21 marzo,2023 5:26 am

Primavera caliente

Abelardo Martín M.

 

Llegó la primavera y se advierte caliente, no sólo por las razones de clima, más que suficientes para advertir y alarmar al mundo, sino por los acontecimientos políticos y económicos que han subido de nivel y empezaron a desencadenarse.

Este último fin de semana, a convocatoria del Presidente Andrés Manuel López Obrador, una multitud volvió a llenar el Zócalo de la ciudad de México, para conmemorar el 85 Aniversario de la Expropiación Petrolera, pero más bien para demostrar el “músculo” de la Cuarta Transformación. La ocasión fue tomada por el mandatario para reiterar su postura frente a legisladores norteamericanos que han demandado una intervención militar en México con el pretexto de controlar al tráfico de drogas, y también para hacer un recuento de los logros de su gobierno en diversos ámbitos.

La tensión y el clima caliente, para muchos, dan la impresión de que la liga se reventara todos los días, en especial en las relaciones con Estados Unidos o con quienes el presidente López Obrador ubica y define como “conservadores” todos los días.

Un primer ejercicio de este tipo, no tan completo, había ocurrido días antes, durante la 86 Convención Nacional Bancaria; ahí el Presidente habló del crecimiento económico, la mejoría de los salarios, en particular del salario mínimo, del alcance de sus programas sociales, del incremento de remesas y de la revaluación del peso frente al dólar, de la inversión en infraestructura, entre otros indicadores positivos. Por cierto que el encuentro de los banqueros esta vez tuvo lugar en Mérida, Yucatán, rompiendo con ello la tradición de celebrarlo en Acapulco. La pandemia del coronavirus obligó a que hace un par de años la reunión fuera prácticamente virtual, con sólo algunos eventos que tuvieron lugar en la ciudad de México, pero es la primera vez que una convención presencial sale del puerto guerrerense para llevarse a cabo en otra sede.

Aunque los banqueros no han dado una explicación puntual del cambio, ronda la versión no del todo descabellada, de que la decisión fue tomada por razones de seguridad, dado el fenómeno de violencia y criminalidad que no ha podido ser erradicado en el centro turístico del Pacífico.

El cambio a los aires del Mayab no impidió que el fantasma de la incertidumbre se hiciera presente, aunque por razones de otro orden. Las recientes dificultades financieras de tres bancos estadunidenses y uno suizo, hizo ineludible referirse a los riesgos inherentes al negocio bancario. Convencionistas y representantes gubernamentales coincidieron y subrayaron la fortaleza del sistema mexicano y la improbabilidad de que esa problemática se presente aquí. Así será seguramente, mientras los ahorradores e inversionistas no entren en pánico por alguna mala noticia, que es lo que ha ocurrido en Estados Unidos y en Suiza.

Mientras tanto, en Guerrero los últimos acontecimientos parecen darle la razón a las precauciones de los banqueros, como el enfrentamiento en una localidad de la sierra de Tierra Caliente, llamado El Capire, entre una patrulla del Ejército y civiles armados a los que se identifica como parte del cartel denominado Familia Michoacana, en el que hubo muertos y heridos en ambas partes, más del lado de los transgresores. Desde hace tiempo se habla de la invasión de ese grupo criminal en territorio guerrerense, al cual se le atribuyen entre otros hechos de violencia el secuestro y las amenazas a periodistas locales hace un par de meses, y en general el recrudecimiento de la inseguridad en la región.

La grave situación preocupa a los habitantes de la zona, pero no parece incomodar a las autoridades del estado, a quienes unas horas después de los hechos se les vio en cambio, encabezadas por la gobernadora Evelyn Salgado, departir alegremente en la concentración del Zócalo por la celebración de la Expropiación Petrolera, a nombre de una entidad sin petróleo, pero seguramente con la pasión y el valor histórico que representa la consigna de que los recursos naturales de los mexicanos deben ser por siempre aprovechados sólo en beneficio del país y de sus habitantes.

Aunque debiera tenerse presente siempre que los mexicanos se han caracterizado por depredar sus recursos naturales, como ha ocurrido con la minería, con los recursos energéticos y también, debe decirse y reconocerse, el turismo. Acapulco, Ixtapa y los principales centros turísticos de Guerrero han sido depredados porque el respeto a la naturaleza, leyes permisivas y gobiernos débiles han permitido la degradación, la sobreexplotación, la anarquía y el imperio de la ley de la selva en la explotación de sus recursos.

No podría entenderse que las playas de Guerrero, como las de los principales centros turísticos mexicanos, se permita su exclusividad y privatización, en detrimento del patrimonio del estado y del pueblo. Para empezar, no debieran permitirse, como en la gran mayoría de los países en el mundo, construcciones hoteleras o privadas, a orilla de playa, sino que las playas deben mantener su carácter abierto y público. Esto, por sólo exhibir un botón de muestra.

Por ello y por otros elementos que se han quedado en el tintero, viviremos como advertimos al iniciar estas líneas, una primavera caliente, no sólo por el clima, sino en especial porque los ánimos y las campañas preelectorales ya arrancaron y no sólamente en Coahuila o el estado de México, donde habrá elecciones para gobernador (a), sino por las presidenciales, cuyos aspirantes ya desde hace tiempo, están muy calientes y todo el proceso, porque así lo provocó el presidente AMLO, adelantado para que los nombres y los aspirantes se conozcan y la gente compruebe que el dedazo sí pasó a mejor vida. Ya se verá.