20 febrero,2018 8:25 am

Hay que revisar el pasado para vislumbrar el futuro de la música, afirma Fito Páez

Rosario, Argentina, 20 de febrero de 2018. Hay que tenerle respeto al tiempo, a los experimentados, a los clásicos y a la tradición artística en América al momento de pensar en el estado de la escena musical actual y al cuestionarse, particularmente, si hay relevo generacional en cuanto al rock hispanoamericano.

Así piensa Fito Páez, ese viejo lobo de mar que acaba de estrenar Ciudad liberada, material que vendrá a promover al Vive Latino, los próximos 17 y 18 de marzo en el Foro Sol.

“Supongo que sí hay relevo, pero a lo mejor no está en las compañías multinacionales. Pero si uno, con tiempo, hurga en la red, encuentra cosas extraordinarias. La tradición musical americana es tan fuerte y tan importante que no puede ser que eso se borre de un plumazo con el reguetón”, dice categórico en charla telefónica.

Catalogado como uno de los contados rockstars argentinos en la liga que militaron los fallecidos Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati, Páez cree que hay que poner la vista atrás y no hacia adelante, para encontrar.

“Lo más importante es siempre estar atento a que el futuro está en el pasado. Eso es un gran norte para cualquier artista que pise este mundo. Hay muchos charlatanes hoy hablando de cualquier cosa y América tiene la tradición de ser la gran máquina inventiva de la canción popular mundial. Los compositores de América cargan con una tremenda responsabilidad por la gran historia que tiene la música de acá”.

A sus 54 años y luego de 3.5 millones de discos despachados en el mundo, el cantautor de Rosario se dice pleno, feliz, liberado como dicta su álbum.

“A veces a uno le falta el respeto al niño que fue al renegar de sus primeras obras. Hay que tenerle respeto a mamá historia y a papá tiempo. Amo las criaturas que hice durante mis primeros tiempos como músico y las sigo amando porque eso me permitió ser quien soy hoy y llegar a ciertos abordajes musicales. Así que… arrepentimientos… ¡ninguno!”, manifestó.

Páez se siente tan libre y lleno de vida que se ha autoimpuesto un manantial de calificativos al momento de crear su nueva placa. Todo cabe. Músico, voyeur, cuentista, cristiano, mapuche, mamarracho, borracho, político, crítico, canalla…

“Es que es un álbum que me permitió meter la cámara desde muchos lugares diferentes. Es un disco de una gran libertad, porque ese eclecticismo me permitió moverme desde momentos de orquestaciones clásicas a formatos de trío en rock con batería, guitarra y bajo.

“O música más folclórica o beatleana o con influencias de (Charly) García o (Luis Alberto) Spinetta, en fin. Todo mundo siempre busca la libertad de sacar lo que tiene en las tripas conforme corre la vida”, dice.

Si se vale ponerlo en palabras, el músico define su actual material como un disco orgánico del cual se siente muy orgulloso.

“Es un álbum salvaje y sofisticado. Más que silvestre es agreste, usamos pocos efectos, poco ornamento. Está la banda sonando y aparecen grandes coros. Las cosas que están ahí ocupan todas su justo lugar. Es un disco hermosamente prolijo”, remata.

 
Texto: Luis Carrillo / Agencia Reforma/ Foto: Agencia Reforma