13 abril,2024 9:15 am

Temen vecinos que los escombros en el río de la Santa Cecilia afecten sus casas en las lluvias

Denuncian que apenas hace dos semanas el gobierno inició la remoción de cinco casas que arrastró el huracán al cauce, pero lo hace de manera muy lenta

Acapulco, Guerrero, 13 de abril de 2024. A casi seis meses del paso del huracán Otis, cinco viviendas arrastradas por el agua se encuentran todavía derrumbadas dentro del cauce del río de la colonia Santa Cecilia y vecinos viven en la zozobra porque en la próxima temporada de lluvias los escombros pueden afectar las casas que resistieron a la orilla del canal.

La zona de desastre se encuentra cerca del plantel del Colegio de Bachilleres 7 y los vecinos de la colonia denunciaron que apenas hace dos semanas el gobierno inició la remoción de los escombros y lo hacen de manera muy lenta.

Fueron en total 13 los damnificados de las casas derrumbadas, casi todos familiares, y lograron salir 10 minutos antes de que colapsaran en la madrugada del 25 de octubre, cuando se intensificó la lluvia por el huracán categoría 5.

Señalaron que el problema se gestó desde antes porque la tubería de agua potable ha tenido filtraciones que fueron desgastando la calle y las bases de sus casas construidas a la orilla del río, además de la falta de desazolve del canal y la presa gavión, que se encuentra a unos 80 metros atrás de la zona afectada.

En tanto que los colonos de la Santa Cecilia que viven enfrente de las casas destruidas, siguen viviendo en sus viviendas a pesar de que se formó un socavón debajo de éstas; en una de estas viviendas que siguen siendo habitadas, una casa le cayó encima y le partió un pedazo.

El Sur hizo un recorrido por esta parte de la colonia Santa Cecilia, uno de los asentamientos más altos del municipio y colindante con el parque nacional El Veladero; para llegar a la zona siniestrada, se tiene que subir por la calle Pueblo Nuevo, pasar la capilla de la Santa Cecilia y llegar al puente del canal de Aguas Blancas, pero que en esta parte del municipio se conoce como el río de Santa Cecilia, que se encuentra a unos 50 metros de la entrada principal del Colegio de Bachilleres 7.

Las cinco casas derrumbadas en el cauce del río se encuentran una a lado de otra y parece que se resbalaron y cayeron completas porque aún se ven las estructuras completas, las paredes y los techos sobrevivieron. Sólo se deslizaron y cayeron de lado.

Sólo una pequeña parte del puente se encuentra acordonada con una cinta amarilla; hay unas piedras, no tan grandes, amontonadas con la tierra, evidencia del paso de un camión de volteo que ha hecho maniobras como parte de la remoción de escombros, y una parte de la banqueta queda volando porque su base está semidestruida.

Una de las damnificadas, Antonia Campos, comentó brevemente que ese día perdió su casa, todas sus pertenencias y su papelería que tenía, y que se distingue porque el nombre aún es visible en una de las estructuras caídas.

Sentada en la sala de una casa que se encuentra más separada de la orilla del río, dijo estar preocupada por las próximas lluvias debido a que las casas derrumbadas pudieran formar un dique para el agua que baje del río y que se suma a las piedras grandes que se encuentran en el cauce.

Una sobrina suya precisó que en una casa vivía sola su tía Antonia Campos; en otra, ella, con su esposo y sus dos hijas, en una tercera vivienda vivían sus padres, con su hermano y otra persona; la cuarta vivienda afectada era habitada por otro tío; y la quinta casa pertenecía a un vecino.

La mujer de 39 años actualmente construye otra casa con su familia con el dinero que pudo retirar del Infonavit, en la misma calle Pueblo Nuevo, pero unos 200 metros más arriba de su antigua vivienda, porque señaló que ninguna autoridad le ha dicho si donde estaba con su familia es zona habitable o no.

Perdió todas sus pertenencias, lo cual recuerda con un poco de dolor y por lo mismo, sólo relató unos cuantos momentos angustiantes de aquella noche del huracán, especialmente la parte en la que tuvo que salvar a su esposo porque estaba en el piso de abajo, de donde no podía salir porque se estaba llenando de basura y láminas.

Huyeron a la casa de su mamá, pero se dieron cuenta que también iba a colapsar porque el suelo se estaba cayendo; también contó que su tío tuvo que ser rescatado con una cuerda debido al avance de la catástrofe.

Responsabilizó a la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA) del socavón que se formó debajo de sus casas y que finalmente fue la razón por la que se cayeron, y es que la tubería de agua potable tenía filtraciones y siempre se pasaba el agua a la calle, y que contribuyó a su desgaste, adujo.

La colona de la Santa Cecilia expuso que ninguna autoridad acudió a auxiliarlos después del huracán categoría 5, los “Servidores de la Nación” sólo levantaron el censo y les dieron el apoyo económico, insuficiente evidentemente, exclamó, ante la magnitud de la devastación.

En febrero acudió a Protección Civil municipal para pedirles que revisaran si la zona era habitable o no, y fue apenas hace una semana que acudió un funcionario de esta dependencia para decirles a los vecinos que llevarían a cabo un dictamen de los daños y que en 15 días estarían los resultados.

Rosario Flores vive a orilla del río, enfrente del costado de donde cayeron las casas de sus vecinos; debajo de su casa de dos pisos se pueden observar algunos huecos y unas grandes rocas que destruyeron los cimientos de su vivienda.

En esta cosa color rosa viven ocho personas, todas salieron corriendo cuando pasó el meteoro del 25 de octubre, ya tenían el antecedente del huracán Paulina de octubre de 1997, cuando unas rocas–“de un tamaño del que ni te imaginas”–, rodaron y una chocó contra de una de sus paredes.

Otis le afectó la vista a la señora Rosario, que utiliza unos lentes de sol negros, pero comentó que hace dos semanas comenzaron los trabajos de remoción de escombros, aunque no tiene mucha información al respecto; también dijo estar preocupada por las lluvias que se acercan y se supone que inician en mayo, o sea, en unas cuantas semanas.

Su vecino, cuya casa se encuentra a un costado de ella, vive en una vivienda, también de dos pisos, que quedó expuesta por los daños que sufrió; una de las casas que cayó por el agua golpeó sus paredes y también tiene un socavón debajo. Su hijo tuvo que irse para rentar y vivir en otra parte.

Consideró que el problema fue la falta de desazolve de esta parte del canal, que sí se ve lleno de piedras grandes, y la falta de limpieza de la presa gavión que se encuentra no tan lejos de sus casas y que no ha tenido mantenimiento desde el huracán Paulina, aseguró el señor, que lleva viviendo ahí desde hace 31 años. Además, la remoción de los escombros es lenta, señaló.

Texto:Ramón Gracida Gómez