18 junio,2024 9:00 pm

Surge habitante primigenio de la Cuenca de México

 

Ciudad de México, 18 de junio del 2024.- Un hallazgo reciente en el yacimiento de Santa Lucía, durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, arrojó un esqueleto colectado en 80 por ciento de su totalidad y el cráneo semicompleto que, según especialistas, correspondería a un habitante primigenio de la Cuenca de México.

Se trata de los primeros restos humanos precerámicos (antes de la invención de la cerámica) encontrados en la región desde 1984, cuando fue localizado el llamado Hombre de Chimalhuacán, en dicho Municipio mexiquense.

El nuevo esqueleto, bautizado como Yotzin -que significa “único” en náhuatl -, data, presumiblemente, de hace 10 mil años antes del presente, de finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno, de acuerdo con información divulgada este martes por el INAH.

Los restos se descubrieron en el sitio denominado M3, cercano al cerro y poblado de Xóloc, a 2241.58 metros sobre el nivel del mar.

“(El esqueleto) corresponde a un hombre adulto de entre 25 a 30 años de edad al momento de morir, y mide 1.75 metros de estatura. El equipo arqueológico lo halló flexionado, con el tórax destruido y el cráneo roto, a la altura de la nariz y ojo izquierdo. Tiene una coloración negruzca por el sedimento en el que estuvo inmerso”, informó el INAH.

Según el antropólogo físico Arturo Talavera, quien realizó la primera fase de estudio del espécimen, se trata de un cazador-recolector y es uno de los primeros pobladores de la Cuenca de México.

“Sin embargo, están pendientes los fechamientos de radiocarbono para confirmar la antigüedad de Yotzin”, precisó la dependencia.

Llama la atención de los investigadores que el maxilar y la mandíbula tienen desgaste severo, el cual casi llega hasta el cuello de la corona dental, pero sin caries.

“Yotzin no consumía carbohidratos. Los dientes debieron ser usados como herramientas para trabajar pieles o fibras, porque el desgaste es marcado en los primeros molares, derechos e izquierdos, y en los laterales caninos superior e inferior”, anotó Talavera.

“Si un individuo presenta este desgaste y sin caries es diagnóstico de un precerámico, porque puede ser indicador de que la dentadura le servía como herramienta de corte y triturado; es decir, para ablandar pieles y cortar fibras vegetales”.

También se analizaron las capas del suelo donde fue hallado.

“En el sitio M3 se registraron cinco capas estratigráficas, detectables por su coloración; las más profundas, denominadas IV y V, corresponden a un pantano, donde arqueólogos han descubierto restos paleontológicos del Pleistoceno; enseguida, hacia la superficie, en la capa III, se identificó una capa blanca de gleysol, es decir, suelos de humedales, saturados con agua freática por largos periodos.

“Yotzin yacía en la parte superior del nivel de pantano, en la capa IV, cerca del contacto con el gleysol”, ahondó el INAH.

Esta capa, según estudios del biólogo Lauro González Quintero, correspondería a un periodo interglaciar.

Las investigaciones de fechamientos continúan.

 

Texto e imagen: Agencia Reforma