28 octubre,2017 5:21 pm

Sin límites, el imperio de los Hank

Ciudad de México, 28 de octubre 2017.  Los descendientes de Carlos Hank González, El Profesor, el extinto líder del llamado Grupo Atlacomulco con el que se identifica al presidente Enrique Peña Nieto, consiguieron lo que ningún clan empresarial pudo en un solo sexenio: convertirse en uno de los principales constructores de obra, así como consolidar su presencia en los ramos energético, hotelero, del transporte y, por si fuera poco, convertirse en un gigante financiero.

El miércoles 25, el Grupo Financiero Interacciones, presidido por Carlos Hank Rhon, y el Grupo Financiero Banorte, a cargo de su hijo Carlos Hank González, emitieron sus respectivos comunicados para anunciar que habían celebrado un contrato marco de fusión. De aprobarse por sus respectivas asambleas de accionistas, así como de las autoridades regulatorias del sector, los Hank serán los banqueros mexicanos más poderosos del país.

La suma de los dos bancos formaría al segundo grupo financiero del país, número uno en gestión de afores, pero sobre todo la familia Hank se convertiría, ya bajo una misma figura Banorte, en el principal acreedor del sector público en México.

Separados a pesar del parentesco, Banorte es hasta ahora el segundo acreedor en importancia de la deuda subnacional es decir, la que contraen estados y municipios al concentrar 22.81% de la cartera de deuda gubernamental, sólo superado por BBVA Bancomer, que posee 24.37%. Interacciones, con 15.29%, ocupa el tercer lugar entre los bancos prestamistas del gobierno, de manera que, al fusionarse Banorte con Interacciones, acapararán más de 38% de la deuda.

Si ese proyecto se concreta, los Hank serán los acreedores de más de la tercera parte de las deudas de los gobiernos estatales y municipales y que, en diferentes casos, mantiene comprometidas las participaciones federales, o bien los ingresos por impuestos locales hasta por 25 años, como constató Proceso al revisar 57 contratos, un universo pequeño para las más de 5 mil líneas de crédito abiertas en estos años, según un informe de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, cuya copia tiene este semanario.

La dinastía

Carlos Hank González el tercero de la dinastía, es nieto del extinto del magnate regiomontano Roberto González Barrera, El Maseco, el hombre que a partir de la harina de maíz construyó un imperio que le permitió desarrollar Banorte, así como del extinto político Carlos Hank González.

Se convirtió así en uno de los herederos de dos de las más grandes fortunas del periodo posrevolucionario. Su despegue en el mundo de los negocios inició a partir del 2000 cuando, a los 29 años, asumió la dirección de Interacciones, durante un periodo en el que incrementó la cartera de clientes gubernamentales, declaradamente la especialidad de esa institución, tanto que 93.37% de su cartera cuenta con fondos federales y estatales como fuente de pago.

Fue a mediados de 2014 cuando regresó el control de Interacciones a su padre, para asumir la presidencia y dirección general de Banorte. Invariable, el crecimiento de Interacciones fue sostenido a una tasa anual de crecimiento compuesto de 16.57% entre diciembre de 2012 y diciembre de 2016, coincidiendo el boom con el ascenso de Peña Nieto a la Presidencia.

Sin embargo, salvo por sus cifras genéricas reflejadas en los informes que rinden a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), es imposible saber cuánto, a quién y con qué interés tanto Interacciones como Banorte prestan dinero a los gobiernos, pues a través de juicios de amparo han evitado que la información de los contratos se transparente.

Aun cuando en los informes anuales a la BMV, Banorte e Interacciones no mencionan que sus operaciones estén en riesgo o sean vulnerables por leyes de transparencia, eso es lo que han argumentado en tribunales, donde sostienen que se viola el secreto bancario de sus clientes, como si se tratara de particulares y no de entidades gubernamentales.

Asimismo, afirman en sus respectivos alegatos que de transparentarse la información se pondría en riesgo su estrategia de negocios y se violaría el secreto comercial, bancario, fiscal y fiduciario.

En los tres litigios que se llevan, este reportero ha sostenido que el asunto es de interés público y susceptible de transparencia, pues cada contrato implica comprometer recursos públicos por décadas, de espaldas a la ciudadanía.

Pero los contratos y pólizas de seguros, otro de los servicios que prestan a los gobiernos federal, estatales y municipales, sí son sujetos de transparencia, aunque para conseguir una aproximación Proceso debió realizar solicitudes de información a todas las dependencias y entidades federales, consultar la base de datos Compranet, así como en el Portal de Obligaciones de Transparencia, a fin de sortear la dispersión de información.

Del cruzamiento de los datos se pudo calcular que, oficialmente, en lo que va del sexenio, Interacciones consiguió 3 mil 13 contratos, mientras que Banorte se allegó otros 2 mil 239 del inicio de la administración peñanietista y al 31 de diciembre de 2016.

Esa dimensión se traduce en dinero: durante el periodo mencionado, a Interacciones se le contrató por 13 mil 575 millones de pesos (mdp), mientras que Banorte consiguió 20 mil 403 mdp. De manera que, al frente de sus respectivos bancos, Hank padre e hijo ingresaron, sólo por seguros que le vendieron al gobierno federal, 34 mil mdp en lo que va de la administración.

De política y negocios

Nueve días antes del anuncio de fusión Banorte-Interacciones, el presidente Enrique Peña Nieto asistió a un encuentro en el que se mofó de la corrupción. Fue el lunes 16, en el Museo Nacional de Antropología, donde el mandatario frivolizó dos escándalos de corrupción que, con vidas humanas de por medio, comparó con accidentes.

“Casi casi hay un choque aquí en la esquina y ¡ah! fue la corrupción; algo pasó en el semáforo… ¿quién compró el semáforo que no ha funcionado? Hemos tenido los ejemplos de los socavones… pasan en todo el mundo; ahora vimos estos sismos y detrás de cada evento quieren encontrar un responsable, un culpable, y siempre decir, es la corrupción.”

Eso expresó Peña Nieto, aun cuando había antecedentes de hechos de corrupción en el Paso Exprés de Cuernavaca, donde un hundimiento cobró la vida de dos personas a unas semanas de que él mismo inaugurara la vía y de que, en los sismos, señaladamente en la Ciudad de México, hay indicios de corrupción en la edificación de inmuebles, incluidos el colegio Rébsamen donde murieron 19 de niños y siete adultos.

Y lo dijo también en un acto organizado por Carlos Hank Rhon, heredero de una de las más grandes fortunas formadas al amparo del poder en tiempos de hegemonía política.

El foro se llamó “Impulsando a México: la fortaleza de sus instituciones” y fue organizado precisamente por Interacciones y el diario El Financiero, donde el anfitrión Carlos Hank Rhon se colocó a la derecha del mandatario, mientras el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, sonreía en el lado izquierdo.

Fue en ese marco donde Peña Nieto también se refirió a la sucesión presidencial, al afirmar que el PRI tiene su “ritual” y “liturgia”. Admitió incluso que incidirá en la definición del candidato al comparar los procedimientos priistas con la sucesión papal de la Iglesia católica, en una declaración de abierta reedición del tapadismo y el dedazo.

Peña Nieto siguió jugueteando. Con la presencia de los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; de Educación, Aurelio Nuño, y de Salud, José Narro, además de Meade. Y cuando le preguntaron por qué no estaba Enrique de la Madrid, respondió: “No lo invitaron aquí, no sé por qué”. Y añadió que los organizadores le hicieron caso a Emilio Gamboa –ahí presente– e invitaron a los que destapó, pero “a lo mejor les faltó el bueno”.

La cercanía de Peña Nieto, a quien por origen, familia y grupo político se le identifica con los hombres de Atlacomulco, cuya cabeza era el profesor Hank, hombre importante en el sistema hegemónico hasta su fallecimiento, es notable por su participación en actividades organizadas por Interacciones.

En noviembre de 2014, en un acto con Interacciones fue donde Carlos Hank refirió a Peña Nieto la necesidad de que se siguiera incrementando la deuda de gobiernos estatales y municipales, pues según expuso, ésta es mayor en países con un Producto Interno Bruto similar al de México. Esa vez, anunció que su cartera de crédito a gobierno se multiplicaría en los años siguientes, lo que efectivamente ocurrió según se observa en la evolución de los informes anuales que remite a la BMV, es decir, el ya mencionado 16.57% de tasa anual de crecimiento.

Texto: apro / Foto: Captura de pantalla de Banorte