2 octubre,2023 9:07 am

Requiere la escultura conocida como El Caballito una nueva inspección y limpieza

 

Aunque el sismo de 2017 y luego la pandemia aplazaron los trabajos, “no estamos fuera de tiempo”, considerando que el recubrimiento de protección tiene una vida mínima de 15 años, indica Jannen Contreras, una de las especialistas que han trabajado en la pieza ubicada en la Ciudad de México

 

Ciudad de México, 2 de octubre de 2023. Aunque El Caballito, escultura dañada en 2013 durante una mala intervención por un baño corrosivo de ácido nítrico, y restaurado finalmente por el INAH en 2017, resiste el asedio del tiempo y de la intemperie, requiere una nueva inspección y previsiblemente una limpieza, advierten las especialistas que dirigieron el rescate de la escultura, Liliana Giorguli y Jannen Contreras.

“No estamos fuera de tiempo, considerando que el recubrimiento (de protección) tiene una vida mínima de 15 años”, indica Contreras.

El sismo de 2017 primero, y la pandemia de Covid-19 después, aplazaron la revisión del monumento histórico, pero es necesario hacerla ya, una vez que el personal del INAH se coordine con el Fideicomiso del Centro Histórico y disponga de una grúa para alzar y permitir aproximarse a quienes la examinen, expone.

“Con la salvedad de que hagamos un acercamiento más profundo, desde abajo se ve bastante bien”, pondera la especialista en patrimonio metálico.

Sin embargo, añade, se advierten ya marcas de agua, depósitos de hollín y unas áreas más sucias que otras.

La obra permanece también expuesta al rebote de pelotas que los niños avientan o al roce de los objetos que arrojan indigentes de la Plaza Tolsá, entre otras interacciones propias de un lugar público y que no constituyen propiamente una agresión deliberada contra ella, explica Contreras.

La estatua ecuestre de Carlos IV, obra del siglo XVIII esculpida por el arquitecto valenciano Manuel Tolsá, tampoco se libra de grafitis, que retira la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH tras manifestaciones o protestas sociales.

Y la inspección permitirá determinar si requiere retirarse algún otro elemento, añade Giorguli, también académica de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía Manuel del Castillo Negrete (ENCRyM) y quien, como ex titular de la CNCPC, coordinó la restauración de El Caballito.

Giorguli y Contreras son entrevistadas 10 años después del baño con ácido nítrico efectuado por un contratista del gobierno de la Ciudad de México, que dañó la mitad de la pieza.

“Fue un atentado contra ella”, afirma Contreras, sobre los hechos de septiembre de 2013.

“Creo que todos, como transeúntes, de alguna manera nos hemos ocupado periódicamente de ir a ver El Caballito. Y en general lo percibo bien; con ojo acucioso hemos estado revisando el comportamiento del recubrimiento de la escultura –que tiene un tiempo de vida previsto de 15 años, cuando menos–, pero sí se necesita de esta inspección”, puntualiza Giorguli.

Además de la revisión, que también involucraría el pedestal, cuya restauración dirigió la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos (CNMH) del INAH, es probable que la obra requiera una limpieza para eliminar hollín, indica.

La CNCPC y la CNMH deberán coordinarse con el Fideicomiso del Centro Histórico, organismo que resguarda la escultura, para revisarla idealmente cuando no llueva, después de noviembre, sugiere Contreras.

 

Preciosismo y audacia

Ahora se sabe que el óleo usado por Tolsá para recubrir la escultura contenía aceite de tung y provenía de la Nao China, detalla Contreras.

Fue una audacia que respondió al influjo de las excavaciones, en el siglo XVIII, de las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, sepultadas por la erupción del Vesubio hace casi 2 mil años.

Los bronces color verduzco que fueron desenterrados repercutieron en el gusto estético, como le comentó a la restauradora el investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Jaime Cuadriello, cuando se acercó a la pieza.

En la época de Tolsá, las esculturas se dejaban del color del bronce, relucientes, pero el artista -de acuerdo con la hipótesis de Cuadriello- pretendió imitar aquellos bronces recuperados en Pompeya y Herculano para que El Caballito pareciera procedente de una excavación romana.

 

Texto y foto: Agencia Reforma