14 agosto,2024 5:09 am

Un paréntesis encantado 

 

 

 

Gaspard Estrada

A partir del 26 de julio, París vivió una suerte de efervescencia deportiva. Los juegos olímpicos invadieron las calles de la capital francesa, en un ambiente de optimismo y fraternidad, lejos de las predicciones catastrofistas de buena parte de la comentocracia francesa, que había enterrado por adelantado las posibilidades de éxito de la justa olímpica.

En efecto, al contrario de todas las competencias anteriores, estos juegos fueron diseñados para llevarse a cabo principalmente fuera de los estadios y en medio de la urbe, para darle brillo a la historia y a la arquitectura de la Ciudad Luz.

Está opción era arriesgada, en el sentido de que es mucho más complicado garantizar la seguridad en un espacio tan grande y con tanta gente en la calle (se estima que más de 200 mil personas asistieron a la ceremonia de apertura en el Sena), que en un lugar cerrado como un estadio.

Además, el día de la inauguración, unos vándalos (no han sido identificados aún) lograron sabotear varios ejes de señalización de las líneas de tren de alta velocidad (los TGV), provocando miles de retrasos y cancelaciones. Sin embargo, las cosas se llevaron a cabo como lo previsto y la ceremonia inaugural se presentó brillantemente a lo largo del río Sena.

Si bien, algunos pasajes de esta fiesta audiovisual fueron objeto de críticas, en particular en países con una presencia importante de cristianos o musulmanes, esta primicia logró conseguir un aplauso global y constituyó el puntapié inicial de quince días frenéticos de deporte al más alto nivel.

Paralelamente a la competencia deportiva también existe una suerte de batalla deportivo-diplomática, teniendo en cuenta que muchos países invierten cuantiosas sumas de dinero con el objetivo de obtener el mayor número de medallas posibles, y así, reafirmar su rango y su estatus.

Ese fue el caso de Francia, que invirtió masivamente desde hace 7 años (cuando París obtuvo el estatus de ciudad sede) para aumentar el número de atletas capaces de ganar medallas. Toda una estructura de soporte logístico y de preparación física fue armada por el gobierno, junto con los gobiernos locales y las federaciones deportivas. De esta manera, los atletas pudieron entrenarse en buenas condiciones y los resultados están aquí: Francia logró colocarse en el quinto lugar del tablero de medallas, con 64, lo que representa el mejor resultado en la historia de ese país en unos juegos olímpicos.

Paradójicamente, este éxito deportivo coincide con un momento político extremadamente tenso y adverso para el presidente Emmanuel Macron. Tras la sorpresiva disolución de la Asamblea Nacional en junio pasado y los asombrosos resultados de esta elección, que se tradujo en una fragmentación inédita de la Cámara de Diputados (11 partidos representados), la situación política parece bloqueada. Ninguna fuerza política es capaz, por sí sola, de constituir una mayoría que le permita gobernar.

Si bien este escenario ya existía desde 2022, fecha de la elección legislativa anterior, la situación es aún más complicada para el presidente Macron que perdió a más de setenta congresistas entre 2022 y 2024.

Es decir, sin una coalición con la derecha, o con un sector de la izquierda (una opción menos factible), los números no cuadran para el jefe del ejecutivo francés.

En este escenario, los juegos olímpicos constituyeron una bocanada de aire fresco para Macron. El presidente ha comenzado a pensar en algunas fórmulas de gobernanza, en particular hacia la derecha y en menor medida, hacia el centro izquierdo.

Sin embargo, las perspectivas económicas de corto plazo serán complejas. Hace poco más de un mes, la Comisión Europea lanzó un proceso de infracción contra Francia por sus déficits presupuestales “excesivos”, lo cual va tener una traducción financiera para ese país.

En las próximas semanas, el gobierno tendrá que presentar una propuesta de presupuesto para 2025, en el cual el déficit público tendrá que disminuir de manera considerable. Pero sin mayoría política en el Congreso, ¿cómo obtener recortes presupuestales significativos?

Esa es una de las múltiples preguntas a las que tendrá que responder Emmanuel Macron tras una “ tregua olímpica” más que exitosa.

 

 

 

*Miembro del comité asesor de la Unidad del Sur Global de la London School of Economics (LSE)

 

X: @Gaspard_Estrada