29 marzo,2019 8:33 am

Pronto habrá más máquinas que hablantes de español, dicen en el Congreso Internacional de la Lengua

En el CILE, los académicos analizan además los problemas actuales, como la inclusión de palabras feministas, pero también asuntos que tienen cinco siglos, como la relación del español con las lenguas indígenas.
Córdoba, Argentina, 29 de marzo de 209. En esta ciudad, donde se lleva a cabo el Octavo Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), argentinos y extranjeros analizan, sospechan y se alarman. Discuten sobre los retos del idioma, con 480 millones de hablantes como lengua madre, pero también sobre la política y de lo caro que está el dólar frente al peso argentino.
Y al mismo tiempo, más allá de los muros del Teatro General San Martín, sede del CILE, se lleva a cabo un “contra congreso”, donde los debates en torno al castellano también son el tema, aunque desde una óptica alejada de los velos academicistas.
Una voz de alarma sobre los avatares del idioma provino del presidente de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado, en la sesión plenaria La lengua de la inteligencia artificial. Dijo que cada vez se busca más en internet mediante la voz y que pronto habrá más máquinas que personas hablando español, y, de no hacer algo, la tecnología definirá el rumbo del la lengua.
José María Álvarez, director de la empresa Telefónica, afirmó ayer que en cinco años habrá 780 millones de máquinas, sobre todo celulares, bajo programación castellana frente a los 741 millones de hispanohablantes que habrá a fines de este siglo.
¿Las máquinas pueden modificar una lengua?
El experto en redes de Telefónica, Chema Alonso, escribió varias palabras del diccionario de la RAE en una computadora, y Word las marcaba como error. La máquina consideraba que si una palabra no se usa, es incorrecta. La gente entonces duda y no usa esas palabras.
Es necesario, dijo el director de la RAE, que empresas como Google acepten la regulación del lenguaje.
Los académicos analizan además los problemas actuales, como la inclusión de palabras feministas, pero también asuntos que tienen cinco siglos, como la relación del español con las lenguas indígenas.
El miércoles pasado, por ejemplo, la filología hispánica Carme Riera contó la historia de la primera palabra indígena incorporada al español: canoa. La anotó Cristóbal Colón en su primer viaje a “las Indias”, en 1492.
Sobre la lengua y su interculturalidad, ayer el novelista nicaragüense Sergio Ramírez dio una ponencia.
“Hay un alud de términos en inglés que entra ahora en la cauda del español, pero no debemos olvidar que quien produce la tecnología bautiza sus frutos”, afirmó.
En otra mesa, titulada El futuro iberoamericano del español, la escritora argentina Ana María Shua afirmó que la gran batalla del castellano es la del prestigio, para lo cual es necesario que tenga más presencia en ámbitos como el científico.
“Es una batalla cultural. Debemos prestigiar la imagen internacional de nuestra lengua para que los hispanohablantes en Estados Unidos se sientan orgullosos de ella y de transmitirla a sus hijos”.
Mientras tanto, más allá de la sede del CILE en una ciudad se adentra en el frío del otoño del hemisferio sur, con días donde apenas se ve el sol, otros académicos, dentro del “contra congreso”, llevan a cabo el Encuentro Internacional Derechos Lingüísticos como Derechos Humanos en Latinoamérica.
Allí se mira como una imposición al español de España por encima del latinoamericano y de las lenguas indígenas.
“El gobierno pone todos los recursos públicos para recibir al rey de España, algo tan colonialista como eso”, se quejó la directora del Museo de Antropología de la Universidad de Córdoba y una de las organizadoras, Fabiola Heredia.
En el “contra congreso” cocinan incluso un “Diccionario sin coronita”, con palabras o acepciones no reconocidas por la RAE. Muy locales, pero vivas. Por ejemplo, “desaparecidos”, que aquí siempre significa las miles de víctimas de la dictadura argentina. Otra es “verdelegal”, que ante la fuerza del movimiento feminista hace referencia al derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
En la ciudad de Córdoba, la segunda ciudad argentina más importante, a una hora en avión de Buenos Aires, había expectación sobre las reflexiones que se darían en torno al idioma. En la plaza principal hay una pantalla que contaba el tiempo restante para el arranque del CILE, y ahora está en ceros, cuando la atención de la población se ha desviado al futuro de la economía. El mismo miércoles, cuando inició el Congreso, el dólar se disparó de los 40 a 44.9 pesos locales.
“El CILE es una estrategia de (Mauricio) Macri (presidente de Argentina) para ocultar lo malo de la economía”, aseguró Heredia.
Según reportó ayer la agencia AP, la recesión económica, en combinación con la inflación más alta en 27 años, ha acrecentado la pobreza en el país, y indigencia había alcanzó al 6.7 por ciento de la población durante el segundo semestre de 2018 contra el 4.9 por ciento del mismo periodo en 2017.
Pero los diarios locales no han dejado de hablar del CILE, y lo hacen a veces desde el humor. En una caricatura de Crist en La Nación se muestra a dos oficinistas modernos que miran extrañados las figuras de Don Quijote con armadura y su escudero, Sancho Panza. “Estos señores preguntan por el Congreso de la Lengua”, comenta uno al otro.
Texto: Jorge Ricardo / Agencia Reforma / Agencia Reforma / Foto: Twitter
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