30 abril,2024 4:36 am

Un debate ríspido; tendencia (in)definida por el algoritmo y el país en vilo

Abelardo Martín M.

 

Es posible que uno de los problemas de la conversación cibernética es que establece el contacto pero no produce una verdadera conversación. El algoritmo produce una estadística y ésta, a su vez, la clasificación y la uniformidad entre quienes piensan y sienten de forma coincidente o similar. El intercambio de mensajes se produce a partir de la uniformidad y no del cuestionamiento y menos de la oposición o disidencia. Es decir, el intercambio de palabras, no necesariamente de ideas, es a partir de que haya coincidencia. Cada quien, de este modo, ve la realidad desde su algoritmo con el resultado de que se cumple el poema de Campoamor: “En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.

O sea que si uno es crítico o adversario del gobierno del presidente López Obrador, de la llamada 4ta. Transformación, de Morena o de la candidata Claudia Sheinbaum, seguro confirmó lo que ya había prefigurado en su imaginación: “el debate lo ganó Xóchitl”. Lo mismo ocurre al contrario, si se es crítico del neoliberalismo, del prianismo, seguro dio por ganadora a la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, la ex jefa de gobierno de la Cdmx.

Quizá por eso los debates se hayan convertido en casi inútiles, aburridos, miserables y muy, pero muy, aburridos, sosos y hasta groseros porque se caracterizan por la mentira, la acusación sin pruebas, la agresión corriente y el lenguaje limitado. Ni modo, ésta es la democracia que la clase gobernante se ha dado a sí misma en muchos lugares del mundo, no solamente en México.

Sin embargo, el segundo debate presidencial, celebrado el domingo pasado, cumplió las expectativas sin ofrecer grandes sorpresas. Fue un encuentro ríspido, en que cada una de las candidaturas siguió estrategias clásicas: la doctora Claudia Sheinbaum, como candidata puntera, logró no caer en provocaciones, presentar sus propuestas y no poner en riesgo su delantera; a su vez la candidata Xóchitl Gálvez, sabedora de que desde la segunda posición, su única posibilidad era reventar a quien lidera la carrera, cosa que no pudo lograr, aunque su golpeteo fue constante; Álvarez Máynez, en la cómoda posición de quien no tiene nada que perder y sí acaso algo que ganar, por ello desde el primer debate hay quienes lo ubican como el principal ganador, porque remonta desde muy abajo y cualquier avance es ganancia.

Los próximos días nos dirán con mayor precisión el resultado en la percepción popular, aunque las primeras encuestas levantadas en las siguientes horas del evento, le dan una ventaja a la candidata Sheinbaum, incluso por arriba de lo que se percibió en el primer debate. No obstante, en las redes sociales el prianismo o quienes se asumen apartidistas o “ciudadanos” dieron por derrotada a Claudia Sheinbaum y como indiscutible ganadora a Xochitl Gálvez.

En la exposición de la candidata morenista se destacaron las cifras macroeconómicas del país, como el incremento sin precedentes del salario mínimo, el crecimiento del empleo y la economía del país, que recientemente es superior al promedio de décadas, y la estabilidad de la moneda mexicana frente a otras divisas, entre otros indicadores. A diferencia de su intervención en el anterior encuentro, esta vez hubo una clara defensa de las estrategias seguidas por el Presidente de la República, cuya omisión en la ocasión inicial causó incluso la molestia de éste, aunque algunos observadores han señalado que ello le quitó tiempo a Sheinbaum para explicar más ampliamente sus propuestas.

A poco más de un mes de los comicios en que se definirá, además de la candidatura en cierto sentido testimonial de Movimiento Ciudadano, a la mujer que conducirá los destinos de la nación el siguiente sexenio. Anticiparon los opinadores expertos que éste sería el debate definitivo, pues si a partir de este ejercicio no se modifican sustantivamente las tendencias de voto, lo cual no parece haber ocurrido, será muy difícil que en la última confrontación, ya muy cercana a los comicios, se produzca algún cambio significativo. Esa cercanía hará que en el futuro inmediato, la atención de la ciudadanía y de los medios de información, así como de quienes navegan por las redes sociales, esté puesta en las noticias de ésta y del resto de las campañas electorales que ahora se llevan a cabo en todo el país.

Desde luego, en otras dimensiones la vida sigue en México y en el mundo, pero otros factores serán vistos en estos días en un segundo plano. Hay sin embargo algunos focos rojos, como la prolongada sequía en el territorio nacional que no acaba de terminar, o los referidos al clima de violencia e inseguridad que tampoco cede.

Estos flancos son los que le dieron a Xóchitl Gálvez, la candidata opositora, materia para sus reiterados ataques en el debate, y en particular el deterioro de la seguridad pública es lo que da base a su principal eje de campaña. Ése será además el tema del último debate en mayo. En relación con ese factor, a partir de ahora y en los próximos días, el movimiento de los padres de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala hace casi un decenio, se estará manifestando nuevamente. El fin de semana en la ciudad de México realizaron una marcha e instalaron un plantón en el Zócalo, frente a Palacio Nacional. No han cejado en su exigencia de justicia, y demandan una reunión con el Presidente, para la cual les han puesto condiciones que ellos no han aceptado, como que sea después de las elecciones, que acudan sin abogados e intermediarios, entre otras.

A cinco meses de que se cumpla el décimo aniversario, no se ve que su protesta vaya a acallarse, por el contrario. Y éste puede ser uno de los principales dolores de cabeza rumbo a la inminente elección.

Los siguientes días serán intensos, el nivel de agresividad de las campañas electorales de todos los niveles, en especial la presidencial aumentará sustantivamente, la andanada de spots para confirmar la llamada “democracia del spot” también saturará a todas las audiencias de los medios electrónicos, la radio y la televisión vomitarán spot tras spot hasta asquear a ciudadanos indemnes que ya dan por resuelta la contabilidad de los votos, pero confían en que el mayor número de personas de 18 años, sean o no ciudadanos genuinos (en la responsabilidad del concepto) salga a votar para derrotar a López Obrador, quien no estará en una boleta por primera vez en 24 años.

O sea que de aquí al 2 de junio próximo cada quien, de acuerdo al algoritmo tendrá a su ganadora aunque la realidad esté, todavía, por verse.