El doctor y maestro por el Colegio de México, Jesús Hernández Jaimes, que visitó el Mezón de Álvarez en el aniversario de la muerte de Emiliano Zapata, afirma que la desigualdad social del país sigue siendo un problema grave y no muy diferente al de hace 100 años.
Chilapa, Guerrero, 22 de abril de 2019. La violencia trastocó la economía, la política, la cultura y la vida cotidiana de la gente en Chilapa; es importante que poco a poco volvamos a apropiarnos del espacio público, consideró el historiador Jesús Hernández Jaimes.
Expresó que el ideario del Zapatismo puede articular nuevas demandas porque la desigualdad social del país sigue siendo un problema grave y no muy diferente al de hace 100 años.
Jesús Hernández Jaimes, originario de esta ciudad, es profesor de Historia de América Latina en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, doctor y maestro en Historia por el Colegio de México.
El también integrante del Sistema Nacional de Investigadores, fue entrevistado por El Sur la noche del jueves en la conmemoración del centenario luctuoso de Emiliano Zapata en el Mesón de Álvarez de Chilapa sobre la vigencia del Zapatismo, el poder heredado de caciques en la región, la violencia, la inseguridad y acerca de una posible salida.
–¿Cuál es el valor histórico del Mesón de Álvarez y del Zapatismo en Chilapa?
–En general, la Revolución Mexicana tiene una importancia fundamental para la sociedad y el gobierno mexicano a lo largo de todo el siglo XX. Fue la referencia para construir una serie de instituciones a partir de valores y principios sociales y políticos.
Dentro de la Revolución o de diversas corrientes políticas e ideológicas que hubo dentro de la Revolución, el Zapatismo constituye junto con el Villismo la dimensión popular, el proyecto que rescató demandas estrictamente campesinas; particularmente, la restitución de tierras de muchos campesinos despojados.
El Zapatismo aunque se origina en Morelos tuvo un eco mucho más allá de ese espacio y territorio, incluido el estado de Guerrero. Incluso tuvo una dimensión internacional como referencia o paradigma para otros países que tenían problemas similares como los que tenía México en ese momento.
Ahora, este monumento histórico (el Mesón de Álvarez) es una referencia, un punto de anclaje para la memoria de los chilapeños para que recordemos que también por aquí pasó Zapata.
Pero más allá de la anécdota, que recordemos que hubo una guerra, una lucha precisamente para restituir una serie de derechos agrarios; campesinos que a lo largo de la historia habían sido despojados y esta zona presentó estos problemas.
Había muchos campesinos que se sintieron tocados por ese llamado a las armas para defender y reclamar la restitución de sus tierras.
Es muy importante que todos los chilapeños tangan presente eso en la memoria y que mejor que sea un lugar como este, que sea como un nudo en el cual se detonan recuerdos, memorias del pasado.
–¿A su juicio, qué ideales se rescatan del Zapatismo en la actualidad, en el tiempo de la llamada Cuarta Transformación?, se le preguntó al especialista en historia de izquierdas y derechas en México.
–Evidentemente las demandas son distintas, ahora lo fundamental ya no es exigir la restitución de las tierras, pero sí la defensa de la tierra en otro sentido y en otro contexto.
La defensa ante numerosas empresas, ya no son las haciendas sino las grandes empresas trasnacionales que están buscando apropiarse de los recursos u otro tipo de demandas que tienen que ver con trabajo, con la dignidad de los seres humanos menos favorecidos.
En ese sentido el ideario del Zapatismo y particularmente el Plan de Ayala sigue siendo un referente y un motivo para articular nuevas demandas, después de todo la desigualdad social del país sigue siendo un problema muy grave. Lamentablemente no muy diferente, no muy distinto al de hace 100 años.
–¿Desde su perspectiva cuál es su opinión sobre Chilapa en este momento en particular, está padeciendo una crisis de inseguridad y sigue siendo gobernada por caciques y políticos corruptos?, se le inquirió al autor de la tesis El cacicazgo de los Moctezuma y la comunidad indígena en la alcaldía mayor de Chilapa durante la Colonia.
–La fuente de poder de la clase gobernante ya no emana de la posesión de la tierra como hace 100 años, que eran unas cuantas familias que gobernaron casi todo el siglo XX, hoy las fuentes de legitimidad de ese poder son otras.
El carácter caciquil de la clase política es distinto, pero la corrupción es un fenómeno galopante de todos los niveles, lamentablemente no creo que sea exclusivo de la clase política local, que seguramente también aqueja.
Pero bueno, esperemos que los ciudadanos vayamos exigiendo la transparencia, la rendición de cuentas y que vayamos participando en la cosa pública, no solo mediante los procesos electorales, sino involucrándonos en la vida cotidiana para exigirle a las autoridades que gobiernen con honestidad, con transparencia y con eficiencia.
–¿Y la inseguridad?
–Eso es lamentable, lamentabilísimo, es un problema nacional que ha tocado la vida, a las familias, la vida particular de muchísima gente.
Realmente en esta zona sabemos que son muy pocas familias que no han sido tocadas de alguna manera en mayor o menor grado por la violencia.
Eso trastoca la economía, la política, lo social, la cultura, la vida cotidiana de la gente, las calles están semivacías, en las noches la ciudad ya se ve muy sola, ya no tiene esa vida, el espacio público fue prácticamente abandonado por la gente.
Es importante que poco a poco volvamos a apropiarnos del espacio público.
Agregó, estamos ante el inicio de una estrategia política y de seguridad pública del gobierno federal con escasos cuatro meses.
Más allá de las filias y fobias, consideró, hacia el personaje que encabeza el nuevo gobierno, espera que una nueva estrategia funcione. “Cuando inicia un nuevo proyecto se reavivan las esperanzas.
Texto y foto: Luis Daniel Nava