14 octubre,2018 1:13 pm

Ser chofer de transporte público en Acapulco o conducir al infierno

Son ya diversos los casos en los que los vehículos son detenidos cuando van haciendo su ruta, varios autos les cierran el paso, obligan a pasajeros y choferes a descender de los vehículos, hacen disparos al aire, rocían gasolina y luego le prenden fuego.
Acapulco, Guerrero, 14 de octubre de 2018. En el puerto ya es una constante cotidiana encontrarse con vehículos del transporte público incendiados o acribillados, la razón es que el crimen organizado ha extendido sus tentáculos a todas las rutas del transporte, con o sin el consentimiento de los choferes.
Los choferes del transporte público en el puerto arriesgan todos los días su vida, en el mejor de los casos pueden ser asaltados o quizá sólo les quiten el vehículo o la cuenta.
En otros momentos serán obligados a llevar en la cajuela cargamentos misteriosos que no se atreven a indagar qué son; quizá se trate de un cadáver desmembrado o de droga.
En otros casos, sin que medie aviso alguno, mientras los choferes están en sus sitios esperando a los pasajeros para abordar sus unidades, aparecerá un grupo de hombres armados que disparará sin orden ni concierto hacia todas partes, para irse como apareció. Un “discreto” aviso para que la gente recuerde que esta ciudad portuaria sólo tiene un dueño: el crimen organizado.
La violencia en el puerto puede ser peor aún. Son ya diversos los casos en los que los vehículos son detenidos cuando van haciendo su ruta, varios autos les cierran el paso, obligan a pasajeros y choferes a descender de los vehículos, hacen disparos al aire, rocían gasolina y luego le prenden fuego, para enviar un aviso a alguien que chofer y ciudadanos desconocen.
El sonido del celular avisa sobre el miedo. Un día suena para que los choferes se enteren de que encontraron muerto a uno de sus compañeros o que balearon el sitio de taxis al que pertenecen, no hay día en el que se olvide que Acapulco está en guerra.
Se pueden tener buenas jornadas, pero como chofer en Acapulco jamás se verán ganancias, pues en cualquier momento pasarán a cobrar “la cuota”, que de acuerdo con datos que brindaron varios taxistas, es de 250 pesos a la semana, por grupo, porque no sólo hay que pagarle a uno. Los choferes siempre pagan, es la única manera de preservar la vida.
Por las noches, el transporte público es escaso, así que hay lugares, zonas, colonias y pasajeros que deben evitarse, sin embargo, también hay necesidad, así que de cualquier manera, hay taxistas que se arriesgan a trabajar de noche.
Agosto, un mes sangriento
Es miércoles, son las 10 de la mañana y el sitio de taxis colectivos de Las Cruces está casi vacío, hay más policías estatales y choferes que personas.
La violencia ha provocado que los ciudadanos prefieran tomar el autobús que ir en taxi, aunque más tardado es más seguro. Razón por la que los choferes a veces se van sin nada a sus casas.
Ninguno de los choferes quiere hablar. Tienen miedo y es justificado, tan sólo en el mes pasado mes de agosto (uno de los más violentos para el transporte en el puerto) fueron asesinados 7 choferes, 6 heridos, 5 sitios balaceados, 14 unidades calcinadas y un taxi fue utilizado para dejar un cuerpo.
El 31 de agosto fue sangriento: mataron a tres choferes e hirieron a dos más, también quemaron un taxi. Los ataques tuvieron lugar en las colonias más peligrosas de este municipio de Guerrero: Renacimiento, Zapata, Puerto Marqués, Centro y Hogar Moderno.
En todos los casos el modus operandi fue el mismo: hombres armados llegaron a sitio hasta donde estaba su objetivo, un taxista, y dispararon a quemarropa, aun así, fallaron en dos ocasiones, pero atinaron en tres.
En días previos murió un chofer en la colonia La Testaruda, otro en el sitio de la ruta Acapulco-Coyuca; encontraron un muerto más en el sitio de la colonia Jardín Mango, y uno más en la Bonfil, una playa cercana a la Zona Diamante.
En este mes atacaron también un sitio para la ruta Acapulco-Coyuca de Benítez, en la Costa Grande; en otro de la ruta Ayutla, en la Costa Chica y en el de Las Cruces, cercano al penal, de donde salen taxis colectivos hacia Marquelia, San Marcos y Cuajinicuilapa.
Los sitios locales también se ven afectados: fueron baleados los sitios que salen del Centro a la colonia Jardín, en el poniente de Acapulco, y el de Urvan que van por La Mira.
La policía estatal puso vigilancia en estos puntos, pero no sirvió de nada, porque más tarde hubo otros tres ataques.
El 8 de agosto, en la calle 13, de la colonia Juan R. Escudero, hombres armados detuvieron al chofer, lo bajaron del vehículo, luego le dispararon y lo incendiaron, por lo que la ruta suspendió el servicio durante tres días. De forma que los residentes de esa colonia perdieron una ruta más y se quedaron con la que menos les gusta usar: el taxi; este recurso es de los menos usados por el costo y porque los choferes, cada vez más, se niegan a llegar a esa colonia.
Los vehículos incendiados en la ciudad son cada vez más cotidianos: en agosto fueron quemadas 13 unidades, la noche del 24 de agosto, se quemaron cinco a unas calles del Centro, y en septiembre, la suerte de los choferes no ha mejorado.
Los métodos de amenaza
A comienzos de 2018, un joven se presentó en un sitio, con un sobre amarillo que entregó a la secretaria con la consigna de entregarlo a su jefe, Rogelio Hernández Cruz. Cuando el jefe preguntó quién era el muchacho, la secretaria no supo responder. Al abrir el sobre, encontró en el interior balas de un arma larga, dos tarjetas de Saldazo y un mensaje en el que se le avisaba de dos cosas: la cantidad de dinero que debía depositar en el Oxxo, y de no hacerlo, moriría.
Rogelio Hernández Cruz es líder de la organización de transportistas Un Nuevo Horizonte, hace años que vive solo en Acapulco, pues decidió llevarse a su familia lejos, para eludir las amenazas de los criminales. Desde que recibió ese sobre ha pedido seguridad al gobierno del estado, pero ha sido ignorado.
Él es de los pocos que habla abiertamente de las extorsiones, según él “el transporte para el crimen se ha convertido en una mina de oro, con nosotros están sacando los ingresos que no pueden obtener por otro lado”.
Los choferes están en medio de las luchas de las bandas criminales en Guerrero, y en especial, en Acapulco.
“A los transportistas nos están matando por la extorsión y la rivalidad entre las bandas, llegan unos y te piden la cuota, se las pagas, después llega otro y también le pagas, después uno de ellos se entera que le pagas al otro y se molesta. Te lo prohíbe, pero ¿qué hace el chofer? Nada. Les sigue pagando a los dos pensando en que no le hagan algo. Pero no, ahora los están matando porque se molestan que también paguen cuota al grupo rival.”
Hernández es transportista desde hace más de 30 años. Le ha tocado ver cómo la violencia ha golpeado a este sector. Él tiene sus propias cifras, dice que de 2009 a 2018, en nueva años, en todo Guerrero han sido asesinados unos mil 200 choferes y líderes del transporte; afirma que en este año han asesinado al menos a 80 transportistas en Acapulco.
Agrega, además que en estos años el servicio del transporte ha decaído, pues los choferes tienen que salir de la ciudad huyendo o malbaratar sus unidades o las placas a un menor costo del regular para no involucrarse más en la violencia. “Antes había hasta tres turnos en Acapulco, ahora nomás dos y por la noche sólo trabaja hasta el 10 o 15% de las unidades. Dice que le ha tocado enterrar a muchos de sus compañeros.
“Las vueltas”
De repente alguien hace la parada. El taxista se detiene. La cosa comienza a ir mal cuando el cliente luego de una dejada, quiere otra y otra más. “Andan haciendo sus chingaderas”, piensa el chofer.
Uno me contó que detuvo el auto y de plano le dijo al pasajero, “yo no te llevo más, bájate y no me pagues, pero ahí la dejamos”.
“No. Tú me acompañas, o aquí te carga la chingada”, dijo el pasajero mientras blandía una pistola. El chofer se mantuvo: “No, si le quieres jalar, jálale, pero no te llevo más”. Ante la negativa, el pasajero le lanzó unos billetes al rostro y se bajó molesto: “Sale, puto, otro día nos vemos”.
El chofer narra: “Imagínese, uno los acompaña a ‘sus vueltas’, y después lo que buscan es el carro, sin averiguar si uno está o no metido en esto. Es por eso que aparecen los compañeros muertos, es por eso que hay que cuidarse de a quién sube uno al carro, pero pues no siempre se puede saber quién anda en éstas”.
Texto: Redacción con información de El Univesal / Foto: archivo El Sur
https://suracapulco.mx/2018/08/13/ataques-a-policias-y-a-un-sitio-de-urvan-balaceras-y-vehiculos-quemados-en-otro-dia-violento/
https://suracapulco.mx/2018/09/01/pistoleros-prenden-fuego-a-una-urvan-con-un-cuerpo-decapitado-en-el-interior/