30 julio,2024 6:00 pm

¡Prisca Awiti consigue plata para México en judo!

París, 30 de julio de 2024.- La judoca Prisca Awiti consiguió la medalla de plata para México en judo, tras caer con la eslovena Andreja Leski en la final de -63 kilogramos.

No fue de oro, pero como si supiera a tal, porque la convierte en la mejor judoca mexicana de todos los tiempos y en la primera exponente de su deporte que sube a un podio olímpico.

La judoca nació el 20 de febrero de 1996 en Londres y ahí creció. Pero por sus venas corre sangre mexicana, ya que su madre es originaria de Guanajuato y su padre de Kenia.

Con pocas posibilidades de tener un lugar en la selección británica, decidió vivir en México desde 2017 y asumir la nacionalidad de su madre.

Su nombre completo es Prisca Guadalupe Awiti Alcaraz. Después de obtener el subcampeonato, este martes dejó clara su identidad: “México es mi país, el orgullo de mi familia y de mi mamá. México es todo para mí”.

Prisca se agenció la medalla de plata en los menos de 63 kilos tras caer en la final ante la eslovena Andreja Leski, doble medallista mundial.

El podio para la mexicana fue tan impactante como sorpresivo. Nadie entre la delegación oficial ni en la prensa habían pronosticado nada sobresaliente en el judo y el nombre de Prisca no aparecía en ninguno de los cálculos de medallas.

La medalla de Prisca fue la segunda de México en París 2024, después del bronce que obtuvo el equipo femenil de tiro con arco.

La local Clarisse Agbegnenou le dejó calientita la Arena Champs le Mars a Prisca, tras ganar el bronce para que el judo latino fuera el protagonista en la última pelea de la jornada.

La mexicana, que lloraba al superar cada fase de los menos de 63 kilos, ya había hecho historia por ser la primera de su deporte en llegar a una final de Juegos Olimpicos, los de París 2024.

El “¡México!…¡México!”

Los “allez” y “Clarisse” cesaron para dar paso a los “¡México Mexico!” y a los efusivos gritos de la presidenta del Comité Olímpico Mexicano, Marijose Alcalá, que se escuchaban por todo el recinto impulsando a la que hoy es la mejor judoca tricolor de todos los tiempos.

Pero esas lágrimas de la deportista mexicana también pudieron ser porque su mamá no estaba en las gradas; sólo tuvo boletos para la sesión matutina y por ello apenas alcanzó a ver su pase a semifinales.

Sin embargo, compitió estoica, centrada y con la mentalidad y estrategia que había acordado con su entrenador, Jorge Luis Atencio, como reveló el técnico después.

La mexicana cayó ante la eslovaca Andreja Leski por ippon, un giro de control, velocidad y fuerza de uno de los competidores o bien cuando uno de ellos logra un tiempo de inmovilización al contrario.

Tras ser mencionada como subcampeona olímpica, Prisca fue rápidamente con dos de sus hermanos que tuvieron boleto por gestiones del Comité Olímpico Mexicano y que originalmente eran para doña Lola, quien afuera atendía a medios entre emocionada y abrumada y bajo una temperatura superior a los 30 grados.

Con ellos, Prisca Guadalupe se fundió en un largo abrazo grupal que propició carreras de la televisora oficial de los Juegos y de voluntarios y elementos de seguridad.

No quería despegarse de ellos pero el protocolo la obligó para desalojar el escenario porque fue la última pelea del día, y por supuesto prepararse para la premiación y el control antidopaje.

Finalmente sí pudo festejar con su progenitora gracias a la intervención de Alcalá, quien en la competencia pareció haberla suplido, al menos por los gritos e indicaciones que le dio.

 

Texto e imagen: Agencia Reforma