21 febrero,2024 12:47 pm

Trasciende continentes la obra de Bosco Sodi

 

Ciudad de México, 21 de febrero de 2024. Ya sea en un desierto de la Península Arábiga, en una galería en Madrid, o en un museo en China diseñado por un Premio Pritzker, el arte de Bosco Sodi aspira a ser entendido, o experimentado, en cualquier contexto.

“(Mi obra) no le exige al espectador más que llegar a verla, sin ningún concepto predeterminado”, explica el mexicano en entrevista, sobre el año en el que su trabajo se expondrá en tres regiones del mundo.

“No tiene un discurso intelectual en el sentido de que tengas que leer algo para entenderla, sino que se entiende con el alma, y con los ojos, con el corazón”.

Tras inaugurar una nueva exposición en Casa Wabi Sabino, su galería y estudio en la Colonia Atlampa de la Ciudad de México, viajó a Arabia Saudita para ser parte de Desert X Al-Ula, una exhibición internacional de land art.

Conocido por su uso de materiales que remiten a la tierra, como el barro, Sodi (Ciudad de México, 1970) fue invitado por el curador Marcello Dantas para realizar una instalación en el desierto bajo la premisa evocadora que da título a la edición 2024: “En presencia de la ausencia”.

Al observar la zona, donde alguna vez hubo un mar, el creador mexicano decidió centrar el concepto de su pieza en la fugacidad.

“Cuando tienes un lugar de este tamaño, te inspira humildad. Te das cuenta de que no somos nada los humanos, que pasamos un solo momento; es un lugar que te habla de la historia del universo, de la historia del mundo, te habla de la historia de los seres humanos”, reflexiona.

Por ello, a diferencia de otras propuestas que participan en Desert X Al-Ula, decidió que su obra, titulada When I Saw My Reflection (Cuando vi mi reflejo) dejaría prácticamente intocado el paisaje.

“Mi idea era ser muy respetuoso con el lugar, no cambiarlo en nada, no afectarlo, sino simplemente tomar provecho de los accidentes que había”, explica.

Así, en uno de los valles de la zona, eligió dos montañas de piedra, cuya faz está sembrada por hoyos que sugieren el antiguo paso del agua.

Ahí, entre los huecos, Sodi colocó rocas volcánicas, impregnadas de cerámica de oro real de 22 quilates que fueron horneadas a 590 grados centígrados.

“En estas dos montañas que son opuestas, cuando da el sol, brillan las piedras, como si fueran gemas incrustadas en la montaña, pero cuando se va el sol, inmediatamente se apagan, simulando un poco la vida, la impermanencia de la vida”, ilustra.

“Durante la noche, están presentes, pero también ausentes, porque no se ven. Se ven a ciertas horas del día cuando el sol las ilumina y brillan”, relaciona con el concepto de la exposición.

En exhibición hasta el 23 de marzo, la instalación de Sodi, hecha como “acupuntura” sobre el paisaje, saluda con su título a una canción de Fleetwood Mac, Landslide, que habla de ver el reflejo de uno mismo.

“Hace un guiño a la reflexión de la luz, y cuando tú la ves, y cómo al estar contemplando estas piedras y este desierto tan bello y tan imponente, se refleja lo que es tu vida y tu existencia”, concluye.

 

Diálogo en Madrid con On Kawara

El próximo 5 de marzo, Sodi inaugurará también en la sede madrileña de la galería mexicana Hilario Galguera su exposición El día que nos volvimos a encontrar.

Se trata de un homenaje al artista japonés On Kawara (1932-2014), célebre por una serie de casi 3 mil pinturas, conocidas como Hoy (1966-2013), en las que cada día pintaba sobre un fondo negro, en letras blancas, la fecha de cada jornada.

“Siempre me ha llamado mucho esta obra, no sólo por la belleza estética, sino por el concepto de hacer una obra diaria”, expone Sodi sobre esta serie.

En su homenaje abstracto a Kawara, el mexicano creó 10 pinturas con carbón blanco y tinta negra japonesa de caligrafía, un poco más pequeñas que las de su antecesor, pero con la misma disposición rectangular.

“Diario hacía yo una pintura negra, de materia totalmente negra, y diario rasgaba yo con un pedazo de rama la pintura, del mismo punto al mismo punto”, relata.

“Son 10 pinturas negras, y en vez de escribir la fecha, hago un gesto diario que habla, a diferencia de las de On Kawara, del accidente, del no control”.

Los materiales usados por Sodi, al no ser estables, crean sus propias grietas y surcos, mientras que la rasgadura con la rama, a pesar de colocarse en el mismo sitio todos los días, nunca resultó igual a la de la vez anterior.

Como lo hiciera con otras pinturas que presentó el año pasado en la exposición Alabanzas, en la Hilario Galguera de la Ciudad de México, estas nuevas remiten también a la práctica desarrollada por el artista durante la pandemia de Covid-19. De ahí su título.

“Hablo también de esta parte del reencuentro, del diálogo entre dos artistas, con alguien que he admirado tanto como On Kawara, y mi obra, obviamente con una aproximación muy diferente, pero también con mucha humildad”.

 

…Y alista su arribo a China

Por primera vez en China continental, Sodi presentará en el He Art Museum, en la provincia de Guangdong, una exposición individual.

Una muestra que ocupará la mayor parte del edificio diseñado por el arquitecto Tadao Ando, Premio Pritzker 1995.

“Van a ser alrededor de 60 piezas. Son cuatro pisos, y vamos a mostrar, en cierto sentido, una especie de retrospectiva (…) 20 años de trabajo”, adelanta.

De noviembre de este año a febrero de 2025, la obra de Sodi recibirá una revisión extensa en el sitio.

“Desde las pinturas, las obras de barro, las cerámicas, el muro y toda la obra”, divide el artista.

En un año en el que su trabajo se presenta en cuatro continentes, Sodi no vacila en afirmar que lo que busca es que éste sea entendido por cualquiera, desde cualquier sitio del mundo.

“Mi obra es muy universal, porque no depende tanto de una nacionalidad, sino de la lectura del ser humano”, declara.

Una lectura que apela a las personas más allá de la política y los fenómenos sociales.

 

Texto y foto: Agencia Reforma