23 marzo,2020 6:20 am

Sacan de un Refugio para Atención a Mujeres a una usuaria sin garantizarle apoyo, denuncian

La afectada no tiene empleo ni recursos, y teme que su esposo que la violentó le quite a sus hijos porque la FGR los incluyó entre personas no localizadas, informa un familiar

Chilpancingo, Guerrero, 23 de marzo de 2020. El Refugio para la Atención de Mujeres en Situación de Violencia Extrema operado por la Secretaría de la Mujer, dio de alta a una usuaria después de cuatro meses de aislamiento sin garantizarle una red segura de apoyo, sin recursos ni empleo, y en medio de la crisis del coronavirus, denunció un familiar cercano que detalló para El Sur los pormenores del caso.

Ademas, la fuente indicó que la usuaria teme que su esposo le quite a sus hijos, después que la Fiscalía General de la República (FGR) difundió en fichas de Personas Desaparecidas y No Localizadas

los datos y fotografías de los infantes, y el gobierno del estado no le dijo a la instancia federal que los niños de 12 y 7 años de edad se encontraban con su mamá desde el 19 de noviembre de 2019 en el Refugio.

La familiar denunció la vulnerabilidad en que se encuentra la mujer de 30 años con sus hijos, que la semana pasada, a pocos días de haber salido del Refugio (el 10 de marzo de 2020), descubrió pegadas en la cortina de una carnicería, las fichas de búsqueda de sus hijos, en una calle que utilizaba con regularidad.

Las fichas impresas que retiró de la calles, además de los números telefónicos de la FGR para recibir información de “si se ha visto o se sabe algo de las personas que aparecen (en el documento)”, también tenía con letra escrita a mano, el número del papá de los niños, que ha sido el agresor de la usuaria. El Sur constató que las fichas también se difundieron en línea.

Denunció que cuando la usuaria notificó de la publicación de las fichas de búsqueda a las funcionarias de contacto del Refugio, le respondieron que no se preocupara, que nada iba a pasar porque “todo está parado debido a la contingencia del coronavirus”.

Pero, si se sentía en riesgo, le ofrecieron un préstamo de dinero para que pueda ir a buscar a parientes en otra ciudad.

No obstante que sabían que la usuaria agotó sus ahorros en la compra de una estufa y un tanque de gas para instalarse en un cuarto rentado en la capital del estado, que una prima les prestó cobijas y con sus hijos estaban durmiendo en el piso. Además, la única persona registrada como su “red de apoyo” en el Refugio no tenía condiciones de recibirla en su vivienda.

También le recomendaron mantener en el cuarto a sus hijos para no exponerlos ante el brote del nuevo coronavirus, ni a la localización de su papá. En tanto ella podría cortarse el pelo para cambia su imagen, y no ser reconocida en la calle mientras busca un empleo para sostener a sus hijos.

La misma fuente recriminó que los funcionarios del gobierno hicieron lo mismo que el esposo a la mujer violentada que la alejó de su familia durante 12 años.

En el Refugio le insistieron en que no tuviera comunicación con su mamá, que seguramente tenía comunicación con feministas, “un grupo de viejas chismosas, que no saben de leyes ni de protocolos de seguridad”, que ya estaban preguntando por ella en las instancias de gobierno.

El Sur tuvo a la vista copia de documentos sobre la estancia de la usuaria en el Refugio para la Atención de Mujeres en situación de violencia extrema, y en uno de los escritos que sólo lleva firma sin nombre pero con sello, escribieron mal el nombre de la Ley 553 de Acceso a las Mujeres a una vida libre de Violencia, ni del Sistema Estatal para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia hacia las Mujeres.

No promovieron medidas de restricción para el agresor. La fuente indicó que al salir del Refugio, la usuaria buscó a un licenciado del Centro de Justicia para Mujer en Chilpancingo, Melquiades Molina para que la asesorara en los temas legales.

Explicó que el primer día que lo buscó, no lo encontró en su oficina, lo vio el siguiente lunes 16 de marzo, y él le dijo que volviera el miércoles 18, para entonces, le informó que en Ciudad Judicial lo juzgados no trabajaban por la contingencia de salud hasta el próximo 20 de abril. En este mes, no podían hacer nada.

El Refugio para la Atención de Mujeres en Violencia funciona en Guerrero como una casa de seguridad para atender y proteger la integridad de las mujeres que han tenido que huir de sus hogares a causa de la violencia, además debe tutelar los derechos humanos de las mujeres, procurar el acceso a la justicia y a la seguridad de las usuarias, y fortalecer sus capacidades para ampliar sus oportunidades y potenciar su desarrollo económico.

Las autoridades estatales manejan los datos de las usuarias con suma secrecía para evitar más riesgos para las víctimas y para la sede, por la misma razón, aquí se omiten los datos de los involucrados que se tuvieron a la vista.

En 2018 se difundieron varias denuncias de usuarias sobre maltrato y abusos en el Refugio, y en el seguimiento sólo se supo de manera extraoficial que la operación del Centro era evaluado por la Red Nacional de Refugios, y que se había cambiado a la directora.

Con este nuevo testimonio, se sabe ahora que algunas condiciones del Refugio se mantienen, la comida que reciben las usuarias es congelada y los pocos condimentos que hay, los lleva una cocinera

para mejorar el sabor de los alimentos. No hay materiales didácticos para la educación de los niños, y sólo el año pasado hubo acompañamiento psicológico, este 2020, casi no hubo personal de apoyo.

Las evaluaciones de los niños no están ligadas a ningún centro educativo que avale las calificaciones para reinsertarlos a una escuela regular cuando se salgan del centro, donde sólo pueden quedarse

tres meses, mientras se define un plan de acompañamiento en el acceso a la justicia y desarrollo personal.

La fuente recordó que el 10 de febrero de 2020 recibió información de que la mujer necesitaría un lugar para llegar, lejos de su agresor, y estimó que la mejor persona para recibirla era su mamá.

Sin embargo, denunció que la institución hizo lo mismo que el esposo durante 12 años, que la alejó de su familia por celos que habían escalado a los golpes, y se negaba a separarse de ella. Le dijeron que entonces que su red de apoyo no era confiable. La mantuvieron otro mes dentro del refugio, y al salir, la obligaron a firmar documentos donde se obliga a no hablar de la situación interna del Refugio.

Texto: Lourdes Chávez / Foto: Ilustrativa