Acapulco, Guerrero, a 3 de octubre de 2024.- El ex gobernador Rogelio Ortega Martínez opinó que la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, debe “intervenir” en Morena porque se puede convertir en su talón de Aquiles, pues en el presidencialismo mexicano quien manda es el presidente de la República y no el presidente del partido. Esto en alusión a que los mandos de la dirigencia son del grupo del ex presidente Andrés Manuel López Obrdor.
Este miércoles, Ortega Martínez fue invitado a la sesión semanal del Grupo ACA para hablar sobre el Movimiento estudiantil del 68 y su impacto en los procesos de los cambios políticos en México. Resumió que se trató de un punto de inflexión que marcó el antes y el después en el país, el cual comparó con la desaparición de alumnos de la normal de Ayotzinapa en Iguala el 26 de septiembre de 2014.
Consideró que “el reto de Claudia”, es la seguridad, y sugirió que “haya diálogo con los actores, búsqueda de pactos”. Otro de los pendientes es una reforma fiscal para que pague más impuestos el que más gana. Y en la política, “donde tiene que intervenir mucho la presidenta es en su partido, en Morena, tiene que intervenir porque se puede convertir en un gran talón de Aquiles en la disputa de dos liderazgos: del ex presidente y el de ella. En el presidencialismo el que mandaba no era el presidente del partido, era el presidente de la República. El presidente de la República designaba al presidente del PRI y se convertía en un funcionario del gobierno ¿Quién va a mandar en Morena, la presidenta o el ex presidente?”.
Ortega Martínez, quien aspira a la candidatura a gobernador, también señaló que la presidenta deberá “atajar la corrupción en Morena”, pues recordó que en los comicios del pasado 2 de junio “trascendió que se compran y se venden candidaturas”.
Opinó que “el estilo personal de gobernar” de Claudia Sheinbaum, citando al historiador Daniel Cossío Villegas, se verá de manera paulatina, porque “venimos saliendo de un amlismo fuerte”, y adelantó que la presidenta tiene un carácter fuerte que le recuerda a Lázaro Cárdenas, quien quitaba a los gobernadores ofreciéndoles cargos como embajadores.
También estimó que la presidenta va a resarcir la relación del gobierno con las clases medias que fueron afectados por el ex presidente, al llamarlos aspiracionistas, pues dijo que todos aspiran a tener un mejor vehículo, una mejor casa y a que sus hijos vayan a mejores universidades.
No funcionó “abrazos no balazos”
A pregunta de los socios habló de diversos temas y expresó críticas al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, principalmente en la estrategia de seguridad: “la fórmula ‘abrazos, no balazos’ a seis años no resultó, no resulto”, sostuvo.
Expuso que el problema de la inseguridad en el país es producto de la alternancia democrática, porque el sistema presidencial autoritario priista tenía controles fuertes. “Cuando se producen las alternancias, ‘ahora vas a gobernar tu PAN, los azules, nada más que nosotros tenemos estos acuerdos para que los conozcan y para que controles esa situación’… seguramente, no sé y entonces pactaron con otros y vendieron las plazas. Acapulco era lugar de residencia de los grandes señores y lo disfrutaban muchísimo, invertían en Acapulco, (era lugar) de almacenamiento para grandes volúmenes para llevarlos a Estados Unidos y de pronto alguien dice: ‘tanto chilango que consume cocaína y que todos los fines de semana están en las discos y están en Acapulco, pues hay que entrarle a la venta de cocaína al menudeo, vas a calentar la plaza, pues nos la peleamos’. Pero alguna autoridad se mete en eso y su policía también resulta que en la Garita fueron los policías municipales los que pararon a quienes venían y pertenecían a otro grupo, yo no me acuerdo quien gobernaba (Félix Salgado Macedonio 2005-2008), y creo que es mejor, nada más hay que preocuparnos porque en el 27 hay relevo, hay que preocuparnos y ocuparnos”.
Falta la verdad en el caso Ayotzinapa
También señaló que “la mera verdad” de lo que sucedió en Iguala con el normalistas de Ayotzinapa “no se ha dicho y seguramente para proteger al Ejército”. Lamentó que haya sido un gobierno de izquierda el que proteja a los militares.
Opinó que hay abandono y estigma hacia los estudiantes de Ayotzinapa: “hay que atender Ayotzinapa, Ayotzinapa requiere atención y comprensión y marcaje, porque si no genera ingobernabilidad”.
Ortega, quien asumió la gubernatura en medio de la crisis política y social que causó la desaparición de los normalistas, narró: “dicen que uno de los autobuses que atraparon llevaba heroína para Chicago, entonces cuando los dueños de la plaza, los cuñados del presidente municipal (José Luis Abarca Velázquez), los líderes de Guerreros Unidos, hermanos de su esposa (María de los Ángeles Pineda Villa) del presidente municipal, que unos pelones -que recién ingresaron a Ayotzinapa los rapan en la novatada- entonces los pelones entraron a Iguala y se están llevando autobuses, ‘y ahí llevan el mero mero, el de nosotros pues quítenselos a sangre y fuego, son Los Rojos, la otra banda delincuencial que colinda con Iguala, son Los Rojos, son los pelones’, por eso la saña con la que los enfrentaron para quitarles los autobuses y la desaparición de los 43”.
Reprochó que Guerrero sigue rezagado, que con López Obrador no hubo un proyecto estratégico para la entidad, “solo carreteritas que no tienen impacto para sacar a Guerrero de la pobreza”.
Dijo que la entidad ya no la mantiene el turismo, sino la remesas de los tres millones de guerrerenses que salieron del estado a buscar empleo porque no tenían esas oportunidades aquí y se desprenden de sus ingresos para enviarlos a sus familias.
El ex gobernador convocó a la sociedad civil a integrarse a la discusión política porque tiene mucha fuerza, “pero el problema es que es una sociedad débil, ¿quién se atreve a criticar? Porque de la crítica hay que ir a la propuesta”, y recomendó al Grupo ACA enviar a la presidenta un documento de bienvenida y de solicitud de apoyo a Guerrero.
Texto: Daniel Velázquez
Foto: Jesús Trigo
