Se debe apostar por la educación como pilar del país, apunta el vocalista Saúl Hernández
Ciudad de México, 8 de diciembre de 2023. Al mismo tiempo que Caifanes ultima detalles para despedir, en concierto, el año 12 desde su regreso a la escena (2011), una etapa sólo interrumpida por la pandemia, en México se discute, una vez más, el rezago en materia educativa agravado, precisamente, por la irrupción del Covid-19; esto, a raíz del informe de la prueba internacional PISA.
A propósito, el nuevo sencillo de la banda de rock, Inés, toca, de manera directa, fibras sensibles: la falta de protección y empatía hacia la juventud, la desconexión intergeneracional. Para Saúl Hernández, cantante y guitarrista de la formación, es urgente terminar con el debate y apostar por la educación como pilar del país.
“Inés representa esa especie de abandono a la juventud tanto por parte del Estado como de la sociedad. Ahora, en México, no veo a la juventud tan protegida en muchos sentidos, al contrario: confrontaciones… está dividida, como a la deriva.
“Una de las herramientas más poderosas para cambiar a un país es la educación, y (para) este Estado, como los anteriores, como ha sido hace muchos años en México, pareciera que la educación es lo que menos importa, y, en mi humilde opinión, eso es lo que nos va a sacar adelante.
“Inés habla de un suicidio, de una chica que está en los conciertos y de repente no aparece y que por cuestiones muy personales, abandono, soledad, tristeza, depresión, en un viaje se sube al Ángel de la glorieta de Reforma y se va al cielo volando. Son varios puntos que hilvana, donde estamos muy fracturados”, explica el músico, en charla exclusiva desde Mérida, Yucatán, donde reside.
Sensible al acontecer cotidiano, la banda suele trasladar al escenario, en sus letras, en las pantallas gigantes, varias de las causas que abandera y le da voz a víctimas condenadas a caer en el olvido por culpa de atentados, guerras o hasta discriminación.
“Independientemente de una inspiración, es una afectación; todo te afecta. A mí y a cualquier ser humano sensible, coherente y consciente le afecta. Entonces, eso automáticamente va a un lenguaje que puedo compartir a nivel musical, como puede ser una canción. Sin saber todo lo que estaba pasando o lo que pasó antes, te genera una dislocación emocional muy grande.
“Imagino que la intención, cuando uno compone, no es arreglar las cosas o pretender que tienes la solución, sino compartir un dolor y cómo puedes lidiar con ese dolor, cómo puedes manejarlo y seguir adelante en tu vida. Porque arreglarlo es un ejercicio de todos, empieza en cada uno”, reflexiona.
En este punto, el intérprete de Viento y Antes de que nos olviden ve grave el panorama de la libertad de expresión y el respeto a la disparidad de opiniones, lo cual no se cumple.
“Creo que la libertad de expresión la genera uno mismo. Aunque se ha defendido mucho esa libertad, veo que cada opinión es casi un aquelarre, pareciera que en las redes sociales dar tu opinión es echarse encima al Santo Oficio (risas). Hay más libertad de agresión que de expresión. Tenemos que seguir con el ejercicio de la opinión, el diálogo y la comunicación. Yo seguiré tratando de obtener un espacio de comunicación en el escenario, es importante y necesario. No podemos quedarnos callados, ver lo que está pasando y simplemente dar las gracias después de una canción.
“Hablamos (ante los fans) de este problema con todos los asesinatos de reporteros, como si no hubiera una estructura que defendiese todo esto (libertad de prensa). Luego, los feminicidios en México, cuyo porcentaje sigue creciendo. (En el escenario) Nos acompaña el video de Vivir Quintana (Canción sin miedo). Me parece importante que también el mensaje lo den las mujeres, no tanto nosotros como género (masculino). Me parece que mostrando el video de Vivir están las mujeres hablando, ellas siguiendo esta línea combativa y de justicia”.
Aboga por la igualdad
A 30 años de que se evidenciaron los constantes feminicidios en Ciudad Juárez, Chihuahua, y cuando en México se especula con la posibilidad de tener por primera vez una mujer al frente del gobierno federal, el vocalista espera que eso signifique un cambio para mejorar en materia de equidad.
“Creo que nos falta mucho, porque en México hay mucha forma pero poca esencia. Tienes enfrente un discurso muy abierto y muy plural y muy democrático, pero volteas y todo sigue siendo duro, tras bambalinas hay otra historia.
“Quiero creer que realmente ya hay una igualdad, o que tiene que haberla, y quiero creer que todo este discurso que se está planteando va a ser para un México mucho más positivo. Ahora lo más importante es que los candidatos estén a la altura de lo que representan, no (solamente) por una cuestión de equidad de género”, señala.
El segundo aire de Caifanes supera los ocho años que abarcó la primera etapa, cuando rompieron esquemas con Mátenme porque me muero y su versión de La Negra Tomasa, además de publicar sus conocidos cuatro discos: Caifanes, El diablito, El silencio, El nervio del volcán. De la alineación original permanecen Alfonso André (batería), Diego Herrera (teclados, saxofón) y Hernández. En los últimos años invitaron a tocar a Rodrigo Baills (guitarra) y Marco Rentería (bajo) para ir en otro rumbo.
“Con todo respeto por mis (antes) compañeros Sabo (Romo) y Alejandro (Marcovich), sin entrar en polémica, cada alineación, cada grupo musical tiene su propio origen, su propio sonido, su propia alma. El primer disco (Caifanes, 1988) tenía un alma muy particular, con cuatro (integrantes) nada más. Para el siguiente (El Diablito, 1990) se incorpora Alejandro, obviamente también tiene otro sonido y otra estructura interna, muy profunda, incluso El nervio del volcán (1994, último material), sin Sabo ni Diego, tiene un sonido muy particular.
“Para mí es lo más hermoso de poder colaborar: poder compartir una música nunca igual, que siempre va cambiando, es como la marea, siempre se va moviendo, y trae cosas y se lleva otras. Y en este momento, con Marco y Rodrigo es un sonido que estamos generando nosotros cinco, pero no tiene nada que ver si está mejor o peor que con las alineaciones anteriores. Cada alineación me encanta; es y será mágica hasta el día en que me muera. Y bueno, ahí estamos, como quinceañeros, en el escenario, dándolo todo (risas)”.
En las plataformas, la banda ha ido lanzando tres sencillos en forma aislada, Inés, Heridos y Sólo eres tú, que podrían vertebrar, si no un quinto disco, un EP que ya ansían por tener sus seguidores.
“Sí, ya tenemos material grabado, que no lo vamos a sacar (todo), sino que lo vamos a mantener como (un posible) EP en el que entren estas canciones, pongamos que algunas nuevas, pero también queremos grabar más, porque tenemos más material. Entonces, el año que viene vamos a entrar al estudio de nuevo. Vamos a estar con esa flexibilidad para poder escoger el material o ver si lo ponemos todo, ¡ya qué importa a estas alturas de la vida!”.
A tambor batiente cerrarán sus presentaciones de 2023, con boletaje agotado, para las tocadas de hoy viernes y mañana sábado en el Palacio de los Deportes. Hernández promete dar dos shows diferentes, como epílogo de un calendario repleto en México, Estados Unidos, Canadá, Centroamérica y Sudamérica, según la web oficial.
“Con el segundo disco de Caifanes (1990), o por ahí, fue muy hermoso (tocar tanto), pero lo que estamos viviendo ahora es inaudito (risas). La gira fue espectacular. Lo vamos a cuidar, no nos vamos a dormir en los laureles. Somos un grupo que sigue aprendiendo mucho, tenemos mucho por hacer, y ojalá algún día podamos ser un gran grupo”, remata Hernández, quien pasará la temporada navideña en el país, con su familia.
Texto: Miguel González / Agencia Reforma