14 agosto,2018 9:58 am

Un año después, una incógnita la renegociación del TLCAN

El aniversario de las conversaciones llega en un momento en el que tanto Estados Unidos como México dan señales de estar cerca de un acuerdo a concretarse este mes de agosto, pero nada es seguro con Donald Trump.

Texto: Sara Barderas / DPA / Foto: Archivo EFE
Washington DC, 14 de agosto de 2018. La renegociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), el mayor tratado comercial del mundo, cumple un año este jueves.
Reunidos en un hotel de Washington DC el 16 de agosto de 2017, el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo Villarreal; la canciller de Canadá, Chrystia Freeland; y el representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, dieron el pistoletazo de salida para modificar un tratado en vigor desde 1994.
Renegociarlo fue una imposición del presidente Donald Trump, quien desde la campaña electoral asegura que es el peor tratado firmado nunca por su país y ha amenazado con sacarlo de él si no considera beneficioso para Estados Unidos el resultado.
La renegociación es la traslación al ámbito comercial del “America First”, el lema de campaña del que Trump ha hecho una línea de acción de gobierno. Quiere sobre todo reducir el déficit comercial con México -que fue de 70 mil 952 millones de dólares en 2017- y una mayor producción de manufacturas, recortando las que entran a la zona desde China.
El aniversario de las conversaciones llega en un momento en el que tanto Estados Unidos como México dan señales de estar cerca de un acuerdo a concretarse este mes de agosto. Los equipos negociadores de los dos países vuelven a reunirse esta semana en Washington por tercera vez consecutiva. Se trata de cerrar temas que los afectan solo a ellos antes de volver a sentarse a una mesa trilateral con la delegación de Canadá, algo que no ocurre desde mayo.
“El acuerdo con México va muy bien”, tuiteó Trump la semana pasada. “No es una fecha fatal (definitiva), pero sí estamos convencidos de que en el mes de agosto podremos llegar a un acuerdo”, había dicho días su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto. “Probablemente veremos algún tipo de conclusión (del Nafta) en agosto”, dijo Lighthizer por su parte recientemente.
No sería, sin embargo, la primera vez que se avanzara una pronta culminación de las negociaciones que luego no sucediera. En mayo fueron los tres países miembro de Nafta los que dieron señales de ir a cerrar pronto la negociación pero ésta volvió a estancarse por las diferencias en los mismos temas que la complican desde el principio.
Se trata de las reglas de origen para el sector del automóvil -Estados Unidos quiere que el contenido regional del producto final sea mucho mayor al 62.5 por ciento actual y que la mayor parte de ese sea fabricado por él- y de una cláusula automática de caducidad que obligaría a revisarlo cada cinco años y que Washington defiende frente a la oposición de sus socios.
México quiere culminar la negociación antes del fin del gobierno de Peña Nieto, en noviembre. Andrés Manuel López Obrador asume la presidencia el 1 de diciembre. Para ello, el nuevo tratado debería estar listo para septiembre porque la ley estadunidense fija que deben pasar tres meses hasta que pueda firmarlo Trump. Estados Unidos también tiene prisa porque en noviembre hay elecciones legislativas de medio término.
El año de renegociación del TLCAN, llamado también Nafta (North American Free Trade Agreement) por sus siglas en inglés, ha estado marcado por reiteradas amenazas de Trump de hacerlo saltar por los aires, pese a que los expertos advierten de que hacerlo no sólo perjudicaría a México y Canadá, sino también a la economía estadunidense, con consecuencias dramáticas para el empleo.
“Creo que probablemente acabaremos poniendo fin a Nafta en algún momento”, dijo el mandatario apenas unos días después de que hace un año comenzara la renegociación. “Personalmente, no creo que podamos llegar a un acuerdo porque han estado aprovechándose de nosotros”.
En abril de este año estuvo de hecho a punto de sacar a Estados Unidos de un tratado que ha triplicado el comercio entre los socios en sus casi 25 años de vida. Sendas llamadas de Peña Nieto y del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, lo convencieron de no hacerlo.
Luego Trump ha defendido en varias ocasiones la posibilidad de cerrar tratados bilaterales con México y Canadá, algo a lo que estos se oponen. Recientemente, en una carta al presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, instó a una “rápida” negociación final del acuerdo y advirtió que de lo contrario tomará un “camino muy diferente”.
En respuesta a sus amenazas, el ministro de Exteriores mexicano, Luis Videgaray Caso, llegó a advertir de que la decisión que tomara Washington podría tener un impacto en la cooperación de su país en temas de seguridad y migración. México, además, comenzó pronto a preparar un plan B por si Trump finalmente cumplía con lo que amagaba.
(En la imagen: La ministra canadiense de Asuntos Exteriores, Chrystia Freeland; el representante de Comercio Exterior de EU, Robert Lighthizer, y el secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo durante una rueda de prensa en octubre de 2017)