Acapulco, Guerrero, 14 de febrero de 2018. Las comunidades afrodescendientes e indígenas mantienen los mismos niveles de marginación en salud, educación y vivienda, en sus pueblos y en las ciudades a las que migran para mejorar su situación, pero los más empobrecidos son los indígenas y son considerados por los políticos como objetos para conseguir sus intereses, mediante el voto, más no de desarrollo, expresó el investigador de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), Ramiro Morales Hernández.
Ayer, durante el segundo día del encuentro Retos para medir la desigualdad técnico-racial indígena y afrodescendiente, fue abordado el tema de la desigualdad entre los indígenas y afromexicanos de Guerrero, con la participación del investigador de la UAG, Morales Hernández, el antropólogo y representante del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Gerardo Sámano Díaz, y el subsecretario de la Secretaría de Asuntos Indígenas y Comunidades Afromexicanas, Benigno Gallardo de la Rosa.
En la mesa de análisis en la que participaron académicos, activistas de comunidades indígenas y afromexicanas de Oaxaca, el investigador de la UAG, indicó que el autorreconocimiento o pertinencia puede representar un riesgo cuando se usa para ser beneficiado por los programas sociales o proyectos incluyentes dirigidos a beneficiar de manera directa a las poblaciones negras o indígenas, aunque consideró que los datos estadísticos del censo y otros ayudan a visibilizar a las poblaciones.
En su participación, expresó que los indígenas siguen siendo considerados como objetos de voto, mas no sujetos de del desarrollo, por parte de los políticos, lo que no ha permitido bajar los índices de pobreza, incluso afirmó que hay una población empobrecida, que no tiene acceso a educación y servicios de salud.
El investigador dijo que a pesar de que las poblaciones negras gozan de mejores condiciones de acceso a carreteras y estar cerca del mar, el contexto en el que viven es igual al de las poblaciones indígenas, donde el acceso se dificulta por falta de carreteras, como el caso de las zonas más apartadas, ubicadas en la región de la Montaña. Además, alertó que la migración internacional está causando una despoblación de jóvenes en las comunidades, lo que está limitando el desarrollo.
Mientras el antropólogo Gerardo Sámano agregó que ambas poblaciones que salen de sus comunidades hacia ciudades como Chilpancingo y Acapulco enfrentan situaciones hostiles, por la discriminación que sufren, y la falta de atención a los municipios donde llegan, como el caso de Chilpancingo, donde no hay una oficina de atención a indígenas, pese a tener una población numerosa, mientras que en Iguala el área simplemente desapareció.
El antropólogo agregó que el principal problema que enfrentan ambas poblaciones en las ciudades y en su comunidades es el acceso a servicios públicos y la falta de reglas flexibles de los programas gubernamentales. También advirtió que hay mucho riesgo de que las variantes de las cuatro lenguas originarias del estado: el amuzgo, mixteco, náhuatl y tlapaneco, desaparezcan pronto.
Para el subsecretario Benigno Gallardo, el problema de desplazamiento en el estado no se da por la delincuencia organizada, sino por los conflictos de tierras, aunque reconoció la situación compleja que se vive en los municipios como Chilapa, Zitlala, y Quechultenando, en respuesta a la pregunta planteada por la activista Juliana Acevedo, de la asociación civil África-Asia, de Oaxaca.
Indicó que la apertura de carreteras que tienen el objetivo de acercar a las comunidades a los servicios y a las ciudades ha servido para movilizar a los delincuentes. Respecto a esto, también se dijo a favor de la propuesta de la legalización de la mariguana y amapola para uso medicinal, como lo ha planteado, en el segundo caso, el gobernador Héctor Astudillo Flores.
A la mesa de análisis también asistió la presidenta de la Asociación de Mujeres Indígenas y Afromexicanas Radicadas en Acapulco, Magdalena Valtierra, quien en su intervención sostuvo que en las ciudades persiste una alta marginación y discriminación a los indígenas.
Recriminó que los gobiernos sólo se acercan a los pueblos indígenas en las fechas conmemorativas o alusivas a los pueblos originarios, y demandó el uso correcto del presupuesto. Indicó que en el caso de Acapulco, no hay un albergue donde los indígenas de bajos recursos lleguen, pese a que ese proyecto se ha presentado en varias ocasiones a los tres niveles de gobierno, y expresó que por la misma necesidad las mujeres indígenas y afrodescendientes crearon una organización civil.
Texto: Jacob Morales Antonio/ Foto: Carlos Alberto Carbajal
