9 agosto,2022 8:14 am

Toro Muerto: paraíso que vive la transición de la economía de la amapola a frutales y el mezcal

Rosendo Betancourt Radilla

Estación Toro Muerto, San Miguel Totolapan

Con la caída del precio de la goma de opio se fue de Toro Muerto la principal entrada de dinero para los habitantes, pero también paró la presión que ejercía sobre la gente el crimen organizado para monopolizar la compra de droga, la tala y quema del bosque para sembrar amapola y se impulsó la producción de mezcal y árboles frutales.
Técnicos y beneficiarios del programa Sembrando Vida informaron que con la inversión del gobierno federal se contuvo la migración y se redujo la producción de amapola en 90 por ciento, pero que es necesario que también apoyen a la zona los gobiernos municipal y estatal para incrementar la producción.
Vivir en Toro Muerto es vivir entre las nubes, la neblina cubre las casas y se escurre entre los cerros cubiertos de un denso bosque que los vecinos cuidan desde hace décadas y lo presumen, sin titubear, como el mejor conservado del país.
En el camino a esta comunidad se escucha el trinar de cientos de aves, en la carretera se ven pasar ardillas e incluso un venado, y los vecinos cuentan que también andan cerca de las viviendas jabalíes y jaguares.
Todas las casas tienen al bosque como traspatio, algunas familias crían gallinas, patos, vacas y siembran distintas flores para adornar sus amplios jardines. En la noche se pueden observar miles de luciérnagas entre los grandes pinos.
Hay producción de truchas, aguacate, pera, durazno, manzana y un mezcal de altísima calidad que ha ganado premios internacionales, aún así se vive una crisis económica, porque no tienen mercado para los nuevos productos, y quienes recién dejaron la siembra de amapola aún no tienen árboles produciendo, los tendrán en tres o cuatro años.
En septiembre se cumple un año de que entró en operación el programa, y para el campesino Gaudencio Gómez Sandoval significó quedarse en su terruño, antes se dedicaba a la siembra de amapola y ante la caída del precio su única opción era irse a Estados Unidos a trabajar para sostener a su familia.
“Fue un cambio rotundo en comparación a lo que nos dedicábamos antes, muchos compañeros me han dicho que esto debimos hacerlo mucho antes, ahorita ya tuviéramos huertas, pero no pensamos que se fuera a acabar lo de la amapola”, contó.
Gaudencio es presidente de un vivero compuesto en su mayoría por mujeres, Los Pinos, en donde tienen sembradas 50 mil plantas de maguey y 15 mil árboles frutales de aguacate, pera, tejocote, ciruela, higo, manzana, membrillo y durazno.
Ya aprendió a producir biofertilizantes, así que no tiene que gastar en agroquímicos y espera que en cuatro años pueda vivir de su cosecha, ahora lo hace del dinero que recibe del programa, “veo que vienen buenos tiempos de aquí para adelante”.
Algo que también cambió fue la organización comunitaria, “antes como me llegaba el dinero ya ni quería venir a mi pueblo, ahora estamos trabajando todos en equipo”.
El también campesino Julio Sandoval Salinas ve que el programa generó “la unión del pueblo, todo lo hacemos en equipo, la gente está jalando bien”.
Relató que la caída del precio de la goma les pegó económicamente desde 2019 y hubo quienes tuvieron que emigrar, el año pasado empezó Sembrando Vida y ayudó a contener la fuga de trabajadores.
Vecinos informaron que el precio llegó a 27 mil pesos por kilogramo de goma, y ahora se habla de que se compra en 5 mil pesos, lo que no les alcanza ni para el equipo necesario y el pago de peones para sacar la goma del centro de la adormidera, la flor de amapola.

La cultura de protección del bosque

Una niña corre en el vivero Los Pinos de campesinos beneficiarios del programa federal Sembrando Vida en Estación Toro Muerto, municipio de San Miguel Totolapan Foto: Rosendo Betancourt Radilla

El técnico del programa y vecino del lugar, Gustavo Sandoval informó que Estación Toro Muerto tiene una superficie de 12 mil hectáreas, y 9 mil son de bosques vírgenes que no son explotados, “me atrevo a decir que es de los bosques más conservados de Guerrero y de México”.
Se le preguntó cómo han logrado contener la presión sobre el bosque, ya que en distintas zonas de Costa Chica y Costa Grande los grupos criminales explotan ferozmente la madera sin que haya intervención alguna de las autoridades, y respondió:
“Aquí traemos una cultura de muchos años de protección del bosque, nuestros padres y abuelos, nuestro abuelo, Modesto Sandoval Castro, fue el fundador del pueblo y él empezó con esa idea de cuidar”.
“Cuando llegó la amapola hubo un descontrol, nos pegó en deforestación, en incendios para la siembra, y ahora con la caída del precio viene a ayudarnos mucho, en realidad mucho, porque le estás quitando presión al bosque, sobre todo en el uso de agroquímicos”, agregó.

El programa Sembrando Vida

Dijo que Sembrando Vida, “llega en un momento muy crítico, fue muy oportuno porque se da en el trance de la caída de la amapola, entonces mucha gente entra al programa pero no está muy convencida, quiere seguir con la amapola, pero poco a poco se convence, y parte del programa es rescatar la situación social porque la amapola vino a dividirnos”.
En cuanto a los problemas que han enfrentado en este primer año de trabajo dijo que es el clima, “tenemos tres viveros, en el que está en la entrada del pueblo se nos ha complicado, como hace mucho frío no desarrollan igual las plantas”.
Indicó que la meta es producir 2 mil 500 plantas por sembrador, hay 60 (a cada uno se le pagan 5 mil pesos al mes) y cada uno tiene 2.5 hectáreas dentro del programa federal, la mayoría de las familias están dentro, “sólo unas 10 quedaron fuera pero porque no quisieron, sí había oportunidad”.
Celebró que algunos sembradores ya rebasaron la producción de plantas, “hay casos en los que ya tienen hasta 4 mil plantas sin llevarse ni una sola del vivero”.
Mencionó que algunos beneficiarios son maestros mezcaleros y están sembrando maguey cupreata, “ellos están en el programa y tienen mucha visión”.
Otro técnico, Javier Sandoval informó que en bosque tienen registrados avistamientos de jaguar, puma, jabalí, venado, conejo y varios anfibios que están en peligro de extinción, pero ni así tienen apoyos de los gobiernos estatal ni municipal.
“Hemos tenido ataques de jaguar al ganado, lo reportamos el año pasado al gobierno del estado, a fundaciones de conservación como la de Carlos Slim pero nadie nos hizo caso”, contó y mostró fotos del felino que lograron con una cámara trampa.
Demandó la intervención de los gobiernos estatal y municipal para apoyar en infraestructura, porque pasando las lluvias necesitarán sistemas de riego, y son comunes las granizadas y no se cuenta con todo el equipo para proteger lo que siembran.
Además consideró que es necesario que haya mayor capacitación para sembradores y técnicos porque se están viendo los resultados, “ahora se ve más agua y se ha erradicado en un 90 por ciento el cultivo de la amapola, por ahí andan unos queriendo sembrar pero estamos seguros que van a dejar de hacerlo así como los demás que vieron que el programa es viable”.