27 mayo,2021 4:26 am

Su oposición al saqueo del bosque de Jaleaca, el motivo del asesinato del comisario, dicen en el pueblo

Marco Antonio Arcos Fuentes, asesinado el viernes en Chilpancingo, se fue hace 25 años a trabajar a Estados Unidos, regresó hace un año, lo eligieron comisario hace unos cuatro meses y lo mataron porque “quería hacer las cosas bien”. Vecinos responsabilizaron a los tres niveles de gobierno del homicidio, porque no atendieron su denuncia de que grupos de la delincuencia organizada están vinculados con quienes se roban la madera

Jaleaca de Catalán, Guerrero, 27 de mayo de 2021. Al comisario municipal y defensor del bosque de Jaleaca de Catalán, municipio de Chilpancingo, Marco Antonio Arcos Fuentes, lo mataron porque quería hacer las cosas bien y su único delito fue aceptar ser comisario, contaron el martes sus familiares al pie del altar que levantaron en la sala de su casa por el novenario de rezos.

Arcos Fuentes tenía 45 años de edad, y había llegado en marzo del año pasado de Estados Unidos donde trabajó 25 años en Arkanzas, Missouri.

Con su trabajo de migrante construyó la casa más amplia y vistosa de Jaleaca, donde instaló una tienda de abarrotes que atendía con su pareja Lucía Tolentino, pues ya no estaba entre sus planes regresar a Estados Unidos.

Sus familiares dijeron que el ahora finado pensaba establecerse definitivamente en su pueblo, “pero lo echaron de comisario y su error y su delito fue que quería hacer las cosas bien, por eso me lo mataron como a un venado y así no se mata a los hombres”, recriminó su madre, María Fuentes.

Marco Antonio fue asesinado a las 6 y media de la tarde del viernes pasado cuando comía en una taquería de la colonia Omiltemi, ubicada al poniente de Chilpancingo, a la salida hacia Amojileca, cuando regresaba a su pueblo.

El reporte policiaco indicó que hombres armados ingresaron al negocio No que no y se fueron directamente contra Arcos Fuentes a quien le dispararon, dejando ileso a su acompañante.

Lucía Tolentino contó que ese día su pareja viajó a Chilpancingo a comprar abarrotes para surtir su tienda y contrató a un vecino para que le ayudara a cargar la mercancía. A pesar de que durante el ataque estaban juntos, los agresores no dispararon contra el chalán.

El viernes 21 de mayo, Marco Antonio salió de su casa a las 5 de la mañana sin decirle nada a su compañera. “Él así era, nunca me decía nada, a dónde y a lo que iba”, explicó Lucía.

Dijo que desde las 5 de la mañana que salió no supo nada de él durante todo el día hasta que minutos después de que lo mataron se enteró por las redes sociales; “subieron la noticia en el Facebook, ahí estaba su foto y sí, era él”, contó con voz triste y apenas audible la compañera del comisario, de 17 años de edad.

Lucía agregó que a esa hora Marco Antonio y el chalán apenas estaban almorzando, antes de regresarse a Jaleaca a donde se harían aproximadamente dos horas de camino.

Explicó que en los viajes anteriores siempre venía sólo y que no sabe por qué este viernes decidió contratar a un ayudante.

Otros familiares contaron que meses después de que regresó de Estados Unidos, Marco Antonio se juntó con Lucía, a quien le dobla la edad y con quien procreó a Emily una bebé de 3 meses.

En Estados Unidos dejó a su otra pareja con tres hijos, la mayor de 21 años y un menor de 13.

Lucía contó que hace cuatro meses lo eligieron comisario municipal porque pensaron que con él iba a cambiar todo en el pueblo, “él no quería, porque otra gente de aquí le tenía coraje, le tenían envidia, porque se fue a Estados Unidos y tenía una casa grande”, explicó, pero dijo que la mayoría “lo aventaron” como comisario.

“Su trabajo era limpio, no sé por qué le tenían coraje desde que empezó como comisario. Apenas llevaba como cuatro meses.

Sin embargo, aseguró que no sabe si había recibido alguna amenaza de muerte.

Beatriz, una prima del comisario, comentó por su arte que no sabe lo que pasó y que “seguramente habrá gente del pueblo que sabe mejor que yo”, pero aclaró: “Ustedes ven esta casa grande y bonita, y tal vez se imaginen, no sé, cosas…pero mi primo no era ningún mafioso, todo lo ganó con su esfuerzo, con su trabajo y cada peso que tiene esta casa fue con el sudor de su frente”.

El martes, a las 5 y media de la tarde, familiares, amigos y vecinos se fueron concentrando en el patio de la espaciosa casa. Llagaban para rezar en el novenario, pero la mayoría al ver a funcionarios de la Secretaría de Gobernación y del gobierno del estado que fueron a ofrecer la ayuda de las autoridades a los familiares de la víctima, evitaban entrar a la sala donde se encuentra el altar, como para no verse en la necesidad de responder a preguntas.

María Fuentes contó que su hijo estuvo trabajando en Arkanzas, Missouri aproximadamente 25 años, y que el año pasado había regresado para ya no regresar.

En su charla con el director del Mecanismo para la Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, Jorge Ruiz del Ángel, le respondió al funcionario que ella no pide nada, “todo se lo dejo a mi Padre Eterno, no se vale, lo mataron como a un venado y así no se matan a los hombres, su único delito fue que lo aventaron de comisario y él quería hacer las cosas bien. Nomás a eso vino a este pueblo salado”, reprochó la mujer en referencia a la violencia que acecha a Jaleaca de Catalán.

Acompañaron a Jorge Ruiz del Ángel para contactar a los familiares de la víctima, además, el jefe de la Unidad de Participación Social y Transparencia de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Daniel Quezada Daniel, y la titular de la Unidad Estatal para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas del estado, María de Lourdes Martínez Cisneros.

La encomienda de los tres funcionarios fue ofrecer ayuda a la familia, pero la respuesta de la madre de Marco Antonio siempre fue de un rechazo amable: “Nada va a revivir a mi hijo. La justicia es eterna. Él no se metía con nadie. Yo lo único que pido es paz para él donde está, y el cobarde que lo mató allá la va a pagar”.

La opinión de los seguidores del comisario municipal y defensor de los bosques de los Bienes Comunales de Jaleaca de Catalán, es que el asesinato fue ordenado por los talamontes y ejecutado por gente del crimen organizado con la protección de las autoridades federales y estatales.

Reprocharon que el día del crimen, no se haya instalado el retén de soldados que siempre está a la salida de la colonia del PRD, rumbo a Amojileca, a unos 300 metros donde atacaron al comisario municipal.

A condición de no aparecer como fuentes por el riesgo que implica, contaron que hubo testigos que aseguraron que vieron a patrullas policiacas circular casi a la misma hora cerca de la taquería No que no donde a las 6 y media de la tarde hombres armados mataron al comisario.

Atribuyeron el móvil a la defensa del bosque de los Bienes Comunales por el grupo de vecinos que encabezaba el comisario municipal, mismo que se enemistó, por la misma causa, con otro grupo de pobladores de la comunidad que está de acuerdo con la venta y el saqueo de la madrea.

Recordaron que inmediatamente después de que Marco Antonio Arcos asumió como comisario municipal, los pobladores de su grupo exigieron la intervención de las autoridades federales y estatales para que se suspendiera el saqueo de la madera.

El 4 de febrero encabezó una marcha en Chilpancingo del parque Margarita Maza de Juárez al Palacio de Gobierno, donde pidieron la cancelación del permiso que otorgó la Semarnat el 15 de febrero de 2019 a la comunidad de Chicahuales, anexo de los bienes comunales de Santiago Tlacotepec, municipio de Heliodoro Castillo, dentro del Programa de Manejo Forestal, debido a que, denunciaron, amparados en ese documento están saqueando de manera irracional la madera de la zona y acabando con los mantos acuíferos.

Posteriormente, el 18 de febrero, fueron retenidos en la comisaría municipal ocho funcionarios de la Semarnat, de la Profepa, de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren) para exigir la cancelación de ese permiso de aprovechamiento forestal.

Contaron que esa vez, en asamblea, Arcos Fuentes denunció el robo de madera de su ejido por la gente que aprovecha el permiso en Chicahuales y el ingreso de un grupo armado a Jaleaca, y pidió la instalación de un destacamento del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional, pero que las autoridades federales y estatales, en vez de eso ofrecieron obras, como el arreglo de la carretera y pavimentación de calles, respuesta que consideraron como una burla.

Por separado a la familia del comisario, vecinos de la localidad responsabilizaron a los tres niveles de gobierno del homicidio, pues dijeron que no atendieron su denuncia de que grupos delictivos están vinculados con quienes se roban la madera.

Uno de los vecinos acusó directamente a funcionarios de la (Semarnat) y de la Profepa, “por su complicidad” con la delincuencia organizada que protege a quienes se roban la madera.

Dijo que estos señalamientos los hizo con oportunidad el comisario asesinado, a quien calificó como una persona “valiente”, pero que fue lo que le costó la vida.

Agregó que Arcos Fuentes denunció la corrupción de funcionarios federales y estatales que se coludieron con los saqueadores de la madera y que como consecuencia de que exigió que las cosas de hicieran de manera legal, lo mataron.

El martes por la tarde, cuando los funcionarios de la comisión que fue a buscar un acercamiento con los familiares de la víctima todavía se encontraban en Jaleaca, algunos de los pobladores denunciaron que hombres armados acechaban en el cerro, cerca de las casas del pueblo, y apresuraron a los funcionarios para que salieran de la localidad.

El asesinato del comisario municipal de Jaleaca, Arcos Fuentes, ocurrió a menos de dos meses del asesinato del comisario y también defensor de los bosques de Las Conchitas, anexo del Ejido Ciénega de Puerto Alegre, municipio de San Miguel Totolapan, Carlos Márquez Oyorzábal.

El comisario municipal de Las Conchitas, fue torturado, asesinado y mutilado el 3 de abril, luego que desde diciembre del año pasado formó parte del grupo que denunció el saqueo de la madera y organizó a un grupo de civiles armados para la defensa de los bosques del Ejido de Ciénega de Puerto Alegre.

De acuerdo al Observatorio para la Paz y el Desarrollo de la Sierra, los responsables del asesinato de Márquez Oyorzábal es el grupo delictivo conocido como Los Tlacos, que encabeza Onésimo Marquina Chapa, El Necho quien brinda protección a los empresarios que están saqueando la madera de ese ejido.

Texto: Zacarías Cervantes / Foto: Lenin Ocampo Torres