1 octubre,2018 6:47 am

Un discurso de la Cuarta Transformación en una ceremonia con prácticas del pasado

Crónica de la toma de posesión de Adela Román
Aurelio Peláez
Acapulco, Guerrero, 1 de octubre de 2018. Adela Román amanece como alcaldesa de Acapulco, en su primer día, la mañana de este domingo en la zona Diamante de Acapulco, donde toma protesta como tal en una ceremonia nada diferente ni inédita a la de otros procesos. De Evodio Velázquez, el alcalde saliente, que recién entregó el gobierno anterior, sostiene un taxista: “Ése ya se peló”.
Evodio salió por la puerta de atrás, se inventó una sesión la noche del sábado para entregar el gobierno y no exponerse al vituperio (palabra muy de su uso), y pues sí, algo le hubiera tocado, si hasta al enviado del gobernador al acto, su secretario de Finanzas, Tulio Pérez Calvo, le silbaron en su breve discurso de cinco minutos, y con todo y que ofreció el total respaldo al nuevo Ayuntamiento de Acapulco. Será por eso de los decomisos de posibles proyectiles en los arcos de metal, en el acceso al centro de convenciones Mundo Imperial, que pudieron lanzarse a los políticos. El reportero apunta: cuatro sándwiches, dos tortas, dos frutsis y tres plátanos, uno de ellos sospechosamente verde.
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Que se anote. Este domingo 30 de septiembre asumió como alcaldesa Adela Román Ocampo. Acto citado a las 11 am en la zona Diamante, que para muchos es pues como otra ciudad. Allá tan lejos y con su motor propio. Pero se comienza después de las 12. La Cuarta Transformación no tiene prisa, pero para los acapulqueños, estos tres meses entre la elección y la huida de Evodio (palabras del taxista) han sido los más largos de su vida. El que va que tira para pasar a la historia de Acapulco como el peor alcalde de su historia, no quedó bien con nadie. Ni con el PRD, su partido.
Pero entonces sale, como decíamos, el lado sadomasoquista de la Cuarta Transformación. Si ya esperaron tres meses, una hora qué. Y la zona VIP, porque la hubo aún en tiempos de la Cuarta etc., resulta que quienes la ocupan tienen la misma química que la zona de gayola donde se ubicó al pueblo sabio… ahí apresurado buscando una salida el notario Jorge Ochoa Jiménez, el mismísimo amigo del innombrable, el jefe de la mafia del poder Carlos Salinas, y de su papá Raúl Salinas, buscando baño y preguntando si lo van a dejar regresar a su apreciada silla… los empresarios Jaime Camil y Tony Rullán, a paso de viejitos, es que ya llevaban como una hora y media, y que las edecanes de la Cuarta etc. ni saben quiénes son y si se salen ya no regresan señores, y que no salen.
Regresa Jorge Ochoa, y dice, aliviado: “Nada como tirar el agua”.
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Al gobierno de la Cuarta etc. le falta generar el nuevo discurso y la nueva práctica del poder. O de su poder. Todo es una incógnita. Como que ahí hay gueto encerrado. En dos ocasiones Adela Román se refirió de manera directa al apoyo del próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador, en su discurso. Y días antes contó que esperaba un espaldarazo al arranque de su gobierno, con su presencia en la toma de protesta, de al menos uno o dos próximos secretarios federales, entre ellos el de Educación, Esteban Moctezuma. No llegó nadie. El espacio lo ocupa el gobernador (con su enviado); líderes sindicales del PRI; empresarios locales en tratos siempre con el gobierno en turno; fulanito de tal, ajonjolí de todos los moles; el siempre asesor del PRI, que lo va a seguir siendo con la alcaldesa electa de Morena. “Para que le buscas, Morena es eso, mucha gente que viene del PRD y antes del PRI”, dice A.
–Adela no viene del PRI –se le aclara.
Es hija del comunista y marxista Nicolás Román Benítez, par del comunista y periodista, ya fallecido, Miguel Aroche Parra, cosa de los años 60 del siglo pasado. De una amplia carrera en la burocracia estatal que comenzó siendo directora a los veintitantos, la primera mujer en el país, dicen, de la vieja cárcel de Acapulco, la de Hogar Moderno, hoy Centro de Salud, en tiempos del gobernador Rubén Figueroa Figueroa, cuando no se movía una hoja de un árbol sin que él lo supiera, eso dicen. En esa línea entre la carrera judicial, donde más vale ser oficioso, y la política, donde ha tirado para la izquierda (síndica en el primer gobierno no priista de Acapulco con Zeferino Torreblanca –decir que del PRD sería una desmesura– y diputada local por el PRD) se ha manejado Adela. Así que esos de Morena, cuídenla, procúrenla.
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De paso, Adela, la ex jueza, la magistrada con licencia en ese mundo conservador que es el poder Judicial, reivindica las figuras de Lucio y Genaro, de Amadeo Vidales y de María de la O, que en su momento no fueron bajados de roba vacas, invasores o gavilleros por sus colegas abogados.
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La elocuencia no es el fuerte de Adela Román. Generar emociones desde la tribuna tampoco. No le ayudaba además tener este domingo en las primeras filas del público al pueblo VIP. El pueblo sabio, al fondo. Pero tampoco el equipo de sonido era bueno que se diga. Doce veces le aplaudieron en ideas que ameritaban un énfasis que quedó a deber, pero que bien revisadas implican un deslinde y un señalamiento al alcalde (¿huido, escurridizo, ausente tirando a prófugo?), Evodio Velázquez. Dijo Adela:
–(El pueblo estaba) agobiado por la inmoralidad de gobiernos hundidos en la corrupción e impunidad
–Hemos retrocedido a épocas de ilegalidad que pensábamos ya superadas.
–(A Acapulco lo afectaron) la corrupción de administraciones municipales pasadas, la incapacidad y la indolencia de funcionarios.
–(Propone) rescatar Acapulco y combatir los problemas del municipio desde su raíz.
–(Combatir el) dispendio y la suntuosidad, son los vicios que han afectado gravemente al erario público.
–(Es) urgente atender en este sentido de manera inmediata los problemas de agua potable, saneamiento básico y alumbrado público.
Y da su respaldo a la Fiscalía General de la República “por su compromiso demostrado recientemente”, al intervenir la Policía de Evodio.
Palabras de Adela.
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¿Rescatar a Acapulco? Cosa de nostálgicos. Cada gobierno propone rescatar Acapulco. ¿Pero cuál? “Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino! / y en Roma misma a Roma no la hallas.”
La mañana del domingo, saldo de la violencia del sábado, cuatro muertos. Mañana del día anterior, foto de portada de El Sur, un baleado en la Costera, al lado del periódico, cosa de las 11 de la noche. Los balazos se oyen en la Redacción. Entre el 100% Natural y el Kentucky. Al otro lado de la calle, la zona de bares donde veinteañeros los más, terminan la semana. La ambulancia llega rápido. Cual si estuviera en la esquina. Un herido. Lo menos. Al otro lado, en las mesas de los bares, al aire libre, nadie se mueve.
–Fueron seis balazos –dice ella.
–Qué, ni madres, fueron diez.
“Yace donde reinaba el Palatino; / y limadas del tiempo, las medallas / más se muestran destrozo a las batallas / de las edades del blasón latino.” (Quevedo, A Roma sepultada en sus ruinas.)
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Adela Román debió estar en la secundaria cuando se dio lo del 68. Lee seguramente lo que llegaba a su padre, lector marxista, y que le proveía Miguel Aroche Parra, quien también fue librero y autor de uno de los clásicos de denuncia sobre el despojo de la burguesía alemanista de los bienes de los acapulqueños originarios, La arrebatina campesina en Acapulco. Así tiene contexto, así se entendería mejor y no como consecuencia de que hace más de doce años lo haya puesto de moda la esposa del presidente Fox, Martha Sahagún, la palabra “empoderar”
“La tarea principal de este gobierno será empoderar a la ciudadanía como coadyuvante del ejercicio de gobierno”, dijo en su mensaje, un inédito mensaje, un parteguas en el discurso del poder de la inercia de los gobiernos autoritarios del PRI y de “lo que diga mi dedito”.
Agrega: “No pretendo hacer malabares con el poder para beneficiar a unos y perjudicar a otros. Que se entienda bien: el poder es del ciudadano”.
Y convoca “a construir las Asambleas Ciudadanas por medio de las cuales la sociedad será gobierno, se empoderará y se responsabilizará del destino de su municipio. Ya basta de los gobiernos de unos cuantos”.
El sueño de los jóvenes del 68. Más o menos. La imaginación al poder. Nostalgia. ¿Pensó Adela en eso? A saber. Las imaginación original la mató Zeferino, si acaso el primer alcalde de Acapulco (o el segundo tras Juan R. Escudero), en llegar con un amplio apoyo de la sociedad civil (la organizada, precisaría Carlos Monsiváis), y que luego se encargó sistemáticamente de desorganizar. En el tiempo moderno.
¿Delegará Adela el poder en los ciudadanos? A saber. Cuentan muchos que trae un hermano por ahí, a saber, que tiene mucho de Sociedad Civil.
Pero lo de empoderar suena bien.
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¿Y entonces, hay una nueva clase política? ¿Ya desapareció o está a punto de desaparecer el PRI? Invitados VIP a la toma de posesión de Adela, los senadores Félix Salgado y Nestora Salgado (quien al parecer salió al baño antes del acto y ya no regresó); el ex gobernador (de la izquierda) Rogelio Ortega Martínez. Los ex alcaldes Alberto López Rosas (ex PRD y ahora Morena), y Luis Uruñuela Fey, por MC o por gracia de su compadre, Luis Walton, quien al parecer no resuelve añejas rencillas personales con Adela, porque no llegó. Tampoco Zeferino Torreblanca. No llegaron los ex alcaldes priistas Juan Salgado, Manuel Añorve ni el ex gobernador (ex del PRI y del PRD), Ángel Aguirre Rivero, ocupado en quedarse con la franquicia del PRD en Guerrero.
El cuadro se ve raro. Ni los nuevos políticos empoderados se acomodan con el poder fáctico (el luchador social Eloy Cisneros Guillén en la fila con la familia Palazuelos) ni los nuevos se acostumbran al poder (algún morenista grita desde el fondo, costumbre de opositor, algo que inquieta a los VIP).
Ya en el 2000, con la llegada del panista Fox a la presidencia se habló del fin del PRI, y en el 2012, cuando despertaron, el dinosaurio seguía ahí.
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–¿Ya se van?
­–Ya carnal.
–¿No se van a quedar al chayo?…
Un periodista que no cree que vaya en serio la honestidad valiente de la Cuarta etcétera.
 
 
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