13 marzo,2020 4:53 am

¿Qué sigue?

Jorge Camacho Peñaloza

La forma de hacer cambiar más rápido la sociedad es movilizar a las mujeres del mundo. Charles Malik.

El 8M y el 9M sí demostraron que existe una gran ola guinda a todo lo ancho y largo del país, un tsunami de mujeres que dijo: aquí estamos, no queremos seguir siendo vistas y tratadas como seres inferiores por un paradigma retrógrada, rancio; que nos dijo a todos, sobre todo a los hombres, abran los ojos, si nos afectan a nosotras se afectan ustedes mismos y a toda la sociedad.

He quedado exhausto de ver tanta voluntad femenina, el país casi se pandea, en serio, ver en un mismo momento histórico en todo el país cómo una idea se transforma en acción, cómo una voluntad colectiva se convierte en un solo grito ensordecedor, confieso que fueron dos días en los que he tenido una sensación de esperanza, de seguridad de que sí podemos y vamos a ser una mejor sociedad.

Ver esa mitad de la sociedad en género con miles de carteles con igual número de exigencias que se sintetizan en un ¡basta de hacernos menos!, me hace pensar que esto tiene que cambiar, que efectivamente la sociedad ha funcionado con un paradigma retrógrada y rancio con el que se le hace menos y se considera inferior a la mujer, ver menos a la mujer ha restado y resta capacidad a la humanidad, la ha hecho lenta, precivilizada, obscura, injusta, enferma, desgraciada.

Hacer menos a la mujer genera pérdida de capacidad productiva al excluirlas de las oportunidades de empleo, genera violencia que no sale de ella sino los monstruos que la ejercen contra ella y que al violentarlas no se dan cuenta que violentan, a sus hijos, a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, es decir, a la sociedad; genera pérdida de valores de respeto que se traducen en agresividad, lo que crea un ambiente de inseguridad; genera una débil formación y educación afectiva, cívica y legal de los niños y jóvenes que creen que se puede insultar a la mujer y que es no es penado.

El 8M y 9M ellas no han hecho sino quitarnos la venda, abrirnos los ojos, darnos cuenta, tener conciencia, de que como sociedad la estamos y la hemos estado regando milenariamente, de que hemos tolerado y promovido, incluso muchas mujeres también, ese ver menos a las mujeres, muchas mamás, abuelas y tías que han enseñado milenariamente a la mujer y al hombre que lo correcto es que las mujeres sean servidoras de los hombres, que incorrecto.

Si dejamos de hacer menos a la mujer, dejamos de verla como un ser inferior, y la empezamos a valorar como lo que es, igual o mas valiosa que el hombre, si empezara a darse el respeto, cuidado, oportunidades, valor, amor, estoy seguro de que habría mas seguridad en el país, menos delincuentes, más Estado de Derecho, más respeto a las leyes, más riqueza, más bienestar para todos, menos violencia, más desarrollo.

El ¡ya párenle! está puesto sobre la mesa ¿qué sigue?, compromisos, políticas públicas, programas, leyes. No los oigo diputados, partidos políticos, gobernantes, organizaciones empresariales, iglesias, universidades, maestros, padres de familia, ellas exigen respuestas, estamos obligados a dárselas.

Vuela vuela palomita y ve y dile: A todos los machos del ejido, que a partir de ahora se va a penalizar con cárcel levantar la voz a la mujer, hacerla menos, pagarle menos que a los hombres en trabajos iguales, obligarla a que la haga de cocinera, niñera, camarera, chofer y lavandera, insultarla, acosarla y faltarle el respeto. Como dice aquel, me canso ganso si ahora sí, no andan derechito los machitos.