10 septiembre,2024 10:16 pm

Resurge el arte mesoamericano en museo de Los Ángeles

Ciudad de México, 10 de septiembre de 2024.- Sin importar si se trata de un muro, una vasija de barro, un textil o un pliego de papel corteza, la tradición del uso del color en Mesoamérica sigue asombrando en lo artístico y lo científico a siglos de distancia.

La intersección entre estos dos campos, lo técnico y lo creativo, animan la exposición We Live in Painting: The Nature of Color in Mesoamerican Art (Vivimos en la pintura: la naturaleza del color en el arte mesoamericano) en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA, en inglés).

“Llevamos como 20 años estudiando científicamente las obras mesoamericanas porque es una de las culturas más importantes que aportan al mundo estéticamente”, señala en entrevista la historiadora del arte Diana Magaloni, curadora de la muestra.

A decir de la especialista, exdirectora del Museo Nacional de Antropología, el uso del color desplegado por las culturas indígenas constituye un logro a escala global que dejó diversas escuelas de gran relevancia.

“Por ejemplo, hay pocas escuelas de pintura mural en el mundo, porque es un arte que implica un reto físico muy grande, de saber química, de saber física, cómo haces que una pintura viva en la arquitectura y en el tiempo y se mantengan esas capas pictóricas; hay mucho que solucionar”, ejemplifica.

“También tradiciones como la de los manuscritos pintados que, cuando ves nuestros códices originales, con unas pinturas que pareciera que las estás viendo con luz desde atrás, como si fuera una pantalla de computadora, porque son unos pigmentos que están diseñados para ser transparentes; hay pocas escuelas que sepan hacer esos pigmentos”, abunda.

La exposición refleja estas proezas técnicas a través de más de 270 objetos que muestran el rango casi completo de los soportes que las culturas indígenas de Mesoamérica utilizaron para plasmar sus cosmogonías a través del color.

Desde un fragmento mural proveniente de Tetitla, en Teotihuacán, pasando por una urna funeraria mixteca de barro, hasta una vasija del yacimiento arqueológico maya de Chamá, la cromática de Mesoamérica muestra sus numerosos alcances.

“Tratamos de que hubieran todos los soportes porque se pinta con pigmentos, pero también se pinta, por ejemplo, con textiles, donde tú tejes y haces una superficie de color”, explica Magaloni.

“La pintura es piel, así como el pasto es la piel de la tierra y sus vellos, todas las superficies de los objetos son la piel, es el cascarón que los hacen existir, les dan vida e identidad”, reflexiona.
Significados ritualesLa exhibición en el LACMA forma parte de la iniciativa Pacific Standard Time: Art & Science Collide, de la Fundación Getty, que en esta edición ha generado proyectos donde el arte y la ciencia muestran su imbricación profunda.

La curaduría de la muestra, por ello, aborda a través de siete secciones temáticas tanto los significados culturales del color para los pueblos mesoamericanos como sus asombrosos avances técnicos en el manejo de los materiales.

“Lo que tratamos de hacer es no imponer nuestra interpretación, sino partir de las voces que nos dejaron escritas, en documentos en el siglo 16, ya en el alfabeto latino, cuando toda esta sabiduría se transcribió, de alguna manera, por historiadores indígenas, frailes mendicantes e historiadores mestizos”, refiere.

Como ejemplo, Magaloni cita la narración directa del mito de la fundación de Tenochtitlan, donde, además del hallazgo del águila devorando a la serpiente, los mexicas determinaron el sitio a partir de su profunda simbología cromática.

“Saben que llegaron al lugar ideal porque, de pronto, se asoman a través de los tules y todo es blanco: el lago es blanco, los ahuehuetes son blancos, las ranas blancas, la serpiente es blanca; todo brilla de blanco”, relata.

La exposición comienza, precisamente, con una sección dedicada al blanco, que simboliza la promesa de un material, como la corteza del árbol de amate, el algodón, las conchas y el hueso, para ser transformado a través del color.

La sección inmediatamente posterior, titulada “Pintura y sabiduría (el papel cósmico del artista)”, muestra cómo las culturas mesoamericanas desarrollaron pigmentos y técnicas a través de los recursos naturales a su alcance.

Algunas secciones están dedicadas a colores específicos, como “In Tlilli In Tlapalli: lo negro y lo rojo” y “Yax-K’an: azul-verde y amarillo”, otras a cuestiones técnicas como “La ciencia del color” y otras a la cosmogonía a través del color, como “Imagen y presencia”.
Plasman conocimiento”Hay un concepto náhuatl muy importante para ‘imagen'”, detalla Magaloni sobre esta última. “Nosotros concebimos la imagen como una reproducción, donde tú pintas y reproduces la realidad, o es una imagen abstracta, tenemos muy claro ese concepto y lo aplicamos al pasado.

“Pero en realidad las imágenes mesoamericanas son escritura, son conocimiento, elaboran todo el conocimiento, el por qué estamos aquí, para qué estamos aquí, de qué nos tenemos que cuidar, de una forma también ritual”, apunta.

Con más de la mitad de piezas provenientes de la colección de Arte de la América Antigua del LACMA y otra gran parte prestada por el INAH, la exposición busca resarcir la distancia que existe entre este patrimonio que, por razones históricas y geopolíticas, se encuentra dividido.

“Creo yo que es muy importante poderle dar contexto y que estén en diálogo estas colecciones, que no sufran los objetos, y eso es lo que tratamos de hacer en esta exposición: darle un contexto a las obras que están aquí, que son de la colección de LACMA, junto con México”, plantea Magaloni.Acento contemporáneoOtro aspecto importante de la exposición es que cuenta con 17 obras contemporáneas de artistas nahuas, tsotsiles, mixtecos y zapotecas que dan cuenta de la continuidad y la vitalidad de una tradición que no se ha roto.

Éste es el caso de los pintores de amate de Xalitla, Guerrero, o de las tejedoras de los Altos de Chiapas, quienes mantienen con vida la tradición cromática de los pueblos indígenas.

A inaugurarse este 15 de septiembre y abierta hasta el 2 de septiembre de 2025, Vivimos en la pintura: la naturaleza del color en el arte mesoamericano busca también crear un impacto en la comunidad de Los Ángeles que tiene sus raíces en el actual territorio mexicano.

“Que estén aquí las piezas hace que la comunidad mexicana, a todos niveles, tenga una participación, una presencia en esta ciudad, que es súper importante”, concluye Magaloni.

 

Texto e imagen: Agencia Reforma