4 julio,2023 9:02 am

Recibe Acatlán a ejecutantes de la danza maromera que conjuga fiesta y ritualidad

 

Acatlán, Guerrero, 4 de julio de 2023. Acatlán fue la sede de la danza maromera ñuú savi (mixteca), zapoteca y nahua. Un encuentro de culturas y acrobacias de sentido festivo y ritualidad.

“Es la representación del transcurrir de la vida. El cielo y el infierno donde el maromero ejecuta acrobacias”, explicó Joel Guillermo, capitán de la danza del pueblo nahua de Acatlán.

El sábado por la mañana, autoridades comunitarias y el pueblo recibieron a las danzas maromeras y músicos visitantes.

Fueron delegaciones de Veracruz, Estado de México, Oaxaca y el anfitrión Guerrero, aunque para Charlotte Pescayre, responsable del proyecto Correspondencias Maromeras fue un encuentro cultural de la maroma pluriversal.

Se trató de la Cuarta Correspondencia Maromera organizada por el Colectivo Plural e Independiente de Maromeros en México, Asociación Civil.

Después del mediodía inició la demostración y ejecución de las danzas en la explanada de la iglesia local.

Por las cuerdas de mecate y acero con una altura de tres y medio metros desfilaron los danzantes nahuas de Acatlán, ñuú savi (mixtecos) del grupo Yo’o Kua’a de San Juan Colorado, Jamiltepec, Oaxaca y zapotecos de Santa Teresa Sochiapan, Veracruz.

Fueron horas del espectacular baile tradicional presentado al público por el huesquistle, como se le conoce al payaso, y amenizado por la banda de música de viento La Movida de Zitlala y la Orquesta Tapia de San Juan Colorado, Oaxaca. Se integraron las danzas de los chivos locales.

Consultada, Charlote Pescayre, quien también danzó sobre las cuerdas, explicó que son correspondencias o intercambio de estilos entre los pueblos que practican la maroma en México y del que cada dos años se lleva a cabo un encuentro nacional.

La también especialista en danzas maromeras comentó que el origen de las cuerdas, trapecio y columpio se remonta a los años 900 y 1345 antes de nuestra era en Corea y Grecia.

Agregó que aunque no hay registro prehispánico de la danza, su práctica inicia en un país ya colonizado.

Otras versiones indican que fue parte de la evangelización de la población nativa mediante una representación de los circos europeos y asiáticos.

El sentido actual, consideró Charlotte Pescayre, es de fiesta en conmemoraciones religiosas y parte de los rituales de petición de lluvias.

 

El rescate de los maromeros

Joel Guillermo Porfirio, de 38 años, es el capitán de los maromeros de Acatlán. A los 8 años inició de maromero.

Y aunque hubo un momento en que la danza se perdió por falta de financiamiento, Joel y su hermano Lucio la rescataron. “Es mucha responsabilidad y gasto económico”.

Recuerda que desde la década de los 80 ya se practicaba en el pueblo por los señores Ofelio Cruztitilán Porfirio, Florentino Capistrano Medina y Federico Guillermo Macario.

Ahora Joel y Lucio son la motivación de sus hijos y de las nuevas generaciones.

“Es intrínseco, trasciende esta cultura arraigada desde hace años”.

Para Joel Guillermo la danza de los maromeros es la representación del pasaje de la vida.

“Brincar en cuerdas es el transcurrir la vida, mientras abajo se danza en representación del fuego”.

“Es el cielo y el infierno, con que el maromero ejecuta actos, la vida, mientras abajo se aviva el fuego.”

Ese significado se realiza para ofrendar al santo patrón (San Juan, el Bautista). Y en mayo se ejecuta en agradecimiento a la Santa Cruz, a los elementos de la vida, en el atsasilistle.

“Los maromeros ofrendan su participación, su esfuerzo y cansancio para solicitar lluvia para que haya buena cosecha”.

En la danza maromera de Acatlán participan 48 integrantes entre niños, mujeres y hombres.

Del total de danzantes, son 15 los trapecistas cuyo rango de edad va de los 11 a los 43 años de edad.

Entre sus personajes está el Tehuitle o Huesquistle, que es el payaso que se ríe de la vida y alegra al público.

El Tecolotito, el capitán que va al frente, dirige el caminar del danzante en la cuerda.

Así como el maromero que representa a la mujer ataviada con la blusa y el huipil de la comunidad, con su bordado de flora y fauna. La mujer es también la vida.

También hay charros y pequeños danzantes de vestuarios con colores vivos que hacen la fiesta.

Los danzantes trapecistas ejecutan de 25 a 30 estilos. Destaca el cruce de dos danzantes sobre la cuerda que significa el cruce de caminos.

Las acrobacias del maromero mujer que a mitad del camino se sienta en una silla para mitigar su cansancio.

El Colectivo Plural e Independiente de Maromeros en México es una organización sin fines de lucro por lo que busca apoyo de la sociedad civil y de instituciones interesadas en difundir la cultura.

 

Texto y foto: Luis Daniel Nava