Se gastaron 10 mil 500 millones de pesos en el proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura, que no se terminó y que además causó que se destinara menos dinero a los estados
Ciudad de México, 28 de septiembre de 2024. Meses antes de que Andrés Manuel López Obrador resultara electo en las elecciones presidenciales del 2018, la encargada de su proyecto de cultura, Alejandra Frausto Guerrero, prometía un ambicioso proyecto de descentralización en el sector.
Seis años después, Frausto deja la titularidad de la Secretaría de Cultura (Secultura) sin cumplir a plenitud el objetivo medular de su administración: una red de colectivos comunitarios que abarcaría cada municipio del país.
Así lo comprometió en una entrevista con Reforma, publicada en abril del 2018, y en el encuentro público que sostuvo, un mes después, con los representantes de cultura de las otras campañas, organizado por el Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (Grecu).
En ese momento, Frausto ya acarreaba los cuestionados resultados del programa México, Cultura para la Armonía, un proyecto similar que ella misma operó, desde la entonces Dirección General de Culturas Populares, durante el sexenio del priista Enrique Peña Nieto.
Ahora, como titular del sector, la funcionaria instauró el Programa de Cultura Comunitaria, que se encargó de fundar, según cifras oficiales, un total de 442 Semilleros Creativos en el país, un número lejano de los 2 mil 446 municipios a nivel nacional.
Un ejemplo de que la política pública de descentralización, eje de su discurso, incumplió desde varios frentes. A esto se suma la fallida mudanza de la Secultura a Tlaxcala, que se quedó a medias.
Chapultepec fue prioritario
Salvo por la promesa de abrir al público la antigua Residencia Oficial de Los Pinos, el megaproyecto prioritario Chapultepec, Naturaleza y Cultura jamás figuró en el proyecto de cultura.
Se trata de un empeño para el disfrute de la capital que consumió, durante tres años consecutivos, una cuarta parte del presupuesto de la Secretaría de Cultura, para alcanzar la cifra oficial de 10 mil 500 millones de pesos.
No obstante, de acuerdo con un seguimiento presupuestal del Centro de Análisis e Investigación Fundar, el costo sería más bien de 13 mil 346 millones de pesos, ejercidos a través de un programa denominado Proyecto de Infraestructura Social del Sector Cultura.
El martes pasado, durante la inauguración de la Cuarta Sección de Chapultepec, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, relató que el megaproyecto surgió ya iniciado el sexenio, como una respuesta a un intento de privatización de esa área del bosque.
Como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Sheinbaum trabajó con la Secretaría de Cultura federal para que 9 mil 810 millones 964 mil pesos del presupuesto de esta última, según consta en convenios públicos, fueran transferidos directamente a dos dependencias locales: la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) y la Secretaría del Medio Ambiente local (Sedema).
Con este monto, más los recursos aportados directamente por la Secultura, las cuatro secciones del bosque fueron rehabilitadas ecológicamente, se creó nueva infraestructura aprovechando edificios ya existentes y se rehabilitó la que ya existía, aunque esto provocó el descuido de otras áreas vinculadas a los esfuerzos de descentralización.
Había corrupción en el reparto: Frausto
Chapultepec, Naturaleza y Cultura no sólo ha sido criticado por su costo para un desarrollo capitalino, donde se concentra la mayor infraestructura y oferta cultural, sino por los proyectos estatales y municipales que dejaron de atenderse en su lugar.
Cuestionada sobre el costo del megaproyecto y el cariz centralista del mismo, Frausto respondió a Reforma que el origen de los recursos erogados justifica su uso.
“El recurso con el que se hace Chapultepec no es un recurso centralizado, es un recurso que yo les invito a que investiguen en qué se fue, el dinero de los etiquetados durante ese tiempo, más de 27 mil millones de pesos que difícilmente sabremos en los proyectos en los que se fueron”, dijo en un recorrido por la Cuarta Sección en junio.
“Es el recurso que antes se destinaba a eso, que en muchos casos terminó en casos de corrupción”, abundó.
Con el término “etiquetados”, la secretaria se refirió a una polémica bolsa de recursos del sector cultural, efectivamente señalada por casos de corrupción, que diputados federales solían otorgar a su voluntad a proyectos culturales.
Desde el 2009, Reforma documentó numerosos casos donde los legisladores otorgaron recursos millonarios a proyectos cercanos a sus intereses económicos, familiares o a través del cobro de “moches”.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) señaló en 2015 y 2017 la opacidad y discrecionalidad de esta práctica.
No obstante, al erradicarse esta partida en el 2019 por las malas prácticas, cientos de proyectos de fomento a la lectura, caravanas artísticas, apoyos a la infraestructura, iniciativas educativas y festivales gestados de probada solidez, con alcances municipales, estatales y federales, perdieron la posibilidad de conseguir recursos por esta vía.
En su respuesta, Frausto tampoco mencionó que, antes de que Chapultepec, Naturaleza y Cultura fuera anunciado, su solución para el uso de estos recursos fue colocarlos en uno de los programas presupuestales de la Secultura, Apoyos a la Cultura.
Ese 2019, los 578 millones de pesos de esa bolsa fueron redirigidos hacia los programas que reciben recursos a través de ese rubro presupuestal: el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (Pacmyc), el de Apoyo a Festivales Culturales y Artísticos (Profest) y el de Ciudades Mexicanas del Patrimonio Mundial (CMPM).
También al Fondo de Apoyo a las Comunidades para Reconstrucción de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal (Foremoba) y el de Apoyo a las Instituciones Estatales de Cultura (Aiec).
Con la llegada de Chapultepec, esa bolsa se dirigió a la capital y el resto de sus recursos, de verdadero alcance nacional, fueron decreciendo.
Texto: Francisco Morales / Agencia Reforma