20 octubre,2021 10:38 am

Recuerdan el legado del coreógrafo y luchador social Rodolfo Reyes Cortés

 

Acapulco, Guerero, 20 de octubre de 2021. El legado más grande que dejó el coreógrafo, bailarín, escultor y luchador social Rodolfo Reyes Cortés, fallecido el sábado pasado, “fue el de haber sembrado por todos lados; a veces como funcionario de alto nivel, a veces a ras de piso, trabajando”, aseguró la doctora en Ciencias Sociales Margarita Tortajada Quiroz, quien en breve charla telefónica recordó a su amigo.

“El no consolidó nada, es cierto, porque no le interesaba, él lo que quería era arrancar proyectos y eso fue a hacer a Guerrero también”.

Tortajada Quiroz recordó que Reyes Cortés, nacido en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, estudió atraído inicialmente por las artes plásticas en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, donde conoció a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo.

Ya de la mano de la danza, y bajo el auspicio de gente como Amalia Hernández, de su militancia de izquierda y del contexto de la época, fue en los años 60 y 70 fundador de varios grupos de danza en Cuba, Ecuador y Chile, donde fue detenido y torturado por el Ejército a raíz del golpe contra Salvador Allende, en 1973.

Tras destacar que rompió paradigmas desde el principio al querer ser bailarín viniendo de un medio prácticamente rural, recordó que muchas de sus obras fueron destrozadas por la crítica debido a que rompían con el discurso nacionalista de la época, exponiendo temas que los jóvenes consideraban más necesarios.

“Sus obras eran muy políticas, eran descriptivas, no había gran elaboración en términos de lenguaje de danza, pero sí en el mensaje que quería dar”.

Fueron muchos sus viajes –estuvo en México en los setenta para salir en los 80 a Nicaragua– su audacia y objetivos “y en los diferentes sitios a los que fue siempre dejó una huella, dejando trabajo para que otros lo desarrollaran, lo consolidaran” dijo la también investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza.

Dejó trazado el camino en Guerrero

Por su parte, el cantautor Ángel Arias Chalico reiteró que sin duda el legado de Reyes Cortés fue el haber puesto las bases para el desarrollo formal y profesional de la cultura en el estado de la mano de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG).

Llegado de Chile y estando en México, recordó, “fue llamado por el rector Rosalío Wences Meza en su segundo periodo para diseñar un proyecto para la creación del Departamento de Difusión Cultural de la Universidad”.

Ello, dijo, porque había algunos esfuerzos, esbozos de un trabajo cultural y aunque ya había artistas trabajando en la universidad, era una labor dispersa, desorganizada, por lo que hacía falta la profesionalización para poder generar un verdadero movimiento cultural dentro de la Universidad y que tuviera impacto en el estado de Guerrero”.

Así es que se programaron inicialmente –entre otras cosas– cursos de profesionalización en las diferentes áreas de las artes, cursos a los que el propio Arias Chalico fue invitado a trabajar en la parte de música.

Armando Kramsky en Pintura, Félida Medina en Teatro o el también músico y antropólogo Gabriel Moedano fueron algunos de los que se sumaron al proyecto, recordó.

Eso fue en el año 1978, “y a partir de entonces los mejores grupos artísticos, dígase de todas las artes, eran de la universidad”.

No obstante, Arias Chalico comentó que Reyes Cortés fue llamado a los pocos meses para irse como invitado a Nicaragua, con el triunfo de la revolución sandinista, y así, sin más, partió dejando a cargo del Departamento de Difusión Cultural primero al director teatral Enrique Polo Keratry y posteriormente a él mismo.

Decisivo, el apoyo de Reyes Cortés para la compañía Barro Rojo

Por su parte, el coreógrafo y bailarín Serafín Aponte recordó que el apoyo de Reyes Cortés fue decisivo para la creación y desarrollo de diversos proyectos culturales, como la compañía de danza contemporánea Barro Rojo.

“Todo era parte de un gran proyecto más grande, el de universidad-pueblo del entonces rector Rosalío Wences, que buscaba acercar, entre otras cosas, el arte y la cultura a la comunidad universitaria y a todo el pueblo, haciendo eventos y actividades que resultaran significativas, haciendo conciencia y generando público que entendiera la situación social que se vivía en ese periodo en Guerrero, en los años 80”.

Así, desde su militancia, desde su punto de vista del arte “generó muchos proyectos, apoyando con becas de manutención o de viajes al extranjero”.

Tras agregar que fue en ese contexto que se formó Barro Rojo, aceptó que el apoyo de Reyes Cortés fue muy importante al grado que la compañía pudo obtener el Premio Nacional de Danza en 1983.

“Él hizo muchos proyectos de danza en todos lados, fue un personaje que siempre estuvo en constante movimiento, con una gran necesidad de estar desarrollando proyectos culturales en donde estuviera y principalmente ligados a un pensamiento muy revolucionario en el sentido de la izquierda”.

Texto:  / Foto: Cuartoscuro-Archivo