12 abril,2022 5:43 am

Revocación y consolidación

Arturo Martínez Núñez

 

El pasado domingo, 16 millones 502 mil 636 mexicanos (el 17.7785 por ciento de la lista nominal de 92 millones 823 mil 216), salieron a la calle a votar en la Revocación del Mandato, un mecanismo nuevo sustentado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Y 15 millones 159 mil 323 mexicanos votaron por que siga en su cargo el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Mas allá de cálculos matemáticos, lo primero que hay que señalar es que la consulta fue un éxito véasele por donde se le vea. Obtener 15 millones de votos se dice fácil pero es una tremenda hazaña. La gente salió a votar de manera importante, a pesar de que nunca hubo información suficiente en los medios de comunicación ni publicidad masiva como suele hacerse en cada votación nacional. Se instalaron únicamente el 33 por ciento de las casillas que se montaron la elección pasada. En lugares como la sierra de Guerrero concentraron hasta ocho secciones en una sola a más de dos horas de distancia por caminos agrestes. Y sin embargo mucha gente salió a ejercer su derecho al voto. Muchos se organizaron para cooperar para la gasolina como en el caso de La Pintada y de El Edén. Otros prepararon algo de comer para sus compañeros. Para los fifís de la Ciudad de México es imposible entender la cultura comunitaria.

Como dijera el ya clásico dipsómano michoacano “haiga sido como haiga sido”, la realidad es que la oposición, perdida y extraviada entre sus propias redes, envalentonada por sus tuiteros y azuzada por sus intelectuales como Loret de Mola, Brozo, Lilly Téllez o Chumel Torres, intentó por todos los medios descalificar el proceso y ahora intenta decir que todo fue un fracaso. Desde luego que esa es la cara vista que muestran al público, en privado, la cara oculta sabe que movilizar a quince millones de votantes dos años antes de las elecciones, es un logro magnifico y para ellos un de-safío casi imposible de igualar.

Otra vertiente de ataque fue la supuesta defensa del INE y de “las instituciones”. Dos precisiones: el INE no son sus consejeros, corruptos y producto de acuerdos inconfesables entre los partidos políticos. Lorenzo Córdova y Ciro Murayama no son los paladines de la democracia sino los tontos útiles del despotismo ilustrado. Lorenzo se ha convertido en un insufrible personaje, soberbio, altanero y pica pleitos que se ha mareado con los vapores de una eventual candidatura a la Pre-sidencia de la República. Ciro, el perrito faldero de Lorenzo, mueve la colita y en vez de árbitro quiere ser jugador. Quisiera ser el protagonista y no el regulador. Para su desgracia, el año próximo terminan su encomienda y vendrán los cambios de ley. Ellos ya tienen garantizado su lugar en el basurero de la historia junto con otros delincuentes electorales como Luis Carlos Ugalde. Segunda precisión, las “instituciones” no son SUS instituciones. Como se dijo desde hace años: “al diablo con SUS instituciones”.

Los verdaderos jefes hacen estrategia y valoran escenarios. Entienden mejor que nosotros, sus adversarios, que no tienen nada que hacer en el 2024: no existe una figura que destaque y pueda aglutinar y por lo menos intentar hacer un papel digno ante los precandidatos de Morena.

Agazapados, esperarán al 2027 y sobre todo al 2030. No tienen prisa. Sus arcas rebosan tras décadas de saqueo impune. Seguramente intentarán incluso infiltrarse a través de personajes ya insertos en Morena y sus partidos satélite. Saben que el PRI está terminado, este año perderán un importante bastión en Hidalgo y el próximo el Estado de México. El PAN es el jinete sin cabeza, la procesión sin cura, la orden sin santo, los templarios sin cruzada. Al PRD ni siquiera dedicarle líneas ágata. Se ha convertido en el partido de un cacique en decadencia que pega con la izquierda y cobra con la derecha. Movimiento Ciudadano, sueña en que uno de sus gobernadores telemáticos pueda brincar a la arena nacional, pero su dueño es demasiado astuto como para no comprender el momento histórico.

Así las cosas, brincada la aduana de la revocación, vendrá la disputa interna por heredar el trono. ¿En quién heredará el soberano? ¿En su hermano, en su hija o en algún tapado que nadie vea venir? El reto ahora y la tarea principal es mantener la unidad en torno al proyecto.

Mirar por encima de las aspiraciones personales, jugar como equipo, pasar el balón, intentar tirar paredes y sumar a los que aún no están convencidos. En otras palabras, hacer política, política y no grilla. Fijado el rumbo, soltadas las amarras, recordar a León Felipe: “Voy con las riendas tensas y refrenando el vuelo porque no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo”.