4 agosto,2021 9:52 am

Reinventa el baterista Antonio Sánchez el “bad hombre” de Trump para apropiárselo

El mexicano ganador de cinco premios Grammy lanzará en 2022 el disco Bad Hombre Vol. 2 con versiones de canciones de Nine Inch Nails, Dave Matthews, Lila Downs y Ana Tijoux, entre otros

Ciudad de México, 4 de agosto de 2021. Antonio Sánchez se asume como un bad hombre, término que usó Donald Trump para referirse a algunos migrantes que han cruzado de manera ilegal la frontera de Estados Unidos con México, y al que despoja de su carga negativa para apropiárselo y definir a un artista que, por sí solo, es capaz de enriquecer su entorno.

En los jardines del Cenart, el baterista mexicano, cinco veces ganador del Grammy, toma una pausa después de una mañana de trabajo con un puñado de jóvenes músicos elegidos para la primera Residencia Internacional Antonio Sánchez, y en entrevista, reafirma su nueva identidad.

“Quiero que bad hombre me identifique de ahora en adelante”, dice.

Como bad hombre comandará los proyectos donde él lleva la mano y es la “mente maestra”, desde el extremo opuesto a la connotación despectiva dada por el ex presidente estadunidense contra los inmigrantes que buscaba expulsar.

Sánchez lanzará en marzo de 2022 un nuevo disco, en el que una nómina de cantantes en español e inglés le prestaron canciones lo “más desnudas posibles”, nuevas y viejas, incluso sketches, como Trent Reznor, de Nine Inch Nails; Dave Matthews, Meshell Ndegeocello, Ana Tijoux, Lila Downs, Silvana Estrada y Rodrigo y Gabriela, además de su esposa, Thana Alexa.

Aunque el nombre del álbum aún no está decidido, llevará como subtítulo Bad Hombre Vol. 2, en continuidad con el anterior, porque todo cuanto se escuche allí, salvo las voces invitadas, será obra de él. Tocó todos los instrumentos (teclados, bajo, sintetizador, ukulele, mandolina, percusiones) y se atrevió con los coros en varias de las canciones y hasta con una canción.

“Soy un cantante de regadera, pero en este disco estoy cantando un tema completo. Además, como muchos me mandaron la canción pelona y se me antojaban más voces y no quería volver a pedirles que me grabaran coros, los grabé yo. Espero hacerlo en vivo también y que no me manden de regreso a la regadera”, comparte el baterista.

Lleva dos años y medio trabajando en este álbum, buena parte durante el confinamiento, sin poder tocar ni salir de gira. “Ya estoy harto de tenerlo en mi casa”, dice, riendo, Sánchez, quien ya antes había vertido su rabia contra Trump en el disco Bad Hombre (2017), del que se encargó, además, de la producción y la edición.

Ya para la película Harami, de Shyam Madiraju, desempolvó su guitarra eléctrica, regalo de Pat Metheny, con quien ha tocado desde hace 18 años, y en la banda sonora se le puede escuchar en la mandolina, el bajo, el ukelele y los teclados. Un trabajo que fue un paso importante para mostrar su amplio rango como compositor.

El nuevo álbum significa también el retorno de Sánchez a sus raíces; el baterista no creció pensando en el jazz sino en el rock y el pop. En su juventud, tocó en grupos rockeros.

“Ahora, después de haber vivido todos estos años bajo la sombrilla del jazz, quería ver cómo podía ayudarme a hacer un híbrido de rock y pop sin que fuera realmente jazz”, dice el músico a propósito de un disco que desea puedan disfrutar por igual un baterista de jazz que uno de rock, o su tía o su abuelo, el actor Ignacio López Tarso.

Está convencido de que un punto de inflexión representó su colaboración con Alejandro González Iñárritu en Birdman, proyecto que le abrió muchas puertas. Cree que sin esa película habría sido imposible, por ejemplo, que Reznor le cediera una canción.

Mira a la distancia al joven baterista que fue, un músico con ansias de probarse como baterista y demostrar su talento. “Siento que esa etapa ya pasó y he hecho suficientes cosas. Ahora me preocupo más por hacer un arte de profundidad y que tenga longevidad”.

Ambiciona poder mostrar el poder del arte desde su instrumento e influir a los jóvenes, ansiosos de lograr algo, pero que quizá no saben por dónde comenzar.

Está convencido del talento que ha visto en México y el resto de América Latina. “Lo que falta es infraestructura, apoyo y, sobre todo puntos, de referencia”.

Texto: Erika P. Bucio / Agencia Reforma