22 abril,2024 1:33 pm

Se enfila el Gran Telescopio Milimétrico al “día cero”

 

Ciudad de México, 22 de abril de 2024. Luego de estirar por más de 5 años un fondo originalmente destinado para usarse en sólo 3, el Gran Telescopio Milimétrico (GTM) Alfonso Serrano se acerca al día en que no quedará un peso más para seguir operando.

Sería hacia el 31 de agosto próximo, tal como lo expusieron en un par de cartas las autoridades a cargo del instrumento ubicado en la cima del Volcán Sierra Negra, en Puebla, cuando finalmente se agote el recurso obtenido por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) en 2018.

“Este financiamiento que se otorgó en octubre de 2018, antes de que saliera la administración anterior, pues se ha tenido que ir extendiendo y adaptando a las necesidades del telescopio”, relata en entrevista José Luis Hernández Rebollar, encargado de la Gerencia Técnica del GTM y miembro del INAOE.

“Originalmente era un financiamiento de 36 meses, pero se tuvo que ir adaptando para poder cumplir con los compromisos de nómina, principalmente”, agrega el ingeniero, reiterando que: “Durante todo este tiempo tuvimos que utilizar el recurso del 18, y estirarlo hasta donde se pudiera (…) Pero ya no se puede estirar más”.

Fueron 150 millones de pesos proyectados en un inicio para usarse 50 millones por año, lo cual de entrada ya parecía quedarse corto dadas las necesidades del radiotelescopio de plato único más grande del mundo, considerado una de las iniciativas científicas más importantes del país.

“Para que el telescopio opere necesita alrededor de 90 millones de pesos anuales. La actual administración dice que con 60 millones (basta)”, señala a Reforma el doctor en Informática Leopoldo Altamirano Robles, ex titular del INAOE.

“Es una cantidad importante, sobre todo si uno considera el consumo de energía mensual del telescopio, pues el pago anda por los 300 mil pesos”, agrega quien se reincorporara como investigador luego de una gestión en la que se consiguió que el diámetro del plato del GTM alcanzara los 50 metros.

De cara a esa insuficiencia presupuestaria, Hernández Rebollar explica que fue necesario combinar los recursos del fondo conseguido en 2018 con el propio presupuesto del INAOE, Centro Público de Investigación de Conahcyt del cual depende el radiotelescopio inaugurado en 2006.

“Por eso pudimos extender (el dinero) hasta donde lo hemos podido hacer. De otra forma, no hubiéramos podido; hace 3 años hubiéramos tenido que hacer otra solicitud de presupuesto. Si el Instituto tuviera que dedicar su PEF (Presupuesto de Egresos de la Federación) para los gastos completos del GTM, no podría”, remarca el ingeniero.

Cuestionado acerca de por qué estirar los recursos en lugar de hacer una nueva solicitud al término de esos 3 años, Hernández Rebollar responde que en realidad no tenían opción. Y esto fue así debido a un par de hechos que los pusieron en una situación muy compleja.

Por un lado, la irrupción de la pandemia de Covid-19, en 2020, y, por el otro, la extinción de los fondos y fideicomisos de investigación, aprobada legislativamente ese mismo año.

“A lo mejor debimos haber utilizado el dinero en los 3 años y no tratar de estirarlo en 5, pero las reglas de operación son claras: hay tiempos en los que te revisan tus reportes financieros de las etapas intermedias. Nuestro proyecto se dividió en tres etapas; termina la primera, entregas tus reportes financieros, revisan que todo está bien, y entonces te aprueban la ejecución de la segunda.

“Cuando por fin nos revisan la primera etapa, tuvieron que hacer muchas cosas para que sobreviviera el presupuesto del fideicomiso; el Conahcyt tuvo que hacer maravillas ahí administrativas para generar otro mecanismo en el que se pudiera seguir apoyando la operación, aún con la cancelación de los fideicomisos”, reconoce Hernández Rebollar.

Por lo anterior, al ingeniero le parece “un tanto extremo” decir que no ha habido apoyo para el GTM por parte de la dependencia encabezada por María Elena Álvarez-Buylla, quien en comparecencia ante senadores había informado que, reintegrados a la Tesorería de la Federación, parte de los recursos contenidos en los fideicomisos y fondos eliminados se invirtió en “proyectos prioritarios a nivel del gobierno federal”. (Reforma, 05/08/2022).

“Era yo creo que muy fácil para el Conahcyt decir: ‘Bueno, se cancelaron los fideicomisos, pues ni modo. Y la lana que estabas ejecutando, pues hasta ahí se acabó’. Y no, lo que pasó es que buscaron un mecanismo administrativo con nuevas reglas de operación; se hizo toda una ingeniería administrativa y financiera para que los proyectos que ya estábamos funcionando con un fideicomiso pudiéramos seguir.

“No era, obviamente, la solución ideal; la extinción de los fideicomisos no fue nada que ayudara. Fue una complicación bastante fuerte porque las nuevas reglas de operación de los nuevos fondos no son tan flexibles como eran los fideicomisos”, prosigue Hernández Rebollar. “Con ese dinero que se pasa del fideicomiso a este nuevo programa se nos financia el resto de la operación a partir del 21”.

Pero los recursos, finalmente, se acabaron.

Enfilados hacia el “día cero”, la comunidad del GTM ahora apela a que se incremente el presupuesto del INAOE, para lo cual incluso ya se han acercado con la diputada María Eugenia Hernández, de la Comisión de Ciencia y Tecnología en San Lázaro.

“En caso de que no se pueda dar el incremento, pues entonces la gestión paralela es (conseguir) otro financiamiento por un tiempo finito de alguno de los programas de apoyo que tenga el Conahcyt que todavía tenga dinero”, comenta Hernández Rebollar, quien también refiere la necesidad de un aumento en el Capítulo 1000 para poder absorber a los trabajadores del telescopio contratados vía outsourcing.

“Y eso, ¡uf, híjoles! No es de esta Administración, de siempre es muy complicado”, admite, entre risas y con cierta resignación. “(Ahora también) todo el escenario cambió, la ley es otra, y hay que jugar con las nuevas reglas”.

 

De México para el mundo

El fin de semana pasado, dice Hernández Rebollar, recibieron en el GTM a un grupo de astrónomos de las universidades británicas Cambridge y Oxford.

“El lunes tenemos la visita de un grupo de la República Checa para explorar una posible colaboración”, continúa el académico del INAOE. “Y tenemos en puerta (la instalación de) otro instrumento del Tecnológico de California, el famosísimo Caltech”.

Trae a cuenta todo esto para resaltar que el GTM ha dejado de ser un mero proyecto binacional entre México y Estados Unidos, surgido a través de la colaboración con la Universidad de Massachusetts, sino que ya se ha vuelto una herramienta de interés internacional.

“Ahora son los extranjeros los que vienen aquí a México, los que nos ofrecen sus instrumentos; están los japoneses con un instrumento que ellos desarrollaron para el GTM con su dinero, con su propia iniciativa, porque su telescopio de 45 metros ya no les da. Ahora vienen a buscar el GTM”, destaca el encargado de la Gerencia Técnica del instrumento.

No es fortuita, vaya, la advertencia de que la falta de recursos para continuar la operación del radiotelescopio impactaría de manera negativa en las relaciones y compromisos internacionales adquiridos hasta ahora.

En especial luego de que el instrumento mexicano jugara un papel central en el consorcio Event Horizon Telescope (EHT), una red de varios telescopios y estaciones de observación alrededor del mundo que en 2019 presentó al mundo la primera imagen obtenida de la sombra de un agujero negro supermasivo.

“La imagen del agujero negro no es un asunto menor desde el punto de vista de la técnica y desde el de la ciencia. Se logró algo que era imposible, que se creía imposible”, celebra Hernández Rebollar, con evidente orgullo ante la proeza que resultó galardonada con el prestigioso Premio Breakthrough en Física Fundamental, en 2020.

“(Nuestra intervención) no sólo fue, como siempre, ayudar a corregir el paper, sino realmente desde la toma de los datos y su procesamiento”, elogió Altamirano Robles en el marco del anuncio internacional, aquel 10 de abril de 2019. “Pasamos de ser pasivos a activos en la generación de resultados trascendentales en la ciencia”.

El valor de una instancia como el GTM, pues, no está en entredicho para quienes han atestiguado su enorme capacidad.

 

“Estábamos peor”

Contrario al tono de alarma que se percibe en el llamado de auxilio de figuras como David Hughes, director del GTM, y José Ramón Valdés, coordinador de Astrofísica en el INAOE, Hernández Rebollar habla con serenidad y hasta cierto optimismo, pues, a su parecer, se han atravesado circunstancias peores.

Así lo enuncia al recordar que, por ejemplo, antes de recibir el apoyo de 2018, ya se habían quedado sin financiamiento desde febrero de ese año.

“Entonces el INAOE de su PEF hizo frente a todos los gastos, y durante ocho meses cubrió todo el financiamiento. Ya en octubre conseguimos la aprobación del dinero que ahorita sigue en operación.

“Viéndolo en perspectiva, en el 18 estábamos peor”, considera el ingeniero involucrado con el GTM desde 1995, cuando aún era estudiante de maestría. “Desde febrero ya estábamos en ceros”.

Sortear la falta de recursos, así como duras críticas, en realidad ha sido la historia común de la iniciativa concebida por el astrónomo Alfonso Serrano Pérez-Grovas (1950-2011), acaso la más grande -con un plato de 50 metros, equivalente a la mitad de una cancha de fútbol- y costosa de la ciencia en México.

“Para el telescopio total -hicimos un cálculo ahí por el 18-, (la inversión hecha) andaba por los 2 mil 200 millones de pesos. Eso en aquel entonces, seguramente ahorita ya cambiaron los números”, comparte Altamirano Robles, director del INAOE hasta 2019, año en que se separó del cargo por presiones de la titular de Conahcyt.

“En este correr de los años, la cuestión del dinero siempre fue una problemática; recuerdo que el doctor Serrano le echó muchas ganas para seguir consiguiendo los flujos de recurso que se necesitaban. Cuentan por ahí también que un día no había para la nómina del telescopio, e hipotecó su casa para poder pagarla, con ese afán de que siguiera”.

Otro ejemplo de esta lucha constante por el financiamiento -que se suma a otras problemáticas, como la del asedio del crimen organizado en Sierra Negra- es que, en 2007, el INAOE solicitó 107.8 millones de pesos para el GTM, y sólo obtuvo 52.6.

A la pregunta sobre si se llegó a juzgar negativamente al GTM de la misma manera en que en este sexenio se ha hecho con megaproyectos del gobierno federal como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas, Altamirano Robles no sólo asiente, sino que opina que todavía hoy sigue enfrentando tales criticismos.

“Porque uno puede decir, bueno, hay científicos muy renombrados que dicen: ‘¿Por qué a un puñado de astrónomos se les da tanto recurso para que puedan jugar con su telescopio, habiendo tantos proyectos interesantes que no se financian?”, ilustra el doctor en informática, miembro desde hace 27 años del instituto que opera el GTM.

“Aquí la gran diferencia es que este instrumento ya está funcionando, a pesar de todas las broncas”, subraya el ex director del INAOE. “Y a diferencia del Tren Maya y la refinería, es un proyecto que produce resultados. Obviamente, los resultados son científicos; pudieran ser tecnológicos también”.

Es por todo ello, y en un sentido mucho menos optimista que Hernández Rebollar, que Altamirano Robles condena que el GTM quede inoperante por falta de recursos. “Sale más barato mantenerlo que cerrarlo; cerrarlo implica tirar a la basura toda esa inversión que se hizo”, zanja.

“Dentro de 20 años, la historia dirá: ‘Éstos fueron los que cerraron el telescopio y tuvieron una falta de visión’. Y entonces ahí harán las cuentas de todo lo que se perdió si se decide no apoyarlo”.

 

Texto e imagen: Agencia Reforma