13 diciembre,2022 5:24 am

Todos los frentes abiertos están abiertos

Abelardo Martín M.

 

Vive el año sus últimas semanas, mientras el fervor guadalupano y los preparativos de las fiestas navideñas se entremezclan, entre otros frentes abiertos, con el desenlace de una reforma electoral, identificada con el mote de “plan B”, luego de que el proyecto de modificaciones constitucionales para avanzar en la consolidación del sistema democrático y, como consecuencia irremediable, cambiar al Instituto Nacional Electoral que acusa y padece serios problemas de administración y costos, así como, por otro lado, la composición del Legislativo, no obtuvo los votos necesarios para lograr la “mayoría calificada” que exige cualquier modificación constitucional.

Tiempos intensos, difíciles, inéditos los que vive el país, sumados a los múltiples problemas que padece el mundo, con la característica general de la instantaneidad, pues lo mismo se viven momentos tan excitantes como el campeonato mundial de futbol, en Qatar, que la guerra en Ucrania (claro como parte de un conflicto internacional de múltiples dimensiones e intereses entre China, Estados Unidos, Europa y Rusia, como principales protagonistas en disputa por el liderazgo mundial). Sin omitir, por supuesto, las graves carencias de hambre, miseria y retraso ancestral que se vive en África, en América Latina y en vastas regiones todavía de distintas partes del mundo.

Entre los asuntos políticos y de gobierno más relevantes en estos últimos días está, sin duda, la discusión y aprobación de reformas a las leyes electorales, que impactan en muchos casos la integridad de la Constitución General de la República. En lo que resta de la semana sabremos el destino de la reforma a varias leyes secundarias, en donde inevitablemente se han cometido pifias que obligarán a hacer correcciones y que éstas vuelvan a la Cámara de origen, en un lapso tan corto que se antoja insuficiente para su concreción.

Parece inminente que, vía las modificaciones a leyes secundarias y con el cuidado correspondiente que se ha tenido en la Cámara de Senadores, se logre su aprobación, con lo que habría un avance en la depuración de los procesos democráticos, aunque muchos al convertirlo en asunto o causa de partidos políticos lo ubiquen como un retroceso. Se dicen muchas medias verdades acerca de las reformas, como el hecho de que una institución burocratizada y costosa, como el INE, “no se toca”, cuando que una revisión administrativa simple y sencilla revelaría los graves dispendios e injusticias internas que ocurren en esa institución.

Otros frentes se han abierto, decíamos, como las ya imparables campañas de los aspirantes a competir por la Presidencia de la República, en lo cual tal vez haya todavía algunas sorpresas antes de que empiece el nuevo año, momento en que la lucha arreciará y se tornará más ruda, según anticipan muchos de los analistas político-electorales.

En el panorama económico hay también temas no resueltos, como el amago de consultas de los socios comerciales de nuestro país en el T-MEC sobre la política energética, así como una inflación que aunque en el último bimestre tuvo una ligera baja, tardará un largo periodo en bajar, e igualmente seguirán altas por un dilatado tiempo las tasas de interés, que se han hecho subir como una estrategia de contención del alza de precios.

El significativo aumento otorgado a los salarios mínimos, que a partir de enero próximo se incrementarán en veinte por ciento, evitará un menoscabo al nivel de vida de los trabajadores, pero no será así con otros sectores vulnerables, como quienes viven en el medio rural o se desempeñan en la informalidad, o quienes no tienen un empleo.

Todos estos factores crean problemas para el desempeño de las empresas y la producción, en un escenario mundial de por sí pesimista, ante la guerra estancada en Ucrania y los problemas de China con el Covid.

Incluso el panorama latinoamericano, que luego de la elección ganada en Brasil por Lula da Silva se había tornado muy favorable para la posición del gobierno de López Obrador, ahora ha tenido cambios imprevistos, después de la sentencia judicial contra la ex presidenta de Argentina Cristina Fernández, y la destitución en Perú del presidente Pedro Castillo.

De vuelta al ámbito nacional, la inseguridad y la violencia, otro pendiente que viene de muy atrás, siguen como uno de los riesgos más grandes que enfrenta el país y el gobierno federal.

A favor de éste se aducen algunas reducciones en indicadores como el número de homicidios, pero la tendencia a la baja, que todavía no es significativa, se contrasta con los casos de muy alto impacto y las regiones que atraviesan por una aguda crisis, como en los estados de Zacatecas, Tamaulipas y Guerrero, sin dejar de considerar a la gran mayoría de los estados de la República que padecen gravísimos problemas de seguridad y son presa de poderosos grupos de la delincuencia (esa sí) organizada, que somete a gobernantes débiles.

En nuestra entidad, a los hechos ocurridos en octubre en San Miguel Totolapan se ha sumado en los recientes días el ataque a la comunidad de El Durazno en Coyuca de Catalán con un saldo de siete muertos, luego de que el miércoles de la semana pasada un comando armado irrumpiera en el penal situado en la cabecera de ese municipio para liberar a un preso acusado de secuestro. La indefensión de la población se muestra en que las autoridades tardaron más de veinticuatro horas en hacer acto de presencia en la comunidad donde ocurrieron los hechos sangrientos. Aquí hay que agregar los atentados sufridos unos días antes por la alcaldesa de Tierra Colorada y por el secretario de Seguridad de Coyuca de Benítez. Todo ello forma parte del acoso que muchas regiones del territorio nacional sufren a manos del crimen organizado.

Así nos aproximamos a las fiestas de fin de año, época siempre propicia para el agradecimiento, el balance con visión siempre positiva y la reflexión profunda y, desde otro ángulo, una etapa en que tendemos a olvidar la problemática que nos aqueja y hacer como que ésta no existe. Agitados tiempos de ensordecedora estridencia mediática que avasalla día tras día las emociones de la gran mayoría que vive como auténtico rehén de informaciones falsas, pero que circulan veloz y prolíficamente por todas las pantallas.

Muy difícil es sintetizar o intentar un recuento de tantos y tan variados acontecimientos ocurridos no ya en el último año, sino simplemente en el último mes o la última semana. En la sociedad de la información y la instantaneidad, la capacidad personal es a todas luces insuficiente para comprender la magnitud de los problemas que enfrenta la familia, la sociedad, el gobierno y la humanidad toda. Ya resurgirá en enero, en la cuesta que no sólo tiene que ver con precios y carestía, sino que significa el reencuentro con la realidad que siempre se impone.