito, misma que está en su libro, un trabajo que le tomó cinco años, y donde a manera de anécdota relata que en esos tiempos estuvo saliendo con muchas mujeres –estuvo a punto de casarse con una estadunidense bellísima– al tiempo que definía su propia orientación sexual.

Mientras tanto, en medio de telas, vestidos y camisas, enumeró media docena de tiendas que en su punto más mediático logró abrir en Acapulco, una de ellas con la presencia del cantante Juan Gabriel como padrino de honor, y a quien siempre le tuvo un gran cariño.

Horacio recordó también que tras el éxito de sus primeros trabajos, de las grandes ventas en sus primeras boutiques decidió liquidar sus bienes y viajar a Europa para aprender sobre diseño, sobre moda.

De hecho, tomar un vuelo en ese tiempo también era un asunto de moda, ya que en su mayoría la gente usaba traje y vestidos para viajar.

“Estamos en los años 70, exactamente en 1970 y mi intención era quedarme en París, ir a Madrid no sé, y fue ese mi primer viaje a Europa”.

Fueron cuarenta y cinco días en los que recorrió gran parte del continente y en una escapada con otra bella mujer hasta a África llegó.

Champagne, caviar, paseos por Cannes en compañía de un príncipe europeo fueron parte de aquella primera experiencia.

Cuba, Canadá, Estados Unidos, Emiratos Árabes, Japón, Tailandia y Singapur son algunos de los países a los que el diseñador ha viajado.

Horacio acepta que uno de sus errores en la cuestión de negocios fue el haber tenido socios y no haber podido levantar sus boutiques él mismo.

Por ello, es que colecciona tantas traiciones como amores en su vida. Y en su libro están.

No obstante, luego de un retiro del trabajo de cinco años para viajar y volver hace un par de años, todo lo perdona, celebrando que a su edad tenga la posibilidad de plasmar parte de sus vivencias en un libro, agradeciendo a gente como el promotor turístico y periodista Víctor Jiménez Mora por organizar su presentación este martes 12 de marzo a las 6 de la tarde en el Tony’s Bistro, donde además habrá un desfile de modas.

Cuestionado sobre su sentir acerca de aquél Acapulco de antaño que en nada se parece al actual que los gobiernos pretenden ocultar, Horacio suspiró nostálgico por aquellos recuerdos, por aquellas presencias que decía Víctor Hugo y que ahora son invisibles.

“Siempre me pongo a pensar en el porqué Acapulco no puede esto, no tiene lo otro o por qué no hacemos aquello, pero no sé qué decirte”, aceptando de facto la falta de orden, de cultura, de inversión de quienes dicen dientes hacia afuera que aman a Acapulco.

“Hemos pasado momentos difíciles, más luego del paso de Otis, que, bueno, nos afectó, porque la presentación sería el 21 de noviembre del año pasado y porque la tienda (actualmente la única) resultó dañada, pero ya estamos trabajando”, festejó el diseñador de modas Horacio, una de las últimas la presencias invisibles de aquel Acapulco del que sólo queda el recuerdo.

Texto: Óscar Ricardo Muñoz Cano / Foto: Facebook