24 agosto,2022 5:53 am

Turismo: panorama contrastante; respuesta integral

Ricardo Monreal Ávila

 

En el turismo mexicano, como muchas otras áreas de la administración pública, existe una realidad contrastante en la que los aspectos positivos y los negativos conviven de modo tal que es posible dejar de ver las áreas de oportunidad que existen ante el aparente éxito del sector.

Pero lograr apreciar la totalidad del fenómeno, en este caso turístico, siguiendo a Karel Kosík, no significa que debamos imaginar la totalidad de los hechos que la conforman, sino comprender a sus partes constitutivas como elementos relacionados entre sí que dependen unos de otros de forma sistemática.

Por ejemplo: el hecho de que México sea uno de los países con mayor cantidad de visitantes, pero sea de los destinos con menor gasto per cápita por viajera o viajero, puede entenderse como resultado del abaratamiento del turismo mexicano, utilizado como estrategia para explotar esta ventaja en lugar de aprovechar otros aspectos, como sus riquezas naturales y culturales de forma sustentable.

No podemos negar que nuestro país es uno de los destinos más anhelados por las personas turistas de todo el mundo, tanto por su variedad de climas como por su diversidad cultural que conjuga arquitectura prehispánica, colonial y contemporánea.

Por una parte, México es un país megadiverso que alberga cerca del 10 por ciento de las especies registradas en el mundo, gran parte de ellas endémicas, es decir, que solo existen en esta parte del mundo; por otro lado, somos uno de los únicos países en el mundo que pueden jactarse de albergar una de las siete maravillas del mundo moderno: el templo de Kukulcán, uno de los nombres con el que se conoció a Quetzalcóatl, ubicado en la zona arqueológica de Chichén Itzá.

Ya sean las narraciones de Bernal Díaz del Castillo al asombrarse con la magnificencia de Tenochtitlán, o las impresiones del viajero inglés Charles La Trobe, que le dio el mote de la Ciudad de los Palacios en el siglo XIX, o las historias en redes sociales de nuestros turistas modernos, cada persona que pisa el suelo mexicano por primera vez, queda maravillada por su historia, su misticismo y su folclor.

No obstante, regresando a los contrastes existentes en este complejo fenómeno, podemos señalar la aportación de este sector al Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Si bien la aportación del sector turístico al PIB es en promedio del 8 por ciento, esta cifra apenas ha variado en una década, pues de 2009 a 2019 pasó del 8.1 al 8.0 por ciento, mientras países como Islandia aumentaron está proporción en más del doble, pasando del 3 al 8 por ciento.

Por otro lado, es verdad que el sector turístico es reconocido por aportar casi el 9 por ciento de todos los empleos formales en México. Pero cuando se reguló la subcontratación de obras especializadas y se prohibió la subcontratación laboral, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social reveló que los sectores hotelero y de servicios eran los que mayormente aprovechaban la ambigüedad jurídica para eludir responsabilidades patronales.

La vulnerabilidad de los centros turísticos se pudo ver en la Medición de la Pobreza 2020, elaborada por el Coneval. La pobreza extrema en Quintana Roo creció del 3.8 al 10.6 por ciento en los dos años anteriores al estudio, y la cifra de personas en situación de pobreza pasó del 30.2 al 47.5 por ciento, como consecuencia de la contingencia sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19.

Para evitar que las cadenas de valor se interrumpan por fenómenos naturales, migratorios o de salud pública, planteamos la creación de programas que permitan que las familias que viven del turismo accedan a recursos que les ayude a mantener condiciones mínimas de bienestar ante cualquier eventualidad.

Otro factor fundamental para que este sector cobre un nuevo impulso, es sin duda la atracción de la inversión privada, nacional y extranjera, para lo cual es fundamental fortalecer el Estado de derecho con el fin de ofrecer certidumbre a quienes apuesten por la conservación, modernización y diversificación de nuestras zonas turísticas.

Sin detrimento de lo anterior, el sector turístico deberá velar por hacer accesible esta actividad a todos los estratos de la sociedad, pues su ejercicio se encuentra vinculado a derechos humanos como el descanso, la no discriminación y el respeto a la dignidad.

Mi propia experiencia y las anécdotas que he logrado recoger en mis recorridos por el territorio nacional son reflejo de la necesidad de lograr que más personas logren recorrer nuestro país sin necesidad de pertenecer a un grupo social o económico privilegiado.

En el Proyecto de Nación que he compartido con la opinión pública, y que puede ser consultado en mi sitio web, se incluye la propuesta íntegra para hacer del sector turístico la principal fuente de divisas de México y posicionarnos como uno de los cinco destinos turísticos más importantes del mundo. Todas las aportaciones son bienvenidas.

 

* Articulista invitado. El senador presenta hoy en Acapulco su propuesta para un turismo sustentable como parte de sus actividades rum-bo a conseguir la candidatura presidencial de su partido Morena para las elecciones de 2024.

 

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