3 mayo,2021 7:00 am

Un compromiso a los 28 años de El Sur

El 3 de mayo de 1993 circuló el primer número de El Sur en varias ciudades de Guerrero. De modo que hoy cumplimos 28 años de aparecer ininterrumpidamente, cinco de ellos como semanario obligados por la crisis financiera de 1995.
No habríamos logrado esta que parece una gran hazaña –en un estado con más de la mitad de su población en pobreza extrema, con gobernantes generalmente autoritarios y en un contexto de recurrente violencia– sin el respaldo de los lectores y de los trabajadores del periódico –que llegó a los extremos del sacrificio en los primeros años– y sin el apoyo de ciudadanos que en diversas etapas han aportado recursos para salir adelante en momentos críticos.
Llegamos a este aniversario en una coyuntura de polarización política. Ésta se abrió desde las elecciones presidenciales de 2018 que ganó, y de manera contundente, el representante de un proyecto de desarrollo nacional antagónico al depredador que predominó por más de 30 años en el país.
La resistencia de las fuerzas derrotadas en buena lid en las urnas está siendo descomunal. Tienen a su servicio la mayoría de los grandes medios de comunicación que, a despecho de la pluralidad que pregonan, amplifican una sola voz.
Y Guerrero ha estado en el centro de esta guerra declarada en contra de las transformaciones por las que votaron más de 30 millones de ciudadanos.
Como ningún otro en la República Mexicana, el pueblo de Guerrero ha pagado un altísimo sacrificio porque en el país se respete el voto, y porque los gobiernos emanen de elecciones legales y legítimas.
Cientos de guerrerenses han sido asesinados en esta lucha desde la insurrección electoral que encabezó Cuauhtémoc Cárdenas en 1988. Y así le han pagado a los guerrerenses consejeros y magistrados de instituciones electorales que no existirían sin su participación histórica: negándoles el derecho a votar por el candidato de sus preferencias.
La decisión –que debió agraviar a todos los guerrerenses y no solamente a los morenistas– fue la desembocadura de una ofensiva mediática contra un candidato de izquierda cuya trayectoria ha seguido de cerca este periódico desde hace 28 años. En este linchamiento se ha atropellado en primer lugar a la verdad publicando y difundiendo mentiras a sabiendas de que son mentiras. Y festejando sin rubor la violación a derechos fundamentales consagrados en la Constitución nacional y en los tratados internacionales.
Qué pena que hoy 3 de mayo, instituido por la ONU como el Día Mundial de la Libertad de Prensa, tengamos que escribir aquí que vivimos uno de los peores momentos del ejercicio periodístico en México. Por supuesto que no convalidamos aquí excesos discursivos del presidente de la República contra medios y periodistas. Pero tampoco podemos omitir que predominan medios que no están al servicio de sus lectores y audiencias, sino de grupos de poder interesados más en desacarrilar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador que en la defensa de la democracia y de sus instituciones.
No podíamos abstraernos de esta oscura realidad al celebrar nuestro 28 aniversario. Pero es que no puede hablarse de la defensa de la libertad de expresión cuando ésta es solamente la libertad de una minoría; una minoría que controla a la mayoría de nuestros medios. Y que forman parte de un poder fáctico enfrentado a un poder legítimo, emanado del voto popular.
Desde su pequeña trinchera, El Sur le apuesta por seguir formando parte de un movimiento que contribuya a la democratización de la sociedad y de la política. Y lo quiere hacer aplicando las reglas de un periodismo profesional y no partidista; desde un periodismo que recupere el valor de la verdad y que defienda, sin excepción, los derechos fundamentales de las minorías y de las personas pero, también, de los pueblos a la educación, la salud, la vivienda, el trabajo, un salario digno y un ambiente limpio.
Y, por supuesto, el derecho a la información. Aquí seguimos