10 junio,2024 8:21 am

Se inaugura el FICG con un reconocimiento al cineasta español Alex de la Iglesia

Entregan el Mayahuel al realizador de El día de la bestia; también lo reciben la actriz Najwa Nimri y el productor Enrique Cerezo

Guadalajara, Jalisco, 10 de junio de 2024. Este sábado se inauguró el 39 Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), con los reconocimientos al cineasta Alex de la Iglesia (Perdita Durango, El día de la Bestia), la actriz Nawja Nimri (La casa de papel), y el productor Enrique Cerezo (Juana la loca).

Los tres recibieron el Mayahuel, premio máximo otorgado por el festival que en esta ocasión decidió que la Comunidad de Madrid fuera la invitada de honor.

“Estar en casa y que te llamen para decir que vayas a México donde van a pasar tus películas y es algo bonito”, recordó De la Iglesia..

“Aquí hay alma, siento que en las películas hay fuerza, energía y alma y en otros lugares, no diré cuales, me de la sensación que todas están muy anquilosadas entonces una de las ventajas que da vivir en este lugar salvaje que es México es que vosotros viven con intensidad y eso se nota en las películas”, añadió.

“En el caos hay una especie de coherencia”, afirma De la Iglesia

El universo fantástico de Álex de la Iglesia ha conquistado a millones de espectadores a lo largo de tres décadas con películas que en su momento rompieron con todas las normas.

Y eso es algo que ama el director bilbaíno, quien el sábado dictó una clase magistral en el marco del FICG.

“Quiero contar historias, hay un momento en donde las imágenes y las necesidades coinciden: en el caos hay una especie de coherencia, en la simetría, sobre todo en la falta de dirección, lo arbitrario al final genera sentido.

“La pasión por el ridículo me resulta fascinante y las ganas enormes de entretener, tengo una pasión desaforada de hacer la vida más agradable a los demás con un momento hipotéticamente único, esa necesidad se ha ido repitiendo una y otra vez en mi vida. Es como hacer una fiesta y yo quiero que la fiesta sea inolvidable y que la gente disfrute con algo que no ha visto nunca y que resulta sorprendente. Hay un poco de parque de atracciones en lo que hago”.

Al hablar sobre su origen, De la Iglesia dijo que de niño nunca soñó con hacer cine, en su casa no conocían las cámaras y sus primeros filmes fueron sin dinero.

Y sin embargo, resaltó, cuando por fin tuvo recursos, pudo hacer las películas que imaginaba.

Así, logró El día de la Bestia (1995), Perdita Durango (1997), Balada triste de trompeta (2010) y Las brujas de Zugarramurdi (2013), hasta Veneciafrenia (2021) con los límites entre el terror y la comedia negra para hacer algo que sin duda tiene su sello indeleble.

Abordan desapariciones en México con la cinta Arillo de hombre muerto

Arillo de hombre muerto, la nueva película del director Alejandro Gerber Bicecci (Vaho, Viento aparte) representa una realidad tan cotidiana como dolorosa: la desaparición de personas en México.

La historia sigue a Dalia (Adriana Paz), una conductora del Metro de la Ciudad de México, cuya vida se ve trastocada por la misteriosa desaparición de su marido. Este suceso no solo afecta a Dalia a nivel emocional y familiar, sino que también la sumerge en un ciclo de revictimización por parte de distintas instancias sociales y gubernamentales.

“La película hace énfasis en la revictimización que Dalia sufre continuamente. Desde su entorno laboral hasta su vida familiar con dos hijos adolescentes, pasando por su relación extramarital y la interacción con sus vecinos, Dalia enfrenta constantes recordatorios y obstáculos derivados de la desaparición de su esposo. La película también muestra cómo los medios de comunicación y las organizaciones de derechos humanos, en su intento por visibilizar el caso, a menudo agravan el dolor de las víctimas”, dice Gerber.

El punto de partida para esta cinta fue el personaje de Dalia y el entorno del Metro de la Ciudad de México, un lugar con el que el director tiene una conexión personal.

“Habiendo vivido cerca de una de las estaciones principales, Tacubaya, me llamó mucho la atención un espacio: el estacionamiento de los pilotos del Metro. Esa curiosidad la uní con el tema de los desaparecidos, que siempre ha estado presente en mi vida familiar, ya que soy hijo de exiliados sudamericanos. Además, en los últimos 100 años, siempre ha habido un país en Latinoamérica con una oleada de desapariciones por diferentes motivos”, comparte el cineasta.

El Metro de la Ciudad de México se convierte en un protagonista más del largometraje, sirviendo como una metáfora de la Ciudad misma, con su circulación diaria de millones de personas cargadas de conflictos, esperanzas y frustraciones, explica Gerber, cuya película compite por el Premio Mezcal.

De acuerdo con Gerber, su protagonista, Adriana Paz (La tirisia, El autor) ofrece una actuación magistral, ya que demuestra su capacidad para analizar y resolver situaciones dramáticas con precisión.

Texto: Redacción / Agencia Reforma / Foto: FICG